Guerra de papás es una película que retoma el típico tema de quién gana y quién se queda con la chica, el “chico bueno” o el “chico malo”. Pero con un ángulo muy distinto al típico de adolescente de preparatoria: en el ámbito familiar. El único inconveniente es que traducido el juego de palabras “dad, daddy” no funciona igual al español “papa, papito”. Sin embargo, creo que se explican bastante bien los términos y una vez aclarado el terreno, todo pinta como un buen panorama.
Lo que pudo ser una simple película centrada en la figura paterna y el eterno pleito de quién es realmente el padre, si el que engendra o el que cría, se transforma en una serie de desatinadas ocurrencias y una guerra campal cuando el padre biológico (Mark Wahlberg), rebelde, fortachón, mal encarado, decide visitar a su familia en el que su lugar es ocupado por un padrastro (Will Ferrell), bonachón, dedicado, y con problemas para encajar en el corazón de sus hijastros.
Vemos a Will, como lo sabemos ver y como acostumbra actuar, de una manera estrambótica, alocada, exagerada, y hasta a veces irritante. Pero afortunadamente el peso de la comedia no recae en él y no se vuelve otro Elf, sino que contrario a lo que pareciera, ésta dupla diametralmente opuesta funciona bastante bien.
Hay algunos chistes subidos de tono por lo que no la hace una película familiar -a pesar del tema- pero no están exagerados, ni ocurren durante toda la película, por lo que la comedia ocurre en un ambiente bueno, diferente, con disparates de comedia física y no necesita ser vulgar o escatológica.
El director es Sean Anders, quién ya trajo películas como Quiero matar a mi Jefe 2, ¿Dónde están los Miller?, Una pareja de Idiotas 2, por lo que podemos entender el tipo de humor y que se permitan algunos chistes desatinados, pues el producto final es bueno y te carcajeas más de 3 o 4 veces. Es difícil hacer reír, y sobre todo traer temas frescos, pero Guerra de papás lo logra.
Una buena química entre los personajes, una nueva buena dupla, y complementa el elenco Linda Cardellini, que en ocasiones su participación se achica al lado de éstos dos, y una muy buena colaboración de Thomas Haden Church, que sabemos su propia cara es un chiste.
Ah, y con un twist al final, con la participación de un personaje sorpresa, que por fortuna no se escapó soltar en los previos.
A reír con estos padres en un reverendo “despadre”. ¿Y tú a quién le vas, al bueno o al malo?
Reseña realizada por Benigno Peña Ramos
Agradecemos a Paramount Pictures México y ServiFilms las facilidades brindadas para la realización de esta reseña.
