Macbeth fue una de esas tantas películas que lucharon por obtener un lugar no sólo en el gusto del público, sino del jurado de cada uno de los muchos eventos en los que se premia al cine. Por supuesto, logró algunas nominaciones en el Festival de Cine de Cannes y los Premios al Cine Independiente Británico, pero ha quedado bastante lejos del gusto del jurado de los Premios de la Academia, en los que no ha figurado en lo absoluto (cosa que a mí, en lo personal, me extrañó en su momento).

Esta reseña llega algo tarde, primero entregada en nuestro podcast Cine+ a una semana de haber sido liberada en nuestro país. Ahora mismo, la película puede conseguirse en formato físico, por lo que los comentarios que aquí haré intentarán darles una perspectiva de qué se puede esperar, en caso de que aún no la hayan visto, y las razones por las que es una gran adición a nuestra colección personal.

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Marion Cotillard nos entrega tan fantástica interpretación de Lady Macbeth, que logra conmovernos hasta las lágrimas.

Macbeth es una de las obras más famosas de William Shakespeare, el escritor más importante de la lengua inglesa, divida en cinco actos en los que se desarrolla la historia de traición del rey de los escoceses. En ella, partimos de conflicto armado en el que Macbeth, thane de Glamis y primo del rey Duncan, se ha levantado con el triunfo. Luego de que vence a Macdonwald, él y Banquo cabalgaban hacia Forres, y ahí se encuentran a las brujas que por medio de su saludo mencionan una profecía: Macbeth no sólo ha de ser thane de Glamis, sino también de Cawdor y, finalmente, rey de Escocia. Por supuesto, Banquo desea conocer su futuro, así que ellas le mencionan que su descendencia también obtendrá la corona, pero él no. Y a partir de este instante, se desata la tragedia que constituye esta fabulosa obra de teatro.

Vale la pena mencionar que la adaptación de cualquiera de las obras de William Shakespeare al cine, siempre ha tenido sus dificultades, porque en el teatro se cuenta con un escenario generalmente sencillo, con pocos muebles y ornamentos, y vestuarios sencillos, poco elaborados. Lo esencial es la actuación. Este aspecto fue cuidado casi llegando a la perfección por Justin Kurzel, quien con el novedoso guión de Todd Louiso y Jacob Koskoff, sacó todo lo que pudo de los actores principales, Michael Fassbender y Marion Cotillard.

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Michael Fassbender se entrega a la locura de su personaje, consumido por la traición y la ambición desmedida.

Michael Fassbender nos entrega a un Macbeth sublime, tan bueno como el interpretado por Jon Finch en la versión de los 70 de Roman Polanski. pero con toques más dramáticos y cercanos a la catarsis que sufriría un actor de teatro al entregarse al papel, al ser al mismo tiempo el actor y el personaje. Pero quien sin duda se lleva las palmas del filme, por la absoluta afinidad con las emociones que creemos que debería exponer su personaje en las escenas clave, es Marion Cotillard, que encarna a Lady Macbeth, la serpiente que instiga al mal a su marido, y que luego no puede asumir las consecuencias, autodestruyéndose antes del gran final.

Me permito introducir todos estos «spoilers» porque Macbeth es una obra antiquísima que seguramente, queridos lectores, ya han leído. De no ser así, bueno, la culpa no es mía sino de los centenares de años que ha estado disponible en el dominio público en todos los idiomas habidos y por haber. Incluso fue traducido al esperanto, un idioma construido en 1887. Pero volvamos a la reseña…

Por supuesto, las actuaciones del resto del casting han sido tan buenas que se hace necesario mencionar los nombres de los actores que interpretaron a los personajes más emblemáticos. Por una parte, David Thewlis, que interpreta al rey Duncan, con una aparición breve pero significativa, así como Paddy Considine como Banquo, el compañero de Macbeth, y Jack Reynor, como Malcomm.

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Pero, definitivamente no son las únicas bondades de esta entrega. Destacan el vestuario y la escenografía, que aprovechó el ambiente inglés para otorgarle toda la veracidad posible a las escenas de combate y los lugares donde se desarrolló el drama, entre tiendas de campaña y castillos que crearon en conjunto lo que me parece que supera a cualquier otra adaptación de esta obra. Justin Kurzel puede estar contento, así como todo el casting de Macbeth, porque su trabajo ha logrado hacer sombra sobre la versión de Roman Polanski, desde mi muy particular punto de vista. Claro, cada una brilla por algo en especial, pero si lo vemos como un todo, me parece que estamos ante la mejor adaptación que se ha realizado para el cine. Evidentemente, no supera a la obra de teatro, la cual he tenido la fortuna de apreciar años atrás en el Círculo Teatral.

Lo que puedo asegurar es que, si aprecias el buen cine, ese que no sólo se basa en héroes de acción, explosiones y chicas semi-desnudas, debes ver Macbeth, y si llegas a encontrarlo en Bluray o DVD, su compra no podría ser más que una apuesta ganadora. Es de esas películas que brillan porque su historia es inmortal, y si a ello aunamos el talento de todo el grupo actoral que se entregó aquí, entonces tenemos una joya que formará parte orgullosamente de una buena videoteca privada. Le doy un 8.