Desde el fallecimiento de Steve Jobs en el año 2011, los diferentes medios visuales han intentado llevar a cabo la mejor representación posible de la vida del empresario norteamericano, sobretodo en ese periodo cuando fue despedido de la compañía que había fundado, Apple, y de cómo tuvo la capacidad de rescatarla y convertirla en una empresa que ofreció productos innovadores en la década pasada.

En el 2014 tuvimos una cinta que protagonizó Ashton Kutcher, que fue duramente criticada por no llevar realmente una relación de los eventos de la vida de Jobs y por la representación tan pobre de Jobs y la gente alrededor de él que prácticamente hicieron que se notara esa extraña urgencia del comediante en mostrar una semblanza que cubriera los eventos mas importantes de su vida y no la de hacer un trabajo de calidad.

Este año, bajo la dirección de Danny Boyle (Quisiera Ser Millonario) tenemos otra semblanza de la vida de Steve Jobs, ahora encarnado por Michael Fassbender (X-Men: Primera Generación) y con un guión de Aaron Sorkin (La Red Social) quien adaptó segmentos de la biografía oficial de Walter Isaacson.

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Sin duda es difícil identificar visualmente a Fassbender con Jobs, pero sabe ponerse en sus zapatos.

La historia nos cuenta tres eventos en la carrera profesional de Jobs, básicamente, los lanzamientos de tres computadoras fundamentales en su carrera: la Macintosh en 1984, la NeXT en 1988 y la iMac en 1998. Son tres actos que Boyle cuenta de tres maneras distintas, con tres formas distintas de utilizar la cámara y puede presumir de tres tipos de banda sonora. Lo único que no cambian son los personajes y los problemas alrededor de ellos.

Estos personajes son Steve Wozniac (Seth Green) el cerebro detrás de la Apple II; Joanna Hoffman (Kate Winslet), la ejecutiva de marketing y mano derecha de Jobs; John Sculley (Jeff Daniels) el Presidente de Apple cuando se lanzó la Mac; Andy Hertzfield (Michael Stuhlbarg), miembro del equipo de desarrollo de la Apple II y Lisa Brennan (interpretada por tres actrices distintas), la hija no reconocida de Steve Jobs.

Sin quererme meter a dar muchos detalles de la trama, los tres actos, tan similares, pero tan distintos al mismo tiempo son utilizados correctamente por Boyle para mostrarnos diferentes subtramas basadas en la relación que Jobs tuvo con cada una de estas personas e ir descubriendo poco a poco los problemas profesionales y personajes que tuvo Jobs en ese periodo de su vida, de ir observando detalles personales tanto de él como de los demás personajes como si fuera un montaje teatral que se compone perfectamente, casi al punto de decir que alguien podía adaptar esto al teatro sin tener ningún problema.

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Los personajes se desenvuelven en tres actos en tres distintas épocas.

El aspecto más arriesgado de la cinta es explorar a Jobs, una persona tan aclamada como criticada en la vida real, como el hombre que alzó la mano y lanzó productos que fueron riesgosos pero exitosos en su momento, pero que no sabía dar mérito al trabajo de los demás, algo que resaltó mucho en la producción del 2014, al grado de la sobreactuación, y que Michael Fassbender sabe tomar de una manera mas humana y nos hace olvidarnos por completo de la carencia que tiene al no parecerse físicamente al exlíder de Apple. Sabe retratar bien la juventud del personaje en un acento de voz que no le conocía y es preciso al retratar al personaje en las tres etapas que muestra esta historia, al punto de que si sabe vender a su personaje, tiene interacciones formidables con Kate Winslet, Seth Rogen y Jeff Daniels y me parece que se perfila a su segunda nominación al Óscar.

Aunque debo subrayar que el mayor problema de la representación de Steve Jobs en la cinta es un error en el vestuario que cualquier fan de hueso colorado de Apple no va a perdonar y que parece obedecer más al fan service que a la forma de mostrar dicha escena. Alguien con la sensibilidad a la perfección que tenía Jobs en la vida real, odiaría esta cinta por ese pequeño detalle.

No podemos demeritar la forma en que Kate Winslet ya está pidiendo a gritos otro Óscar al interpretar a Joanna Hoffman, un personaje que es una auténtica montaña rusa de emociones, tratando de mantener todo bajo control y no solo la agenda detrás de cada evento, sino la agenda dentro de la cabeza y corazón de Jobs, es un personaje que luce incansable por momentos y frágil en otras ocasiones, no hay nada que evite que Winslet sea considera para alguna premiación.

La interacción entre Winslet y Fassbender da varias de las mejores escenas de la película.

Seth Rogen y Jeff Daniels tienen sus momentos, saben lucirlos y aunque me cuesta trabajo saber si realmente Rogen retrata bien a Wozniac, me agrada ver que Rogen no se atora en la forma en que usualmente representa a sus personajes comunes, y Boyle le saca realmente unos momentos formidables en la película. Jeff Daniels en tanto tiene también su momento, el cual se retrata en una doble escena que sabe trabajar muy bien Boyle, que ayuda a resaltar la capacidad de Daniels y contrastarla con el trabajo de Fassbender, de esos momentos que te recuerdan porque Boyle ya es una referencia de Mejor Director en muchas cintas.

Boyle logra hacer una producción que no se mete mucho con detalles fuera de los tres eventos. De hecho, cuando tiene que apretar el botón de avance rápido lo ejecuta bastante bien con montajes bien elaborados que nos evitan perder tiempo con un exceso de datos, incluso su cortinilla de entrada que me hizo recordar la forma en que los canales de cable muestran los créditos pero también el siguiente programa, nos evita la fatiga de ver una escena larga e innecesaria con créditos encima. Por el contrario, nos muestra una referencia histórica muy agradable.

La banda sonora de Daniel Pemberton contribuye mucho al desarrollo de estos tres actos comenzando con música electrónica similar a la que se escuchaba en los setenta y ochenta, para pasar a una banda sonora más orquestral y, finalmente, a un sonido más digital, más de la música que envolvió la salida de productos como la iMac o el iPod. Esa forma de trabajar la música me encantó, sobretodo en la primera parte.

Hay muchas curiosidades en esta cinta que les invito a descifrar, incluso, en la forma en que se filmó esta película y el carácter tan teatral del filme. Boyle hace un experimento que le agradará al espectador, aunque no se supo vender bien en Estados Unidos, quizá espantados por la cinta del 2014, por el poco parecido de Fassbender con Jobs, pero que no debe de ser causa de evitar una de las mejores cintas biográficas del año, que hasta puede sonar a unas cuatro o cinco nominaciones a los Premios de la Academia.

Calificación: 8.5