Bien dicen que lo que caracteriza a un héroe no solo son sus acciones y proezas, sino los villanos que enfrenta y lo que significan en su vida. Spider-Man tiene una galería de rivales formidables, hemos visto en diversas adaptaciones las visiones de sus enemigos, pero alguien tan particular como Venom es, sin duda, de los favoritos de los seguidores del arácnido.

Hace tres años Sony Pictures lanzó al cine su visión del antihéroe, funcionando de forma independiente a un Universo Cinematográfico ya establecido, pero conservando algunas características de su origen. Hoy se nos presenta la secuela de esta cinta, en la cual, con antelación se nos había adelantado la existencia de Carnage al final de la primera entrega, hoy podemos ser testigos en todo su esplendor de uno de los villanos más oscuros que existen.

Ha pasado un tiempo desde que Eddie Brock (Tom Hardy) se unió al simbionte, logrando mantener a raya su impulso de alimentarse de personas, aunque esto ha complicado bastante la relación entre huésped y simbiosis por mantener el control. Esto sucede en mal momento, pues el asesino serial Cletus Kasady (Woody Harrelson) busca a Eddie para confesar sus terribles crímenes. Kasady logra obtener un simbionte que se adapta perfectamente a sus tendencias asesinas, dando origen a Carnage, un peligroso rival que representaría un gran peligro para la ciudad y para los seres queridos de Eddie.

La primer película buscaba, como historia de origen, dejar en claro al espectador cómo funcionaba el simbionte y lo peligroso que podría ser combinarse con uno, lo que daba como resultado escenas de explicación larga, con acción bastante imitada con escenas cortas de Venom, principalmente enfocadas detrás de secuencias rápidas o tras una cortina de humo. Carnage Liberado cambia un poco las reglas del juego y quiere enseñar y explicar al mismo tiempo con ligeras excepciones. Si te preocupaba la duración de la película cuando se anunció, no hay razón para preocuparte, pues Andy Serkis sabe explicarte absolutamente todo lo relacionado a esta historia, incluyendo sus dos nuevos personajes. Es la duración adecuada para no detenernos en cosas que podrían haber estado de más. 

Esta es la segunda película de Serkis como director, pero no quiere decir que no tenga una noción de lo que hace. Su trabajo se ha enfocado principalmente en darle una esencia única a personajes de ficción, monstruos o seres fantásticos, lo cual hace sentido al ritmo de estas historias donde siempre hay una dualidad. Tom Hardy vuelve a interpretar a un Eddie Brock roto, fracasado y que siempre se adjudica méritos ajenos como el oportunista que se ve en los comics, adaptado por supuesto a los tiempos modernos, mientras que Venom se ve retraído constantemente para hacer la voluntad de su huésped. Sigue así la misma línea que la primer película trazó, con interacciones que combinan momentos de comedia y humor surreal. La evolución de esto ya no es sólo levantar los brazos fingiendo que el protagonista tiene “algo” dentro de el sino que ahora vemos momentos en los que públicamente Eddie está a nada de perder el control, dejando ver el trabajo de Serkis como mencioné previamente.

Con este detalle en mente, es probable que, si la primer película no te pareció correcta la interpretación sobre la relación de Eddie y Venom, posiblemente no encuentres tampoco empatía por estas interacciones aquí, pero no podemos negar que precisamente en las páginas del cómic vemos interacciones similares y que incluso han optado por explorar reyes y dioses simbiontes. 

Por otro lado, Harrelson se encuentra en la misma línea que le hemos visto en películas recientes: Frio, calculador, poético, cínico y hasta un tanto excéntrico. Su historia de origen se cuenta en forma de anécdotas al principio, pero precisamente es donde ves la dedicación de la producción para entender al personaje tal cual es. No creo que la violencia gráfica sea la solución para contar una narrativa y que el espectador sepa que tan peligroso puede ser un personaje, aquí definitivamente hizo falta ver un poco más de su dinámica como personaje de asesino fuera de la piel del simbionte rojo. Aquí la libertad creativa hace que ambos personajes luchen frecuentemente, mientras que en las páginas del comic ellos son la simbiosis perfecta llegando a un nivel incluso molecular. 

Shriek, interpretada por Naomie Harris, no cuenta con una narrativa del origen de sus poderes, pero abre la posibilidad de que conozcamos otra historia de origen de los múltiples personajes que existen en el universo arácnido.

Visualmente la película cambia de los colores metálicos y plateados a una paleta más vibrante. Robert Richardson maneja bien la interacción entre las sensaciones y secuencias que se exponen en la película: Desde la creación de Carnage, los momentos de felicidad vacía, de derrota y su redención, cada momento se encuentra perfectamente representando con una intención e intensidad dedicada. Hubo momentos que me recordaron a las sensaciones que transmitieron películas como Spider-Man 2 y The Amazing Spider-Man 2 (si de universos arácnidos hablamos), pues toda la película se convierte en un torbellino de acciones y consecuencias que nos llevan a una única pelea bien coreografiada. Para el climax sabes muy bien lo que ambos seres son capaces de hacer tanto para ellos como para los que les rodean. 

Ahora Marco Beltrami se encarga de la musicalización de la película. La armonía de las escenas se entrelazan con las escenas visuales, como había mencionado con la fotografía, con sonidos instrumentales combinados con música electrónica para darle vida a Carnage. Mientras que en diseño de sonido tenemos un trabajo impecable, con una esencia única tanto paralos alaridos de Shriek como para la bestialidad del nuevo simbionte. 

Venom: Let There Be Carnage supera a la primer película respecto a la historia que nos quieren mostrar, subiendo de nivel las posibilidades de contar con algo mucho más grande; Lo que normalmente podría considerarse como un cameo o curiosidad nos da la posibilidad de ver un mundo lleno de más simbiontes. La escena post créditos refuerza esto completamente, dejando al espectador con más ganas de conocer que es lo que pasará en el futuro del simbionte favorito de todos.