Han pasado casi 20 años en que Roland Emmerich sorprendió al mundo con una película que supo combinar bien la acción, la ciencia ficción y el cine de desastre con Día de la Independencia. Muchos factores hicieron que la cinta se convirtiera en una cinta que se acomodó inmediatamente en la cultura popular de la década de los noventa.

Esos factores incluyen la presencia de una estrella en ascenso como fue Will Smith, la de actores experimentados como Randy Quaid, Bill Pullman y Jeff Goldblum, una historia que supo guiarnos al mejor momento de la película (ese poderoso ataque que dejó a Washington, Nueva York y Los Ángeles sin sus edificios más importantes) y una resolución que estuvo inspirada en Star Wars: El Regreso del Jedi.

Veinte años después tenemos por fin Contraataque, la secuela de la cinta de 1996, la cual nos muestra caras conocidas (y avejentadas o ya creciditas) asi como nuevos personajes, un nuevo entorno, una nueva guerra, ¿qué nos pareció?

Para empezar debemos comentar la presencia de varios actores de la cinta anterior, Jeff Goldblum, Bill Pullman, Brent Spiner, Vivica A. Fox y Judd Hirsch. Mientras tenemos también una camada de nuevos personajes que interpretan Liam Hemsworth, Usher, William Fichtner, Travis Tope, Maika Monroe, Sela Ward, Charlotte Gainsbrough y Angelababy.

 

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Es bueno ver de vuelta a Levinson y a Whitmore

La trama nos cuenta como la Tierra ha reforzado su defensa y mejorado su tecnología tras la invasión alienígena y se ven más que preparados para cualquier invasión, solo que los alienígenas, respondiendo a una señal de auxilio de los primeros invasores, han decidido traer naves más poderosas para invadir la Tierra, sin embargo, varios secretos saldrán a la luz y los terrícolas deberán usar su ingenio para poder salvarse de la invasión porque esta vez luce más difícil de vencer.

Hay un serio problema con esta película, cuando sales, te quedas con la idea de que, de alguna manera, Emmerich intentó mezclar las fórmulas que había sabido explotar bien en la primera cinta, como el estrés post-traumático que algunos personajes tienen como el caso del ex-Presidente Withmore (Pullman) y la extraña conexión con los alienígenas que le quedó, algo que aprovechan bien en el Doctor Okun, quien regresa para convertirse de pronto en el factor cómico de la cinta como el científico casi loco que, de alguna manera, sobrevivió a lo que pasó en la primera cinta y ahora hasta es una caricatura de lo que fué en la primera cinta.

Pero si de los personajes que regresaron, como Okun, como Withmore y, sobre todo con los Levinson (padre e hijo), que no perdieron nada de lo que tenían de la primera cinta y se aprovechan al máximo, no podemos decir lo mismo de uno o dos personajes de la trama que solo tienen una breve presencia para darle peso a los personajes más jóvenes.

 

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Se supone que esta es la escena más importante de la cinta y aún no puedo entender dónde está la nave.

Y el problema si se torna serio con los nuevos personajes, a falta del Coronel Hiller (al no llegarle al precio a Will Smith), dos personajes intentan tomar su posición, un Jake Morrison (Liam Hemsworth) que trata de tener el carisma y los diálogos importantes y un Dylan Hiller (Jessie Usher) que nos da una demostración de que no tiene nada que dar en actuación, que como actor es un excelente cantante y bailarín. Y créanme, ni los dos juntos llegan al nivel de carisma y emoción que supo imprimir El Príncipe del Rap en la primera cinta.

De ahí tenemos a otros personajes, como una bien plantada Maika Monroe como al hija del ex-presidente Withmore que sale muy bien a relucir que se puede robar varias escenas, una Sela Ward que se sostiene bien como la Presidenta de Estados Unidos, una Charlotte Gainsbrough que solo vino a cobrar el cheque, una modelo china llamada Angelababy que saca bien sus escenas pero no da más, un Travis Tope que solo logra sacar bien unos cuantos chistes como el geek amiguito de Morrison y Deobia Oparei que sorprende como el guerrillero que sabe más que muchos como es vencer a un alienígena cuerpo a cuerpo.

Y tenemos que continuar revisando ese conflicto que Emmerich intenta contarnos, con ese estilo que usa de las cintas de desastre donde intenta contar varias historias cortas para luego enlazarlas en la trama principal, algo que sabe hacer funcionar, pero termina también aburriendo, pues es tanto el interés de Emmerich en intentar explicar los cambios que habrá en este universo, que deja el evento que tanto estábamos esperando a una hecatombe caótica que apenas y sabe mostrarnos que hay destrucción y algunas pérdidas de vida importante, pero nada que ver la forma en que destruyen Londres y Hong Kong, al ya emblemático ataque de la descarga de plasma de la primera película.

 

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«….¡por la hor…! perdón, película… no, videojuego equivocado»

Tampoco queda en claro algunos detalles de los personajes y como algunos llegaron a la historia, de hecho el personaje de Vivica Fox es prácticamente un cameo y no explica realmente mucho su posición en ese momento de la trama. Emmerich trata de compensar el desorden en su trama con una cantidad inesperada de personajes que intentaron meter su chiste a cada momento, vamos, si les era fastidioso Julius Levinson en la primera cinta, aquí desearán que acaben pronto con él, el Doctor Okun es incómodamente gracioso, hay un ejecutivo que de pronto se junta con el guerrillero africano y trata de meter chistes a cada rato, en fin, solo faltó que hasta entre los alienígenas alguien contara un chiste.

En lo particular, me parece que Emmerich se vio muy influenciado por otra franquicia, por Transformers, y si bien, no hace explotar el agua como Michael Bay, sus efectos estuvieron muy cerca de lograrlo. También en su forma de manejar los personajes y en la forma tan descarada de decirnos que habrá secuela, poco faltó para que Optimus saliera a defendernos de una invasión que, si bien, mantiene mucho del espíritu de la primera cinta, carece del carisma de esa cinta y ese intento de expandir aún más este universo, nos hace pensar que la franquicia durará más de tres películas.

 

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Si la película no es de la franquicia de Los Juegos del Hambre, el ver este rostro en una película es sinónimo de desastre.

Día de la Independencia: Contraataque falla en fusionar bien los tres géneros que intenta utilizar y si bien sobrevive como cinta de acción, no llega ni a los talones de una cinta de desastre, aunque mantiene firme sus bases de ciencia ficción. En lo particular, la cinta llega demasiado tarde, en una era donde los superhéroes y Star Wars llegaron para quedarse y una secuela de una cinta de hace 20 años termina sobrando.

Emmerich es el maestro del desastre, solamente que esta vez, su cinta si termina siendo un desastre.

 

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