Este año estamos viendo que el cine está nuevamente intentando interactuar con el mundo de los videojuegos. De hecho, antes del estreno de Warcraft: El Primer Encuentro entre Dos Mundos (y, no volveré a poner todo ese título), ha habido dos películas basadas en videojuegos: Angry Birds y Ratchet y Clank, y mientras que las aves furiosas tuvieron el segundo mejor estreno en la historia para una cinta basada en videojuegos (sólo atrás de Lara Croft: Tomb Raider), Ratchet y Clank paso sin pena ni gloria. Vamos, apenas llego a algunas salas de aquí.
Pero la historia podría cambiar con Warcraft, que es una coproducción de Universal Pictures, Legendary Pictures y Blizzard Entertainment, una cinta bastante ambiciosa que busca a los fans de los juegos de una de las franquicias más populares del mundo (y si no por sus excelentes juegos tácticos, entonces por el World of Warcraft que dominó muchos años de la década pasada) y que ha tenido un formidable éxito en China, aunque en Estados Unidos no ha tenido ese impacto. ¿Qué es lo que atrajo a los chinos y qué espantó a los estadounidenses?
¿DÓNDE BAJO ESA EXPANSIÓN?
Creo que es la primera pregunta que me hice cuando comencé a ver la producción dirigida por Duncan Jones (Source Code), director que ha tratado de hacerse de un nombre en la industria, pues está bajo la sombra de que su difunto padre, un cantante llamado David Jones, que al notar que había otro cantante que se llamaba así, se puso Bowie de apellido y… me estoy desviando del tema.
La película cuenta con una gran cantidad de actores entre los que contamos a Travis Fimmel (Vikings), Paula Patton (Precious), Ben Foster (El Mecánico), Dominic Cooper (Agente Carter), Toby Kebbell (Principe de Persia: Las Arenas del Tiempo) y Ben Schnetzer (The Riot Club), entre otros. La historia nos cuenta como Durotan, un orco de las tierras de Draenor, viaja a Azeroth junto con una gran cantidad de orcos para conquistar este reino y utilizar sus recursos para darle una nueva tierra a los orcos, algo que los humanos no van a dejar que ocurra tan fácilmente y deciden oponer resistencia. Pronto veremos como entre los bandos habrá elementos que nos permitirán notar que habrá una tercera mano que estará manipulando a ambas tropas hacia la aniquilación.
Una cosa es cierto, desde el momento en que empezamos a ver esta película, los fans de los juegos de Warcraft, especialmente aquellos «roleros» que han seguido los juegos de estrategia de la serie desde los noventa, notarán que muchos de los personajes vienen de los primeros juegos de la serie y lo mejor de la película viene precisamente de todo ese ambiente que Warcraft puede proporcionar, donde vemos básicamente dos facciones bien retratadas en la historia, la de los Orcos -que sin duda es el punto más alto que tiene la película. con personajes bien elaborados, especialmente Durotan, el líder del clan Frostwolf, y protagonista de este frente que, en lo particular es bien retratado y puedes entender su causa para pelear por la Horda y los giros que vienen después, aunque deja un poco a deber Gul´dan (Daniel Wu) , que realmente cae un poco en lo acartonado, pero es bien animado en la trama, especialmente en una escena clave de la historia-.
La otra facción, la humana, es la que deja mucho que desear, si bien podemos decir que las caracterizaciones si se acercan mucho a los visto en los videojuegos y que podría estar peleando incluso Mejor Vestuario en los Premios de la Academia (las armaduras de Lothar y el Rey Llane son formidables), los actores dejan mucho que desear en cuanto a la actuación, pues más que parecer que están en una película, parece que leen las líneas que le pudieron tocar en el videojuego. Ciertamente Travis Fimmel mete de su cosecha para hacer un personaje carismático con su Lothar, pero es mas tieso en la cuestión sentimental una Paula Patton, cuya Garona parece Gamora de Guardianes de la Galaxia, nomás que sin ese feeling que Zoe Saldanha le da a su personaje.
