Muchos conocen el sufrimiento de ser obligados por nuestros padres a realizar alguna actividad deportiva o cultural con el fin de enseñarnos algo fuera de la escuela, pero la mayoría de las veces lo sentimos como una obligación y pasamos por alto cualquier enseñanza que obtengamos. 

Bajo esta premisa llega Mixed Doubles de Junichi Ishikawa, que llega a México gracias al Konnichiwa Festival 2018 y que estuvo disponible el 12 y 13 de Mayo en Cinépolis de las siguientes ciudades: CDMX, Aguascalientes, Cd. Juárez, Chihuahua, Guadalajara, Hermosillo, Irapuato, León, Mérida, Morelia, Monterrey, Oaxaca, Pachuca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tijuana, Veracruz, Villahermosa. 

 

Dirigida por Junichi Ishikawa y escrita por Ryota Kosawa, Mixed Doubles narra la historia de Tamako Tomita, quien fue obligada de niña a practicar Ping Pong ya que su madre era campeona nacional. Considerada como una prodigio, Tamako se alejó del Ping Pong tras la muerte de su mamá y decidió tener  una vida tranquila lo más alejada del Ping Pong que pudiera, pero la vida le juega una broma pesada al enamorarse a sus 28 años de Akihiko Ejima, un jugador profesional de Ping Pong, quien la engaña con su compañera de torneos. 

A partir de aquí, Tamako comienza a recordar y analizar todo lo que ocurrió en su infancia mientras practicaba y a ver todo desde un nuevo punto de vista, todo esto con una misión, vengarse de Akihiko y humillarlo en el deporte que le quitó al amor de su vida. 

La historia de Mixed Doubles cuenta con un ritmo bastante curioso y que a algunos les podrá molestar, y es que mantiene un ritmo veloz, parecido al tenis de mesa, que la hace tan amena e interesante hasta un poco pasada la mitad de la película cuando rompe completamente el ritmo y se alenta, estropeando por completo el ambiente de la película. Después de esto, la película intenta retomar el mismo ritmo con el que comenzó, pero se siente que falta tiempo y termina un poco floja. 

Y como toda película romántica, Mixed Doubles sigue prácticamente la misma fórmula que muchas otras en cuanto al guion, arriesgando muy poco, pero explotando un factor que pocas películas han usado, el Ping Pong. Aun cuando la película da un par de giros en la trama, uno puede ir prediciendo fácilmente lo que va a ocurrir, pero esto no le quita lo encantador ya que el toque extranjero le da una muy buena razón para verla. 

En cuanto a las actuaciones, la película es protagonizada por Yui Aragaki y coprotagonizada por Eita, quienes tienen una química un tanto curiosa ya que la energía de Yui se complementa con la amargura y seriedad de Eita, cuyos roles se van intercambiando una y otra vez durante la película para entregar una gran interacción entre los personajes. Además de esto, Mixed Doubles complementa la clásica historia romántica con diferentes situaciones de los demás personajes para mostrar que el amor y sus problemas vienen en diferentes envases, pero al final todo se puede solucionar. 

Además de esto, al ser una película japonesa, el trabajo actoral destaca por la exageración de los movimientos y expresiones que muchas veces puede ser demasiado gracioso o extraño para la gente que no está acostumbrada a ver películas japonesas, pero en Mixed Doubles observamos algo más natural y fluido que lo que otras películas extranjeras manejan y esto le da un punto a su favor para que un público mayor pueda apreciarla. 

Hablando de la banda sonora, Mixed Doubles mantiene la temática romántica con un par de canciones alegres y rápidas que van acorde a la situación, además de crear divertidos montajes que emparejan con las canciones para enaltecer el momento. 

En general, Mixed Doubles es una buena comedia romántica que aprovecha ciertos factores para crear una película amena para pasar un divertido fin de semana en el cine. Definitivamente una recomendación en este Konnichiwa Festival 2018 para todos aquellos que buscan ver algo fuera de lo tradicional en el cine y apreciar el cine japonés. 

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