En el 2008, Estados Unidos padeció una fuerte crisis económica debido a que la gente que le debía dinero a los bancos a través de créditos enormes se vieron incapaces de pagar sus deudas, esto llevó a muchos bancos a declararse en bancarrota o en oprimir más a los que apenas si pagaban sus deudas. Esta segunda alternativa siempre duele y no podemos descartar que siempre hemos deseado tomar revancha cuando esto oprime a un deudor hasta los huesos, ¿no es así?

Tenemos la cinta Enemigo de Todos, conocida en inglés como Hell or High Water, dirigida por el escocés David McKenzie (Starred Up), con un guión de Taylor Sheridan y las actuaciones de Chris Pine (Star Trek), Ben Foster (X3: La Batalla Final), Jeff Bridges (Iron Man) y Gil Birmingham (Crepúsculo).

Dos hermanos deberán robar bancos para salvar una granja…

Esta cinta, que debemos considerarla como western contemporánea, nos cuenta como dos granjeros deciden asaltar varios bancos de Texas, mientras un Ranger a punto de retirarse y su asistente se lanzan a investigar los robos, pues hay algunos detalles en el modus operandi de los mismos que hacen inquietante esta cadena de delitos y que ayudarán al Ranger a retirarse dignamente.

¿A qué nos referimos como una cinta western contemporánea? Quizá los vaqueros van de salida, pero nos damos cuenta que, similar a lo ocurrido en cintas como Sin Lugar para los Débiles o El Abogado del Crimen, estamos en una zona donde realmente la ley no tiene fuerza, donde algunas personas encuentran los huecos adecuados para violentar la ley o hacer justicia con su propia mano, como si ciertos puntos del sur de los Estados Unidos, desolados por la crisis, tuvieran el salvajismo del siglo XIX.

Y es lo que McKenzie nos logra vender en su producción, que nos hace ver una tierra desolada, llena de casas en bancarrota, letreros de préstamos fáciles y cerveza barata, música country en la radio y texanos racistas. De hecho, hasta el guión podría indignar a más de un mexicano para que se sienta ofendido con el muro, pero pronto entenderá que es parte de la postura que busca vendernos McKenzie, donde los comanches y los mexicanos son ofendidos, pero el blanco sale aún más ofendido con el crudo retrato que logra la cinta.

Esto llamará la atención de un Ranger y su asistente

Es un western, vemos vaqueros, sus cabezas de ganado, sus problemas en medio del inclemente calor del desierto tejano y gente que de pronto no le teme ni al uniforme de enfrente para portarse déspota o sangrona. Sin duda, un retrato crudo y realista del blanco de clase baja.

De la historia, McKenzie logra perfilar bien los cuatro personajes involucrados en la trama, de cómo podemos hacer corruptible a un personaje principal, quien hace uso de su inteligencia para buscar conseguir ligar una gran artimaña que les dejaremos de tarea.

Aun así, tenemos una ejecución lenta que pretende realizar un retrato viviente de esa realidad, pero en detrimento del avance de la historia, aunque el director sabe compensar bien esos detalles al invitarnos a dejar que la historia continúe y disfrutemos el horizonte con una cerveza en la mano. ¡Ah, si tan solo todos los cines sirvieran cerveza! Pese a esa lentitud, las dos horas que dura la cinta son bastante justas para entender todos los hechos sin problema.

En cuanto a esa artimaña, el mcguffin de la cinta, nos hace notar que el personaje de Chris Pine es un antihéroe bien elaborado que pudo haber llegado lejos en las premiaciones de la Academia, quizá la juventud de Pine o su poca experiencia en dramas que no sean de acción, hacen que no tenga éxito en ese departamento.

A veces encontraremos gente que no le tendrá respeto ni al uniforme.

Y de ahí notamos que Ben Foster no requiere mucho para ser el músculo en esta artimaña, un personaje cuyo trasfondo nos permite entender que su vida siempre será violenta y que no hay marcha atrás. Nada exigente este hermanito que no irá para ningún lado en las premiaciones ¡pero cómo pesa su personaje en esta película, que hasta sientes menos odio ante alguien malo!

Muchos vamos a amar u odiar la actuación de Kurt Russell como un Ranger a punto de retirarse, un hombre que busca que valga la ley y que no le importa insultar a su asistente en el camino, un descendiente de comanche y mexicano, con sus constantes referencias racistas a ambas minorías raciales. En medio de un acento texano que no necesita forzar y una forma de hablar que intenta hacer notar más los años que lleva vividos, aunque en perjuicio de quienes intenten seguir sus diálogos sin leer los subtítulos (¿qué dijo, abuelo?).

Pese a ese detalle con la voz, Russell hace al texano amargado perfecto, uno que no se va a sentir feliz en el retiro sino buscando el peligro que su trabajo le ofrece. Aunque esa tonalidad de cascarrabias y prepotente modelan más a este personaje que, si bien representa a la justicia, no tiene que caerte bien.

La cinta invita a disfrutar el momento, a veces, quizá a tomar una cerveza con los hermanos…

Finalmente, vemos a un sufrido Gil Birmingham que le tiene que aguantar todos los malos chistes racistas de Russell y otros personajes. Birmingham no tiene que dar mucho, pero sabemos que tiene en momentos un poco más de seso y química con Russell, haciendo el patiño perfecto. Contrasta mucho su personaje con otro comanche que veremos en la trama, cuya firmeza nos hace darnos cuenta que no todas las minorías deben vivir resignadas.

La cinta tiene un buen trabajo técnico donde se hace notar que la cámara nos brinda, con esos tonos cálidos, ese clima inclemente del desierto, las luces de los casinos, la soledad de una granja en bancarrota, la angustia de un incendio en un pastizal. Aunque no quedó nominada al Óscar ese trabajo, si logra ser bastante apreciable para disfrutarla con el ritmo tan pausado.

La banda sonora es predecible, música Country e incluso algo de rock cristiano, algo común en cualquier radio de la zona, y de ahí no hay mucho que destacar.

Enemigo de Todos es una cinta que sabe contar una buena historia western sin tener que regresar al siglo XIX, sin tantos caballos, pero con sheriffs, indios y maleantes, con asaltos violentos, balaceras y bebidas alcohólicas. En fin, un relato de una tierra desértica donde la crisis económica puede convertir a la región en una tierra sin ley.

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