Como cualquier MMO longevo, World of Warcraft (WoW) ha extendido su vida útil a través de las expansiones, las cuales han aprovechado los felices recuerdos de muchos de los veteranos de Azeroth, dándoles una mezcla reconfortante de lo familiar con una generosa ración de lo novedoso. Y es precisamente el poder de la nostalgia lo que alimenta gran parte de lo que hayamos en la quinta expansión, Warlords of Draenor (WoD). Aunque sus adiciones no reinventan la rueda, la mezcla de viejas experiencias y nuevas aventuras es suficiente para que cualquier jugador de antaño quede enganchado otra vez.

WoD se siente como algo que has visto antes, sólo que mejor. Tomemos como ejemplo a Draenor, en tu viaje del nivel de 90 al 100 -a través de una serie de giros en la trama, que han sido de los mejores en mucho tiempo-: la Alianza y la Horda terminan en un universo alterno al otro lado del  icónico Portal Oscuro. En lugar de tropezar con el destrozado continente de Outland, de repente formas parte de la historia reescrita por los orcos en el Reino de Draenor. Es una trama intrincada con un propósito interesante: te pone en lugares en los que sientes como si hubieras estado antes, aunque son apenas reconocibles.

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Grommash Grito Infernal ha rehusado someterse a la Legión Ardiente. «¡Jamás seremos esclavos… seremos conquistadores!» Es un personaje que me recuerda mucho a Conan El Cimmerio, de Robert E. Howard. Por supuesto, aquél era humano y este es un feo orco. Al menos no es verde…

Por supuesto, cualquier convincente sensación de familiaridad dependerá de nuestra historia personal en WoW. Draenor es un spin-off de la expansión La Legión Ardiente, pero alternada en algo totalmente nuevo. En lugar de andar a través de los páramos estériles de Blade’s Edge Mountains, podrás atravesar la exuberante selva de Gorgrond. En vez de erradicar a los hombres-pájaro Arakkoa de los bosques de Outland, Draenor te da la oportunidad de ayudarles a levantarse en un sistema de castas brutal. Más allá de la estructura de búsqueda estándar, WoD anima a explorar fuera de los caminos preestablecidos.

Si no experimentaste Outland en su día -o decides omitirlo completamente mediante el aumento instantáneo a nivel 90 que se incluye gratuitamente con la expansión- los ambientes no serán menos variados o atractivos, pero hay una cierta magia involucrada en volver a experimentar una versión alternativa de estos lugares que ya habíamos explorado hace años, apreciando todas las sutiles o extravagantes formas de este universo. Y en el transcurso de cinco expansiones, Blizzard ha dominado absolutamente su tecnología, creando cadenas de misiones que hacen que el héroe viva en el centro de su propia historia. La progresión en WoD tiene como recompensa escenas impresionantes que les encantará a quienes jugaron el RTS original.

WoD también recupera la sensación de la primera expansión de WoW con algunos retoques de diseño inteligente, incluyendo una reducción de todo el juego, de las estadísticas, daños y valores de salud. Mediante la reducción de números en todos los ámbitos, WoD elimina la tendencia típica de escalada constante de las expansiones. Otra jugada inteligente es la reducción de las habilidades a través de todas las clases, haciendo más claras las opciones sin cambiar fundamentalmente el estilo de juego. En mi opinión, fue una muy necesaria reorientación, o puesta a dieta, de la barra de habilidades.

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Todo inicia con la inesperada invasión de Azeroth por parte de la Horda de Hierro, una vez que llegas al nivel 90. La expansión incluye una subida de nivel para que desde ya puedas disfrutarla con todo el poder necesario para progresar en ella.

Con los ajustes a las habilidades de clase, tu papel en el grupo es mucho más interesante, ya seas un tanque, un sanador o un DPS. Los curanderos, en particular, tienen que ser más inteligentes sobre los tiempos de sus hechizos, mientras que los tanques y los AP tienen que ser mucho más conscientes de la mecánica en lugar de dirigir ciegamente sus ataques. Al final, el juego se reduce a ejecutar repetidamente la mismas instancias en previsión de más contenido, pero los calabozos ofrecen muchos más desafíos estimulantes e incentivos de botín en comparación a las anteriores expansiones.

Estos son sólo algunos de los más prominentes refinamientos en WoD. El rediseño de los modelos de los personajes para cada raza y género da a cada uno un aspecto más moderno. Tus personajes no se verán exactamente como los recuerdas, pero sus nuevas caras y las animaciones son indiscutiblemente mejores.

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El nuevo sistema de guarniciones, nos permite mantener una mejor presencia al progresar por el reino de Draenor.

Entre las nuevas incorporaciones a la fórmula, WoD te pone a cargo de una guarnición, tu propia fortaleza que construirás desde el suelo hasta tus especificaciones preferidas. Mediante la construcción de cuarteles, establos, forjas y mucho más en una cuadrícula previamente fijada, obtendrás acceso a la elaboración de recursos y bonificaciones únicas. Y mientras realizas tu búsqueda a través de Draenor, los puestos llenos de soldados leales le dan un sentido real a tu presencia e impacto en el mundo.

Concluyendo, Warlords of Draenor es la expansión más fuerte de WoW en años. Al haberlo jugado otra vez, está claro por qué WoW es aún número uno entre los MMO: es el mejor en lo que hace, por su mismo refinamiento y añadiendo contenido pulido una y otra vez. Warlords of Draenor será recordada como una de las mejores expansiones de WoW, aun cuando el sistema de guarnición no cambie mucho la experiencia básica. Y para muchos jugadores, simplemente volver a disfrutar por nostalgia este MMO será suficiente.