Mustang Belleza Salvaje es una película de origen turco filmada primordialmente en Inebolu, aunque con algunas escenas siendo grabadas en otras locaciones, como Abana y Estambul. La propuesta corre en manos de la joven directora y escritora franco-turca Deniz Gamze Ergüven, quien lista en su reparto a una generosa cantidad de jóvenes promesas para el mundo de la actuación. Pero pasemos al meollo del asunto, ¿de qué trata esta cinta que fue nominada a Mejor Película Extranjera en la pasada entrega de Premios de la Academia?
Cinco jóvenes muchachas, todas hermanas, terminan el periodo estudiantil y van la playa a pasarlo bien en compañía de algunos compañeros. Algunas de sus actitudes son mal vistas por una vecina bastante entrometida, amiga de su abuela, y en cuanto llegan son reprendidas duramente, al grado que ella y su hijo, tío de las muchachas, deciden que es tiempo de buscarles marido. Poco a poco comienzan a alejarlas de la vida de sus compañeros, iniciando por prohibirles asistir nuevamente a la escuela, hasta llegar al grado de convertir su propia casa en una verdadera cárcel de la que no podrán salir hasta estar casadas. Lo que vemos en esta cinta es, pues, el sacrificio de la juventud por respetar las tradiciones y los preceptos de una moralidad arcaica. Entre el reparto tenemos a las chicas Günes Sensoy, Doga Zeynep Doguslu, Tugba Sunguroglu, Elit Iscan e Ilayda Akdogan, mientras que Nihal G. Koldas hace el papel de la abuela y Ercan Köksal interpreta al tío Seref.
Este tipo de cintas debe ser visto con una mente muy abierta, porque nuestra primera intención no debe ser juzgar los usos y costumbres de otros pueblos. Esa es una mirada demasiado superficial del problema que nos plantea Deniz Gamze Ergüven. Lo que aquí vemos es el choque de dos fuerzas de idéntica magnitud: lo viejo ante lo nuevo, la acostumbrado ante las nuevas usanzas. Y eso, en todos los pueblos de la tierra ocurre periódicamente. Sólo hay que echar un vistazo a nuestras tierras para darnos cuenta que es así y siempre lo será. El mensaje final de la cinta es, sin duda, una realidad: aunque lo viejo se resiste a fenecer, finalmente será aplastado por la fuerza de la juventud, que pelea por tener el lugar que le corresponde, por disfrutar de la misma libertad que tienes esos hombres y mujeres mayores, y establecer sus propias reglas para vivir sus vidas y no padecer el yugo de una moralidad caduca y poco razonable.
Desde el punto de vista actoral, la cinta convence. Nos muestra el retrato de una familia integrada en su mayoría por jóvenes que no quieren otra cosa que disfrutar la vida, y que al verse forzadas a vivir en reclusión hasta que su abuela y su tío les consigan maridos por conveniencia, comienzan a idear formas de escapar. Cada una logra zafarse su cruel realidad de una manera distinta. Está la chica que logra casarse con su novio, está la que se ausenta de sí misma para no afrontar el problema… pero paremos aquí, porque mi intención no es contarles la película, sino exponerles mi punto de vista.
Nihal G. Koldas hace el papel de una abuela que ama a sus nietas, pero que está demasiado atada a la tradición. Su hijo, Seref (Ercan Köksal), sólo parece estar interesado en quitarse los problemas de encima, y una vez que sus sobrinas comienzan a mostrar rasgos de rebeldía, las fuerza a permanecer en casa en lo que arreglan las bodas. Ambos actores son convincentes. Así que, en general, estamos antes una cinta que reúne puro talento para mostrarnos una historia que es factible y que posiblemente ya haya ocurrido en la realidad. En cuanto a los ambientes, la música, los efectos de sonido en las escenas clave, todo fue bien ideado, no para exceder sino para representar. Y es justo lo que cualquier cinéfilo esperaría de estas nuevas propuestas que llegan de Medio Oriente.
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