Este fin de semana tuvimos la oportunidad de revisar esta cinta del cine italiano, de un director que no es muy conocido fuera de su país, el caso de Giovanni «Nanni» Moretti, que es conocido por sus filmes llenos de humor y un toque de crítica política y social y cuya cinta más conocida fue la polémica comedia Habemus Papam en el 2011.

En esta entrega, Mia Madre, Moretti no solo dirige sino también realiza un papel secundario, donde la actuación principal corre a cargo de Margherita Buy, una actriz que ha ganado muchos reconocimientos en su país, Giulia Lazarini, y el actor estadounidense John Turturro, a quien vimos como el Agente Simmons en las cintas de Transformers.

Mia Madre es una cinta que tiene un toque bastante íntimo donde vemos a una directora de cine (Buy) cuya madre (Lazarini) esta agonizando. Si eso fuese suficiente, ella aún tiene que lidiar con una hija con problemas en la escuela y en su trabajo con un extravagante actor estadounidense quien suele olvidar sus líneas y se siente el ser más importante de la producción.

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Margherita y Nanni tratarán de hacer lo posible porque su madre viva feliz sus últimos días.

Es interesante ver la visión de Moretti de esta cinta, donde su personaje, el hermano de Margherita, decide tomar una posición que nos gustaría conocer más de él, pero se convierte en un mudo testigo de los problemas de su hermana, mientras se convierte en uno de sus soportes más fuertes, incluso sacrificando algunas cosas por el bienestar de ambas.

Pero, aunque quisiéramos conocer más de Giovanni (cabe mencionar que los personajes de Moretti y Buy se llaman igual que en la vida real), esta claro que la historia se va a centrar en los problemas de Margherita, quien poco a poco verá como su mundo cambia alrededor de la agonía de su madre y debe intentar sacar a flote su vida.

Entre los sueños que Margherita tiene -tan reales que solo percibes que son sueños cuando algo fuera de lo común ocurre- y sus choques con la vida real, nos vamos dando cuenta de esa inestabilidad que la va haciendo perder el control y empezamos realmente a ver a la actriz tomando en serio eso de «ser el personaje pero también ser el actor» que tanto insiste la directora -en el filme-, ver que sus personajes impriman.

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La directora deberá lidiar con un actor despistado y prepotente.

La cinta no solo es un drama que ya hayamos visto en otras películas (con los estereotipos comunes de alguien que enferma y agoniza), también es un retrato íntimo de los problemas de un director de cine que Margherita sabe retratar bien, incluso mostrando en una de las escenas las dificultades que puede implicar filmar una escena donde los personajes están manejando en la calle (con todo y cámaras), por dar un ejemplo. Aquí brilla mucho la actuación de Turturro, un actor despistado, presumido y con tintes de divo, que realmente sabe robarse varias de las escenas que le tocan (cuando es el actor, no cuando intenta «actuar»).

Y del lado familiar, destaca esa actuación de Giulia Lazarini que hace el papel de la madre agonizante, quien va transformando su personaje, una mujer que se va resignando poco a poco al destino que le espera, pero también no deja de mostrar ese perfil comprensivo y tierno que a veces vemos en las madres. De hecho, nos vamos dando cuenta que su actitud tranquila y resignada contrastará mucho con el carácter desesperado y explosivo de su hija y llegará un momento en que una escena entre ambas disparará una de las mejores actuaciones de la película.

La cinta fue nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes y, tanto Buy como Lazarini se llevaron sendos galardones en Italia por sus actuaciones, aunque quedó lejos de superar a otras cintas en el camino al Óscar.

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Si la cinta hubiera explorado un poco más los problemas de la nieta con su madre y su relación con su abuela hubiera sido mucho mejor.

No hay mucho de qué quejarse en la historia, si bien tiene un inicio lento, sabe manejar bien ese viaje emocional que inspira. Además un detalle que la película no explora mucho es la trama sobre la hija de Margherita, que solo se ve en dos o tres pincelazos y que se pudo haber explotado un poco más, a veces dejando al espectador solo en ascuas de ver cómo la hija cambia tanto en tan pocas escenas.

Quizá la parte más cuestionable es que la traducción del título y muchos de los diálogos hacen notar que las traducciones fueron hechos para el mercado sudamericano y no para Latinoamérica en general (hablo de que fue traducido al español de Argentina, un mercado muy común para el cine italiano).

No es una cinta para entretener a cualquier cinéfilo, pero tiene un mensaje bastante fácil de comprender, una película dinámica, que se siente excelente como una alternativa para quienes quieran salir de momento del bombardeo de las cintas que buscan ganar los Academy Awards.

Calificación: 8