A un año de que Driveclub fuera anunciado como título de lanzamiento para el PlayStation 4 y después de sufrir incontables retrasos y hasta un rediseño completo, el juego ya está disponible tanto en su formato digital y físico, así que demos rienda suelta a la reseña.

Desarrollado por la gente de Evolution Studios y publicado por Sony, Driveclub es un juego del genero racing que es gráficamente sorprendente y que tiene ideas muy marcadas de otros juegos del género, en concreto de GRID y PGR, sin embargo, uno podría esperar que el manejo se inclinara más a la simulación y no es el caso, ya que el juego se centra por mucho en el aspecto arcade.

El juego en sí es corto, no hay grandes cosas que puedas hacer en el modo campaña. El modo de juego es demasiado simple, estás en la pista y sin la más mínima interrupción ya estás al volante. Seleccionas la pista, seleccionas el vehículo y vas de nuevo a la pista, desbloqueas vehículos nuevos y repites la operación. En Driveclub es inexistente la modificación de motor, tren de manejo, de suspensión o de aerodinámicos, lo cual hace que se pierda mucho la sensación de pertenencia, factor que está presente en títulos del género a pesar de que no sean cien por ciento simulación o de plano no tengan nada de ella.

Claro está que puedes manejar un Ferrari, Lamborghini, Bentley y más autos sin modificación alguna, lo cual tiene una especia de gratificación intrínseca, y es que Driveclub tiene este tipo de experiencia al introducirnos a una mediana variedad de vehículos y ponerlos a prueba en circuitos completamente nuevos que presentan sus propios retos. El modo Tour, que es el de un solo jugador, te presenta una serie de campeonatos o tours que están orientados a ser superados con un tipo de auto en específico, en la gran mayoría de ellos podrás elegir de entre cinco vehículos (en ocasiones menos), que pertenecen a un solo género y que tienen características y desempeños diferentes, por lo que establecer la mejor marca dependerá mucho del auto y de tu pericia con él.

Las primeras carreras no demandarán mucho de tus habilidades, pero algo muy rescatable de Driveclub es que el reto va en aumento y se siente como algo muy bien pensado y adaptado al juego, empezando por los denominados “Hot Hatches”, que son aquellos autos conocidos como cinco puertas o hatchback, y de ahí llegar poco a poco a los autos de alto rendimiento, mientras corres por circuitos que no perdonarán la más mínima falla al volante. Si cometes un error, podrías mejor poner pausa y seleccionar la opción de volver a empezar, y esto es debido a que no existe la opción de rebobinar que tan común se ha vuelto.

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La belleza gráfica es innegable

Esto es un arma de dos filos, ya que al no existir esta función tendrás que poner toda tu atención en lo que estás haciendo y determinar los tiempos de aceleración y frenado óptimo de acuerdo al tipo de auto, además de que no existe la ayuda de trazado, lo cual te forzará a aprenderte el circuito, cosa nada difícil ya que estarás reintentado continuamente la carrera, esta experiencia crece más debido a que en Driveclub tu principal oponente no eres tú, ni los tiempos de tus amigos, sino la propia agresividad de la IA, que tiene el habito de pasarte súbitamente y a una gran velocidad, además de que en más de una ocasión te pegarán en la parte trasera, haciendo que te salgas por completo de tu línea de carrera. El daño mecánico no existe, pero hay distintas penalidades que harán que la competencia sea muy injusta. Un claro ejemplo es que al salirte del circuito (sea accidental o no) tendrás una penalización en cuanto al tiempo en el que podrás desarrollar tu máxima velocidad, también aplica esta regla cuando hay cierto tipo de colisiones que el sistema detecta como deliberadas. Estos castigos no aplican a la IA, solo al jugador, lo cual hace que sea una falla de consistencia con lo que está pasando en la carrera. En Driveclub no hay nada más frustrante que ser penalizado por una colisión que no fue propiciada por ti.

Otra inconsistencia en el juego es que tendrás que batallar en encontrar un balance claro entre el peso del auto y el exceso de agarre que tienen, esto es más notorio cuando estas en los eventos de drifting o derrape, ya que el propio agarre del auto hace que se vuelva muy complicado mantener el momento generado y ganar esos preciados puntos, además de que se vuelve muy notorio cuando estás tan acostumbrado al estilo de manejo de los distintos simuladores o juegos tipo arcade del género y te tomará un poco más de tiempo conocer y acostumbrarte al agarre irreal de los autos de Driveclub.

Ésta es en sí la experiencia de Driveclub en el modo de un solo jugador, hay cosas buenas del juego, pero tristemente sobrepasan las malas a un título que bien pudo venir a inyectar más vida al género. Por otro lado, en el aspecto de multijugador es en donde el juego cumple de buena y le da un poco más de sentido la palabra Club.

Cada jugador podrá crear o unirse a un club, cada club tiene capacidad de hasta seis jugadores al mismo tiempo para competir en línea, cada club puede crear su propia insignia y pintura personalizada para sus autos, así como también invitar a otros clubes a batir sus tiempos, resultando en algo muy parecido a lo que hemos visto con EA y al Autolog. Existen también los mini retos, que son básicamente pruebas dentro de las carreras y consisten en mantener o superar la velocidad especificada en ciertos tramos, seguir fielmente la línea de carrera o superar el puntaje de derrape establecido por alguno de tus amigos.

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Los escenarios de noche son fantásticos

Cada una de estas características resultan básicas en un juego que está enfocado mucho en la parte social y hasta cierto punto es lo que mejor hace Driveclub, pero si lo comparamos con otros títulos, como algunos de EA o incluso la serie de Forza, resulta mucho más interesante y elaborada la parte dedicada a la comunidad y con funciones más avanzadas.

La música del juego no es nada buena, resulta tediosa y hasta podría parecer que Evolution Studios hizo esto a propósito, ya que al apagar por completo la música escucharás el sonido limpio del motor del auto, el derrape crudo de las llantas e incluso el sonido del terreno de las pistas mientras corres, haciendo que esto te ayude a meterte aún más a la carrera.

Es difícil encontrar algo que destaque de Driveclub. Se siente como un juego muy ordinario en todos sus aspectos, desde las carreras contra la IA, hasta cuando tienes que establecer tiempos de vuelta. Si en algo brilla un poco es en su aspecto social, pero se sigue sintiendo como un juego que no apuesta nada en arriesgar e intentar hacer algo diferente y se queda siendo algo muy ordinario que no está a la altura de ser un digno contendiente de esta generación y que es superado por muchos juegos de la generación anterior e incluso de la anterior a ésta.

Sí, gráficamente el juego es por mucho de lo mejor que hemos visto en consolas de esta generación a la fecha, hasta cierto punto sirve como entrada al género y para despertar el sentimiento de competencia al compararte continuamente con los mejores tiempos en línea, pero fuera de eso no tiene mucho que ofrecer a los aficionados de hueso colorado al género y seguramente dejará decepcionado a más de uno.