Estás cansado, avanzas con pocos ánimos y con la incertidumbre de lo que te puedas encontrar más adelante. Tienes hambre pero los pocos víveres que has encontrado han caducado o tienes el presentimiento de que podrían provocarte algún mal en vez de apaciguar tu necesidad de alimento. Tu canino y fiel compañero te alienta, es curioso como un animal con tan básicas necesidades te recuerda lo frágil que eres, ya que ahora tienes las mismas necesidades que él. Escuchas un ruido, un fuerte rugir te estremece y comienzas a correr antes de que el oso pueda alcanzarte. Logras encontrar un refugio, es pequeño pero servirá para pasar la noche. Así, terminas otro día con la esperanza de que mañana no será tan malo, cierras los ojos repitiéndolo para hacerte sentir mejor.

Con la premisa de sobrevivir y sobrepasar las adversidades de la naturaleza se nos presenta The Flame in the Flood, juego desarrollado por veteranos de la industria con gran currículo, ya que tienen en su experiencia juegos como RockbandBioshock Halo 2, por lo que la expectativa es alta para el estudio The Molasses Flood.

Tomaremos el control de Scout, una joven desafortunada de vivir en un mundo salvaje y despiadado. Scout cuenta con diferentes necesidades, por lo que las barras de estatus que veremos serán hambre, cansancio, sed y frío, las cuales tendremos que estar monitoreando constantemente para seguir viviendo. Junto con tu perro Aesop, emprenderán un viaje con búsqueda de esperanza de una mejor vida.

El juego se desarrolla a lo largo de varias islas, ya que el mapa esta dividido por un gran y violento río que divide a cada una de estas. Navegarlo no será fácil ya que las rápidas corrientes nos impedirán ir a los lugares deseados o nos dividirán el camino en diferentes bifurcaciones dejándonos la decisión de que camino tomar, algo vital ya que cada terreno es diferente entre sí y los materiales que contienen pueden ser de mayor o menor utilidad.

Con base en creaciones aleatorias de terreno, The Flame in the Flood cumple con ciertos elementos del género «roguelike» y «RPG«. Al tener diferentes variaciones en lo que genera el juego incrementa la experiencia de los jugadores ya que aparte de aumentar la rejugabilidad, las anécdotas de usuario serán diferentes. Esto va desde la aparición de diferentes ítems o criaturas, hasta la ubicación de varios NPC.

Como buen juego de supervivencia no nos pondrán las cosas fáciles. Los peligros son numerosos, y en cada segundo estarás teniendo cuidado de tu personaje como si fuera tu vida misma ya que al más mínimo descuido algo desastroso podría ocurrir. Explorar es fundamental para recolectar materiales y suministros que podremos transformar en diferentes herramientas. Trampas, armas, recetas de comida y algunos otros más son los que tendremos a nuestra disposición con el detalle de que deberemos decidir bien al momento de usarlos en el mejor momento, tal vez dicho objeto podría ser útil más a futuro, o la comida hecha nos enferma al usar elementos dudosos en su calidad.

Hablando del combate, encontraremos desde lobos, hasta grandes osos que querrán acabar con nosotros. El sistema de creación es bueno dando la flexibilidad de que al momento de tener los elementos necesarios para crear algo la receta aparecerá ante nosotros. Tal vez esto deje poco espacio para la creatividad, sin embargo, un inventario reducido y el objetivo de sobrevivir reducen el deseo de estar cargando elementos poco útiles o de usarlos y perderlos en algo que no nos ayuda en el momento. Regresando a las criaturas peligrosas, es posible que en varias ocasiones la mejor opción sea huir y no tirar o mal gastar nuestras armas y poner en riesgo nuestra vida en un combate poco favorable.

Una gran diferencia con los demás exponentes del género es que debes de estar en continuo movimiento. La mayoría de juegos nos ponen en la situación de asentarnos y sobrevivir con los recursos del entorno, en  The Flame in the Flood  nos la pasaremos viajando y explorando, por lo que quedarnos en un solo lugar no es la opción dado los peligros con los que siempre estamos en contacto. Este continuo desplazamiento provoca que estemos más consientes de nuestras decisiones en vez de la improvisación de nuestros actos, dejando así nuestra atención en más elementos de la supervivencia.

Algunos detalles que merman la experiencia de juego es el apartado técnico al contar con algunos problemas en la generación de sombras o en el terreno aleatorio que se genera. Existen también algunos bugs y los controles no son del todo responsivos en determinadas zonas, por ejemplo la navegación de nuestro bote en el río. En el modo campaña contaremos con la opción de los checkpoints si llegamos a morir posteriormente, sin embargo dichos puntos de carga son conflictivos al dejarnos desprevenidos o en situaciones en desventaja. Hablando del modo campaña, el juego también cuenta con un modo infinito donde solo tendremos que sobrevivir el mayor tiempo posible.

La campaña nos da la oportunidad de llegar al final del río siempre y cuando hayamos sobrevivido a las 10 regiones que tiene. Podremos hablar con diversos NPC que nos darán objetos o nos pedirán comerciar con ellos. Por último la campaña también cuenta con misiones secundarias donde nos pedirán todo tipo de cosas, algo que ayuda a refrescar el gameplay y hacernos sentir que hacemos algo más que solo sobrevivir. Por su parte, la música es buena, hay que destacar la participación de Chuck Ragan, cantante de folk rock que compuso el soundtrack del juego desde cero y especialmente para el proyecto. La ambientación junto con la letra y ritmo de las canciones se conjuntan de maravilla, con el único defecto que en ocasiones terminan de forma abrupta dejándonos con el silencio del territorio. Mientras tanto, su apartado gráfico es de llamar la atención ya que hace uso del motor Unreal Engine 4 para desplegar texturas estilo cel shading que le vienen a la perfección.

Un título de supervivencia exigente y distinto, desesperándonos pero recompensando al jugador si logra hacer las cosas bien para sobrevivir. Un obligado para los fans del género que estén esperando un buen reto.

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