En el minimalismo y simplicidad de Q.U.B.E. radica su encanto. Se trata de un puzzler de plataformas en 3D que nos recuerda mucho a Portal, de Valve. Todo inicia sin tener idea alguna de qué es lo que haces en ese sitio, sin presentación alguna o introducción. Comienzas a explorar la zona y poco a poco vas ganando conciencia de que eres un sujeto de pruebas o algo similar. Te han sido dados unos guantes que te permiten interactuar con bloques de colores, cada cual con distintas propiedades.

Los rojos pueden extruirse (estirarse) en las siguientes posiciones, donde cada punto representa a un cubo: ., :, ፧; mientras que los amarillos, viniendo en grupos de tres, pueden alterarse en dos formas semejantes y una distinta. Gráficamente: ፧:., .:., .:፧. Los azules actúan como catapulta, y los verdes, con los que no se puede interactuar directamente, se ocupan como cubos móviles para alcanzar objetivos a los que de otra manera no sería posible llegar. Todo se maneja fácilmente con ratón y teclado.

Q.U.B.E. (abreviación de Quick Understanding of Block Extrusion) reta al jugador a entender la mecánica de su simple sistema que en algunas cámaras constituirá un verdadero desafío. Muestra dentro de su aparente sencillez una complejidad con un potencial enorme, y sólo basándose en algunos parámetros de la física y la geometría. Habrá también controles que nos permitirán girar algunas secciones de las cámaras, algo que no sólo será deseable sino indispensable en múltiples ocasiones. Así mismo, se experimenta con la oscuridad, con el magnetismo, los haces de luz y los espejos. Y sin duda, una de la partes más interesantes es la sección de las cámaras inclinadas, en donde manipulamos a una esfera por medio de bloques extruídos, secciones giratorias, catapultas y cubos pigmentados semitrasparentes que la tiñen de un color en específico.

El juego cuenta con siete secciones, con rompecabezas cada vez más y más complejos (algunos de ellos, realmente frustrantes, ya que dependen del momento justo), por lo que habrá que poner extra atención para finalizarlos. Sin embargo, la experiencia es disfrutable, llegando a un máximo de cinco horas de gameplay. Entre sus pros se encuentran el minimalismo antes mencionado, la rapidez con la que se puede comprender el objetivo del juego, los puzles lógicos e intuitivos y la variedad de escenarios. Entre sus contras, la falta de una historia que justifique la aparición del sujeto de pruebas, y su salida de dicho entorno, la duración del gameplay (que en lo personal me ha parecido corto), y la inevitable asociación que hacemos con Portal, un producto de otra compañía, con sus similitudes como las cámaras ocultas, un laboratorio que parece estar en abandono o decadencia, y el escape de dicho lugar.

Existe una versión llamada Q.U.B.E. Director’s Cut en donde se integra una especie de historia con la inclusión de diversos clips de voces en off, aunque elimina una de las siete secciones. La realidad es que ambas son disfrutables con o sin antecedentes, aunque se agradece esta última versión que le otorga un toque dramático a la partida.

En el apartado visual no se le puede exigir mucho por su aspecto minimalista. La música es la adecuada, agregando en ocasiones especiales toques de suspenso. Y en el caso del Director’s Cut, la historia que propone es interesante, aunque nunca nos ayuda a revelar cómo es que caímos en manos de una civilización alienígena que tiene un especial delirio por las pruebas de laboratorio a gran escala. Si hubiera que calificarlo le daría un siete, ya que habría que afinar algunos detalles para facilitar a quienes no están familiarizados con los puzzles sobre los objetivos que hay que cumplir, no sólo al inicio sino en cada una de las cámaras.