¿Quién puede negar que el amor se da en todos lados, incluso en la guerra?

Suite francesa (en francés, Suite française) es el título de una novela de la escritora judía francesa Irène Némirovsky. La autora nunca llegó a terminar la novela pues fue arrestada y deportada a Pithiviers y más tarde a Auschwitz, donde murió. Su escrito, inconcluso, fue conservado por sus hijas, pero permaneció inédito hasta 2004. En ella pretendía retratar la vida en Francia durante la invasión y ocupación alemana. En ella se retrata la huida de los ciudadanos de París en las horas y días inmediatamente anteriores y posteriores a la invasión, y muestra la vida en un pequeño pueblo de provincia al este de la capital, Bussy, en los primeros meses de la ocupación.

Esta adaptación nos llega de la mano de Matt Charman (El puente de los espías) y Saul Dibb (La duquesa), siendo este último quien dirige la cinta, habiendo sido filmada en varias locaciones de Bélgica y Francia. De buenas a primeras, el nombre de la película puede sonar extraño, y más aún si investigamos el origen de la misma. Pero, los invito a continuar leyendo mi reseña…

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Kristin Scott Thomas interpreta a Madame Angellier, el personaje más fuerte de toda la trama. Con un hijo en el campo de batalla, debe serlo para no perder la cordura.

La historia nos narra el principio de la ocupación alemana en Francia, en la que varias familias de un pequeño pueblo llamado Bussy deben alojar en sus casas al enemigo. Madame Angellier (Kristin Scott ThomasNo se lo digas a nadie, Hace mucho que te quiero) y su nuera, Lucile Angellier (Michelle WilliamsDawson’s Creek, Shutter Island), son los personajes principales del filme. Por supuesto, una vez que arriban los alemanes, comenzaremos a conocer al resto de los personajes, entre los que se encuentran Benoit Labarie (Sam RileyControl, Maléfica) -un granjero lisiado que deseaba enlistarse en el ejército francés- y su esposa Madeleine Labarie (Ruth WilsonAl encuentro de Mr. Banks, Locke), el visconde de Montmort y su esposa (Lambert Wilson y Harriet Walter), en el lado alemán, el teniente Kurt Bonnet (Tom SchillingNapola escuela de élite nazi, La dama de oro) y el teniente Bruno von Falk (Matthias SchoenaertsEn los jardines del rey, La chica danesa). Este último se convertirá en uno de los personajes centrales al paso del tiempo.

En esta película vemos por lo que debió pasar el pueblo de Bussy con la ocupación nazi, entre intrigas y traiciones para conservar la relativa paz en la que vivía cada familia, aún después del asalto, a la vez que exploramos los sentimientos de los seres humanos que, incapaces de separar el patriotismo de su humanidad, terminan vinculándose y actuando como tales, y no como miembros del engranaje social o el sistema militar. Suite Francesa nos permite echar un vistazo a través del tiempo.

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Matthias Schoenaerts nos regala su gran interpretación del teniente Bruno von Falk, un oficial alemán que se aloja en la casa de la familia Angellier.

Por alguna razón, las películas basadas en historias de la Segunda Guerra Mundial ya no venden tanto como antes. Será que ya lo hemos visto todo o que las obras de los últimos años nos han dejado algo inconformes. Suite Francesa no se escapa de este juicio, no porque las interpretaciones sean malas, sino porque no nos creemos la parte amable de los nazis después de ver las atrocidades de las que fueron capaces en incontables películas y documentales. Sin embargo, al estar basada en una novela escrita por una mujer judía, que posteriormente cayó presa de la garra anti-sionista del ejército alemán, tiene un valor inusual y especial. No todos los alemanes fueron unas bestias inconscientes. Muchos de ellos sólo seguían órdenes.

Precisamente, el teniente Bruno von Falk es un personaje dulce, un hombre que cumple con su deber porque todos los hombres de su familia estuvieron en el ejército. Él, un compositor, no podía exentarse de dicha obligación, aún cuando en toda su carrera militar jamás había asesinado a nadie. Del otro lado tenemos a Lucile Angellier, que se casó por compromiso y pretendió durante mucho tiempo haber estado enamorada de su esposo, que se marchó para servir en el ejército francés una vez que se supo que Alemania pretendía invadir Francia. Podemos pensar que su relación fue accidental o estuvo destinada. Pero lo cierto es que las interpretaciones que nos ofrecen Matthias Schoenaerts y Michelle Williams, nos dejan claro que comprendieron por lo que estos dos personajes debieron pasar, y nos lo dejan ver en pantalla. Sobre todo ella, su entrega frente a la cámara es excepcional y muy llena de emociones que trasmite al espectador de una forma casi infalible.

Sin embargo, el personaje más fuerte de la trama ha sido el caracterizado por Kristin Scott Thomas, Madame Angelliere, una mujer madura que hace todo lo posible por conservar su estatus social. Ella es quien guía a su nuera, quien sufre más la ocupación, y quien con sus acciones, finalmente, cambiará el rumbo de la vida de Lucile. Dentro del esquema de acciones y repercusiones, debemos mencionar también al visconde de Montmort y a Benoit Labarie, y sin embargo, no todo el elenco brilló en Suite Francesa, pero considero que fue un error de la adaptación al guión, y no tanto el desempeño actoral, pues todo el elenco está compuesto de personalidades que saben lo que hacen y cómo lo hacen. Sí, es muy notorio el poco uso que dieron a ciertos personajes. Aunque no he leído la novela, lo confieso, no creo que sea un problema de origen y personalmente me inclino más a señalar la poco experiencia de Matt Charman y Saul Dibb. En cuanto a los escenarios y la música, toda la ambientación, fue adecuada, pero no destaca especialmente en nada, a no ser por los panfletos que los nazis pegaban en las calles, y que posiblemente sean los originales, pues se guarda una gran colección de estas imágenes en varios archivos históricos.

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El amor puede nacer incluso en las situaciones más extremas y vincular a dos almas de bandos opuestos.

Suite Francesa es una buena película gracias a las interpretaciones del cuerpo actoral, pero el guión muestra algunos vacíos que, presumiblemente, no son los de la novela, pues la película cubre los dos primeros fragmentos que sí fueron terminados, y nos deja el desenlace sugerido, tal como lo describió la autora en sus manuscritos. Como homenaje a una mujer que pereció en los campos de exterminio, una novelista que no llegó a ser, esta película tiene su peso. Pero, no nos engañemos, se requiere mucho más para llegar al gusto del público, y puede ser que una novela rosa envuelta en un conflicto bélico no sea del gusto de todo el mundo. Le doy un siete.