Hacer una película basada en hechos reales siempre ha sido un tema complicado, pues la adaptación de un evento real a la pantalla grande implica tener una buena fuente y tratar de seguir todos los eventos minuciosamente para dar el efecto adecuado, incluso tratar de agregar o quitar cosas para poder agilizar la historia.
Y estamos seguros que contar todas las historias de los 33 mineros, 32 chilenos y un boliviano, que quedaron atrapados por 69 días en la mina de San José localizado en el desierto de Atacama en Chile, hubiera sido algo más para una larguísima serie de televisión que para una película que dura dos horas.
Los 33 es una producción hecha entre Colombia, Chile y Estados Unidos que tiene de directora a la mexicana Patricia Riggen y cuenta con un elenco multiestelar que mezcla actores latinos, europeos y norteamericanos destacando Antonio Banderas, Juliette Binoche, Gabriel Byrne (¿dónde andaba este actor?), Lou Diamond Phillips, Rodrigo Santoro, Tenoch Huerta, Kate del Castillo y Adriana Barraza.
Creo que no hay mucho que explicar sobre la película, pues en resumidas cuentas vemos a detalle el accidente que dejó sepultados a los 33 mineros en una mina de oro y cobre que parecía ser su tumba, y observamos el esfuerzo del gobierno de Chile, en especial de su Ministro de Minería en rescatarlos de esa trampa mortal, así podemos presenciar el impacto del accidente, el ver cómo los mineros decaen física y moralmente ante la apatía inicial a salvarlos y los primeros intentos infructuosos, el emocionante encuentro con los rescatistas y el circo mediático que corrió alrededor de un evento que dio la vuelta al mundo.
Sí, no hay mucho que cuestionar sobre la trama, quizá algunas libertades creativas que se dieron en la historia, sobretodo en el casting, algo que notarán con facilidad cuando vean a los verdaderos 33 mineros al final de la película (escena que no se iba a hacer pues reclamaron a los productores una cantidad más alta de dinero por los derechos de la historia) contra los actores que los interpretan. Obviamente dejaremos eso como una de esas tantas libertades creativas, además vemos el drama reducido a ocho o nueve mineros: el líder, el extranjero, el que trae problemas de alcoholismo, el que tiene una esposa y una amante, entre otros.
Patricia Riggen no escatima recursos para dar el mayor realismo posible a la trama y la escena del accidente es relatada desde el punto de vista de los mineros de una manera espectacular y con un buen trabajo en las tomas, en el que para mí fue el mejor momento de la película. De ahí la cinta se reduce al drama esperado que toma diferentes tintes durante la trama, siendo otro momento interesante la toma de lo que llamaron los mineros «la última cena».
Quizá los puntos bajos radican en que la cinta debe caer en los sentimentalismos, en la búsqueda desesperada de ideas positivas para mantenerse vivos y no continuar con la idea de que era imposible que lograran salir. El mayor problema de este evento sería sin duda dramatizar lo que la gente no vio dentro de la mina y fuera de la mina antes de que se convirtiera en el evento mundial que vimos en los noticieros entre agosto y octubre del 2010.
Sí que saben aprovechar muy bien las actuaciones de Antonio Banderas y el resto del elenco, al grado de afirmar que la química que Banderas muestra como Mario Sepúlveda, el líder de los mineros, con sus compañeros, se ve real y Banderas logra una de sus mejores actuaciones en mucho tiempo.
Algo que ya insistí: ¿Dónde estaba perdido Gabriel Byrne? Sigue siendo uno de los actores que me gusta que mantenga su estilo de personajes y con su interpretación del ingeniero detrás del rescate lo vemos regresar al cine y agrada verlo.
Del resto del elenco podemos decir que cumplen con su trabajo, un Tenoch Huerta que logra resaltar su papel como el único boliviano del grupo, que debe soportar discriminación y presión de sus compañeros o una Juliette Binoche que logra dar una interpretación congruente de la mujer que liderea a los que exigen el rescate de sus familiares. Lamentablemente vemos a una Kate del Castillo que nada más llega y cumple con su breve participación y una Adriana Barraza que da una de las peores actuaciones de su carrera.
La cinta agrada a nivel producción, tiene muy buena fotografía y realmente saben montar bien lo que parecía ser la tumba de los 33, al grado de dar esa sensación de encierro que debieron sentir los mineros, además de dar buenas tomas del desierto de Atacama y del famoso campamento Esperanza. Además, el incluir tomas de diferentes reporteros, dándole a la cinta un sentido de documental, le da más credibilidad al trabajo de la cinta. El soundtrack, uno de los últimos de James Horner, se centra mucho en la música de la región y hasta destaca una interpretación sincera de Gracias a la Vida, esa canción de Violeta Parra, que puede arrancar las de cocodrilo.
Lo que menos me agradó fue el hecho de que pese a ser una historia centrada en un país latinoamericano, se haya hecho en inglés, aunque se compensa con la distribución de la cinta en nuestro país en inglés y español latino. Yo vi la cinta en español y el doblaje se defiende bien, con un Raúl Anaya que sabe darle la voz correcta a la actuación de Banderas o la de Carlos Segundo doblando a Byrne. Varios de los actores que actuaron en la cinta hicieron el doblaje al español, lo que compensa mucho el daño, aunque sí, al director de doblaje le faltó un poco trabajar el acento chileno (está bien adaptar el doblaje a toda Latinoamérica, pero nada cuesta hacerlo más.. local).
Y sí, en inglés sonará absurdo que veamos una toma donde sale el conductor chileno Don Francisco y de pronto dejen de leer subtítulos porque el conductor chileno dio su actuación en español.
En medio de todo este contraste puedo afirmar que Los 33 es una cinta que vale la vuelta al cine, con un buen recuento del evento que conmovió al mundo, una buena variante al ya terminado ciclo de verano en el cine, aunque puedo asegurarles que, tras lo que vimos este verano, esta es la mejor cinta que 20th Century Fox ofreció en estos últimos meses.
Calificación: 7