Quizá Ben Foster es lo más rescatable de los humanos interpretando a Medivh, el Guardian de Tirisfal, y que realmente impresiona con sus poderosos ataques y los giros de tuerca que conciernen cuando tienes a alguien con un poder formidable. Lástima que Ben Schneztzer, quien interpreta a Khadgar, el aprendiz de hechicero fugitivo, si deja mucho que desear en la cinta, y hasta el final comienza a enderezar su personaje.
En cuanto al ambiente del filme, bastante rica en guiños a los juegos, les permitirá ver personajes de otras razas, pero que básicamente son cameos, como los elfos y los enanos -no se ilusionen mucho, pero no verán gran detalle de ellos, pero si tendremos ahí ese montaje alado que tiene el rey a su disposición y cuyas escenas son bien elaboradas-. Los retratos de lugares como la moribunda tierra de Draenor y el reino de Azeroth son exquisitos a los ojos y creo que también tiene muchos méritos para pelear algo en Diseño de Producción. Casi te preguntas cuándo va a salir esa expansión en World of Warcraft.
Pero no hemos hablado del otro problema que ha hecho que los críticos la ataquen sin piedad: la trama. Después de un comienzo impresionante, la cinta cae en un desorden que se acentúa mas con los altibajos que tienen las actuaciones del elenco, especialmente del bando humano. Una de las fallas de la historia es el trabajo de edición que de pronto brinca de una escena a otra sin aviso, como si al editor se le hubiera olvidado que aún había algo de escena o se vieron forzados a recortar varias de ellas por cuestiones de tiempo. Además hay detalles en la trama que se quedan sin resolver de la mejor manera, como un detalle sobre el pasado de Garona que nomás abre la duda pero ahí se queda.
Mas, tengo que decirlo, y perdonen el spoiler, lo peor que una película, especialmente cuando abres una franquicia, puede hacer es que la historia te proponga que vaya a haber una secuela dejando algunos elementos en cliffhanger. Hay formas de hacerlo, pero aquí si es un tanto devastador, especialmente para los que no están adentrados en Warcraft, que sabemos siempre habrá continuaciones. Pero no estamos en el mundo de los jugadores de PC, que después de jugar un gran juego como Warcraft III exigen a gritos que vengan las expansiones, estamos en el cine, donde una secuela tardará años y, peor aún, con el resultado de las taquillas americanas, es poco probable que veamos lo que sigue.
Y si vemos esta historia sin tener en mente la gran franquicia de Blizzard, tendremos entonces otro problema, las comparaciones con otras franquicias de fantasía como El Señor de los Anillos, a la cual siendo sinceros, apenas y se le acerca a lo que vimos en las cintas de El Hobbit, pero si quieren sentirse tranquilos, esta cinta supera sin problemas a cintas como Calabozos y Dragones o Eragon.
Y volviendo a la taquilla global, ¿por qué esta teniendo tanto éxito en China? ¿será acaso que en el Lejano Oriente esta una de las mayores bases de fanáticos de los juegos de Warcraft? Aún está fresca la memoria del hombre que murió en un café internet al intentar acabar todas las campañas de World of Warcraft sin tomarse pausas para comer o dormir, y el hecho de que en Corea del Sur la primera e-Sport oficial fue precisamente basado en los juegos tácticos de Warcraft. Aunque la trama no valga la pena, estamos seguros que esos países salvarán a la cinta de ser un fracaso taquillero, pero el mercado mas grande, Estados Unidos, cansado de tanta fantasía malhecha, la rechazó contundentemente.
De nuestro lado, dependerá mucho de qué tan clavados estén con Warcraft, seguramente saldrán contentos por todo el fan service, pero si buscan una buena cinta de fantasía, tengan la idea con toda seguridad de que «nadie simplemente puede hacer una película tan buena como El Señor de los Anillos«.
En cuanto al género de las películas basadas en videojuegos, aún tienen otra oportunidad con Assassin´s Creed, pero la paciencia de los jugadores cinéfilos está agotándose.
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