Nos acercamos al final del verano, y nos asalta una película que estuvo en la congeladora por varios meses: Terror en Neverlake, una película de producción italiana hablada casi completamente en inglés. Su director, Riccardo Paoletti, es un neófito en la materia. En su carrera sólo ha dirigido dos obras, y la otra es el documental de corte underground, In coda ai titoli. Dicho lo anterior, no contaba con mayores parámetros para darme una idea de la calidad del repertorio o de la visión del director. Incluso la guionista hacía sus primeros pininos, como tal, para Neverlake (nombre original de esta cinta).

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La película va sobre una chica, Jenny Brook (Daisy Keeping), que se adentra en la zona rural de la Toscana, Italia para pasar el verano con su padre, el Dr. Brook (David Brandon). Su madrastra, Olga (Joy Tanner), es algo maliciosa, así que en vez de quedarse en casa a soportarla, Jenny se atreve a salir a la proximidad de un lago —en donde según dicen las leyendas, se hacían ofrendas a los dioses etruscos—. Allí conoce, misteriosamente, a una niña ciega, a quien ayuda a llegar a su casa, que resulta ser un edificio abandonado que comparte con varios niños. Antes de partir, los niños le hacen una advertencia: «procura que no te vean los adultos, son malos». Sin darle mayor importancia, promete volver a visitarlos y regresa a la casa de su padre.

Un día ella cae inexplicablemente enferma. Cuando despierta, se da cuenta que se encuentra recostada en una cama de hospital con su padre al lado. Al parecer ha sido intervenida quirúrgicamente. Jenny cree plenamente en las explicaciones del Dr. Brook, así que antes de volver a encontrarse con sus nuevos amigos, pasa una temporada en reposo, bajo los cuidados de Olga. Desde este punto, las cosas comienzan a ponerse interesantes. Surgen motivos ocultos en la investigación que realiza su padre, ¿qué guarda en su estudio que protege tan celosamente?

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En primera, debo decir que el nombre que le dieron en México —Terror en Neverlake—, juega en su contra; porque desde mi punto de vista no se trata de una película de terror, sino de un thriller con toques de horror de una temática interesante. Cabe aclarar que horror y terror, no son precisamente sinónimos. El terror está ligado a lo racional, mientras que el horror es metafísico. Podemos decir que un asesinato múltiple es algo terrorífico, pero sólo podríamos llamarlo horroroso si fuera perpetrado por seres sobrenaturales o fuerzas fuera de nuestra comprensión. Continuemos…

Tomemos en cuenta la realidad del cine actual, en que muchos de los thriller sobrenaturales caen en lo predecible. Estas películas se saltan olímpicamente el guión, confiando en la tensión que puede provocar un edificio abandonado cubierto de sombras hasta el techo. Tan acostumbrados estamos a estos escenarios, que lo más facilón para un director es colocar a un ente sobrenatural para que aparezca justo enfrente del espectador. Se trata de una forma barata y eficaz de conseguir un buen susto, eso es innegable, pero no está padre cuando media película se basa en ello.

Para mi fortuna, Terror en Neverlake no recurre precisamente a ese tipo de espantos para provocar algo en el espectador. No es que no se recurra a esa adorable visión del mal, mostrando rostros con las cuencas vacías y bocas que resuman algún líquido negruzco o transformaciones de antiguas deidades en entidades de apariencia demoníaca; es que esos fantasmas permanecen dentro de las pesadillas de la protagonista la mayor parte del tiempo, y aparecen únicamente para reforzar la idea de que algo obscuro desea envolverla, apoderarse de ella.

Para el amor, y la belleza, y la alegría,
No hay muerte, ni cambio: su poder
Excede nuestros órganos, que soportan
La falta de luz, siendo estos mismos oscuros

– Shelley

Cabe mencionar que Jenny es una lectora asidua a las obras del poeta Percy Bysshe Shelley, así que de cuando en cuando nos deja escuchar de linda voz algún fragmento de sus obras, lo que sirve para aliviar la tensión momentáneamente. También, su distante pero romántica relación con Peter [Martin Kashirokov, un joven actor que tiene un gran parecido con Robert Pattinson (el vampiro con brillantina de Crepúsculo)], nos distrae para bien del argumento general. Finalmente, Peter tendrá una función aunque el romance se verá interrumpido.

Desde el punto de vista artístico, se nos ofrecen unas bellas tomas de un hermoso lago que evoca la atmósfera de misterio que buscaba el director. Para fortuna nuestra, no se abusa de los efectos especiales. Apremia la buena actuación tanto de los adultos como de los menores, mostrándonos nuevos valores que seguramente estarán en ojos de otros directores. Sin embargo, de lejos, lo mejor de Terror en Neverlake es que la relación de los personajes que van apareciendo conforme avanza la historia, es todo un misterio. El final es sorprendente, pues involucra algo del mágico y antiquísimo pasado que hemos olvidado por considerarlo extinto. Aplaudo a la joven guionista, que nos ha ofrecido algo arriesgado pero novedoso.

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Concluyendo, creo que si estás interesado en ver una película de terror, Terror en Neverlake no es lo tuyo. Como película de terror, falla estrepitosamente. Lo más terrorífico, es la función que realiza el padre, pero es tan poco visible que sólo queda en calidad de anécdota. Como tampoco gira alrededor de ello, sino sobre un misterio que se termina resolviendo por influencias paranormales, difícilmente podría caber dentro del terror. Es probablemente por ello que, en mi opinión, ha sido calificada desfavorablemente de una forma que casi podría considerarse bullying.

Como un thriller de horror, tiene su mérito. Es la primera vez que escucho la mención dentro de la trama de una de las civilizaciones pre-romanas, los etruscos, así como de los rituales y ofrendas que solían hacerse a sus dioses —sin que esto implique la reanimación de una estatua (The curse of the faceless man, de Edward L. Cahn) o una horda de zombis (Le notti del terrore, de Andrea Bianchi)—. Si hubiera que darle una calificación, le daría un 7.5. Vale la pena verla en cine.