¿Se imaginan ustedes sosteniendo una larga relación de pareja con alguien a quien creían perfecto en todos los aspectos? ¿A alguien de quien crees que realmente eres el amor de su vida? ¿Qué pasaría si de pronto no lo fuiste en realidad? Esta es la consigna que nos pone  a pensar en la cinta 45 Años, dirigida por Andrew Haigh quien, después de explorar en sus primeros filmes la homosexualidad, ahora ataca el tema de la fragilidad del amor duradero y su confrontación con el pasado.

La cinta reúne a dos personalidades del cine británico, la actriz Charlotte Rampling, quien es muy conocida en Francia con cuatro nominaciones a los Premios César y un César de Honor por su trayectoria y Tom Courtenay quien ha tenido dos nominaciones al Óscar y un Globo de Oro como Actor de Drama.

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Celebrando 45 años de… ¿feliz matrimonio?

Ambos actores forman un matrimonio que va a celebrar 45 años de feliz matrimonio, la organización está en sus últimos toques, pero llega una carta de Suiza para Geoff Mercer. El cuerpo de un amor del pasado ha sido encontrado en el glaciar donde cayó. Para Kate, su esposa, la noticia se convierte en un terrible contrapeso a lo que ella creía como una relación idílica.

En 45 Años vemos un drama de corte independiente, donde se nota ese bajo presupuesto en la limitante de los escenarios donde ocurren los cinco días previos al festejo y el festejo en particular, una banda sonora compuesta de canciones populares de los cincuenta y sesenta, especialmente la canción Smoke Gets in Your Eyes (El Humo se mete a tus ojos) de The Platters que cobrará mucha importancia en la trama y una cantidad pequeña de actores que intervienen, centrándose la historia en el matrimonio.

El retrato del matrimonio, como era de esperarse, es uno de un matrimonio maduro que parece firme, que aún tiene sus momentos de vitalidad, pese al desgaste que el tiempo ha puesto en sus cuerpos. No obstante, en las individualidades vemos la genialidad de los dos actores. Si bien Tom Courtenay logra una firmeza implacable como el clásico hombre maduro británico, con algunas gesticulaciones que muestran esas debilidades físicas propias de la edad y un fuerte carácter cuando lo requiere, es la actuación de Rampling la que va en crescendo durante toda la película.

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La química entre los dos protagonistas es indiscutible durante todo el filme.

Rampling toma el peso y control de la trama, con un manejo de la gama de actitudes que debe demostrar, algo que se va retratando día con día, desde la vitalidad del lunes hasta el casi depresivo despertar del sábado cuando todo parece ser un desastre. Su personaje no es uno que precisamente grite o se suelte en el drama en las escenas clave, simplemente se mantiene firme en la personalidad que se le trazó en el guión y lo lleva a la perfección hasta la emotiva escena final, donde su actuación nos deja guardada una gran sorpresa.

Y las interacciones entre Kate y Geoff son notorias desde el inicio de la cinta, desde que llega la carta hasta esa escena final, de los contrastes de ver esa impotencia de la mujer de ver a su hombre siendo arrastrado por la nostalgia de un amor pasado y de pensar que, pese a todo este tiempo, quizá nunca la haya amado tanto, al grado que el espectador se quedará con muchas preguntas al final sobre dicho matrimonio.

Pese a su tono independiente, los niveles de producción son bastante buenos, con una fotografía que sabe retratar la campiña inglesa como si un pintor tomara el lugar del camarógrafo y nos mostrara los caminos que toma Kate para andar con su perro o el paseo por ferry en uno de los tantos ríos del lugar.

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El pasado toca a tu puerta y pronto comienzan los comportamientos extraños…

Ahora, la pregunta es si esta cinta independiente logrará estar peleando algo en las premiaciones importantes. Den por seguro que 45 Años estará contendiendo en las premiaciones británicas, pero tendrá una competencia muy dura para ganar Premios de la Academia, sin contar que no fue considerada para los Globos de Oro. Aún así son más que meritorios los Osos de Plata que obtuvieron Rampling y Courtenay por su actuación durante el Festival de Berlín. Es seguro que Charlotte Rampling podría colarse a una nominación a Mejor Actriz.

Una cinta recomendable si gustan de las alternativas artísticas en un inicio de año que estará lleno de propuestas que buscan el reconocimiento de los Globos de Oro y los Óscares. Es una cinta para ver en pareja, no muy familiar. De hecho, algunas escenas podrían ser un tanto perturbadoras para los niños.

Calificación: 8.5