Assassin’s Creed Unity es la octava entrega de la franquicia de Assassin’s Creed, la cual se ha convertido en un evento anual que ha sido blanco de críticas, pero también de estudio sobre cómo anualizar una franquicia sin morir en el intento.

Como en cada entrega del título, los hechos históricos contados en Assassin’s Creed son un factor importante, y debo decir que soy de los que disfrutó mucho la historia de Desmond y no encontré tan tediosa la historia de Connor Kenway en Assassin’s Creed III.

Afortunadamente la historia que rodea a los personajes de Unity no es tan pesada como en entregas pasadas, a pesar de que el inicio es un poco incierto ya que la presentación no es a la que nos tiene acostumbrados Ubisoft, no pasa mucho tiempo antes de que asumamos el papel de Arno Dorian.

Si algo podemos decir en los primeros cinco minutos de manejar a Arno es que de alguna manera nos recordará mucho a Ezio con ese encanto, humor y carisma, aunque no es tan drástico en sus juicios como el maestro italiano. Arno es un poco más profundo en su personalidad que los protagonistas anteriores, su historia en sí resulta interesante, ya que se vuelve huérfano a muy temprana edad y es educado por el bando contrario.

Pero éste no es su único enlace con ese temido “lado oscuro” que ata a Arno en la historia, ya que desde los cortos promocionales vemos que hay una doncella en su vida y que tampoco tiene una buena relación con el gremio de los asesinos.

Esto da lugar a que existan muchos giros posibles en la historia y una gran parte de ellos estarán en las misiones optativas que están disponibles a la par de la historia principal.

Pero sin revelar mucho, la historia de Assassin’s Creed: Unity es muy coherente y tiene un reparto de personajes memorables, aunque por momentos se siente un poco saturada, tal vez pudiera influir el acento británico del idioma inglés usado para dar voz a la sociedad francesa durante su revolución, y también que las misiones no están tan resaltadas como en los juegos anteriores y están más acordes al Assassin’s Creed original.

Iniciarás haciendo mandados, estarás yendo de aquí para allá y poco a poco se te irán presentando las áreas que rebosan vida por los NPC, figurarán ya tus objetivos y tu blanco, el cual podrás asesinar en la manera que te plazca. Dirás adiós a aquellas secuencias de animación cinemática (aunque hay pocas todavía presentes), lo cual da una grata bienvenida a que juegues a tu manera y bajo tus propios términos.

Desde un punto de vista narrativo no es el mejor rumbo que haya tomado Ubisoft, pero desde la perspectiva del modo de juego la historia hace maravillas en hacer sentir al jugador como un verdadero integrante de los Asesinos.

Como ha venido pasando en entregas anteriores, las secuencias del mundo presente que son paralelas a las aventuras de Arno son carentes de algo fresco y no destacan para nada en el juego. A diferencia de títulos anteriores, Unity usa el presente como una simple razón de que el juego exista. El breve argumento del credo asesino de nuestros días deja mucho que desear, sin embargo, se puede notar que hay cierto interés por parte de Ubisoft en llevar ese enfoque a una historia que valga la pena explorar y hacerla mejor que la historia de Desmond Miles.

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El detalle gráfico es sorprendente.

A pesar de que Ubisoft haya dado sus razones de darle a los personajes voces y acento inglés, resulta muy extraño escuchar esto cuando los guardias, la gente y los propios personajes principales dicen alguna que otra maldición, lo cual te hace recordar que estás en un juego y le quita cierto encanto al trabajo realizado por el equipo de audio y doblaje.

El diseño de juego de Assassin’s Creed Unity no es una simple traslación de lo que vimos el año pasado, se siente como un trabajo de renovación completo al sistema de control que tanto ha caracterizado al título.

Deambular por los mapas, el combate, los asesinatos; en esencia todo ha sido renovado, no al cien por ciento, pero sí es muy notable la manera en la que los nuevos motores, tanto gráfico y el usado para el desarrollo, dan una vida completamente nueva a un estilo de juego que ya mostraba signos de deterioro. El resultado es que la animación sea fluida y muy natural, realmente sientes que el control es una extensión entre Arno y tú.

El modo de desplazarte en la ciudad es una notoria evolución del sistema que vimos por vez primera en Assassin’s Creed III y que personalmente pensaba no podría ser mejorado, sin embargo, en Black Flag vimos una mejora sustancial y sencillamente Unity lo lleva a un nivel que no pensábamos sería posible.

El hecho de caminar en las calles de Paris es una dicha de ver y hacer, esto porque ya no estarás robando a cuanto peatón pase a tu lado y tener a todos los guardias persiguiéndote continuamente por el simple hecho de robarles accidentalmente.

En lugar de presionar el botón A o X para caminar más rápido sin entrar en el modo de alerta, bastará con solo mover el stick suavemente hacia cualquier dirección para poder desplazarte con mucha facilidad, lo cual ayuda a que veas todos los detalles gráficos.

Es claro que esto al principio es impresionante, pero la franquicia no es famosa por estar caminando entre la gente, así que enfoquémonos a lo que es la mecánica de estar trepando por las casas, correr por los techos y más.

El parkour se ha simplificado mucho, lo cual será bienvenido por aquellos que son nuevos a la franquicia. La nueva mecánica trabaja de manera espléndida con la función de movimiento “arriba-abajo”, en donde con solo con presionar un botón inicias tu ascenso por los muros y volviéndolo a presionar comienzas a bajar, lo cual reduce a nada el factor frustración que estaba presente con el control donde utilizabas el stick para esquivar constantemente. Sin embargo, no es del todo infalible, ya que aún encontrarás maneras absurdas de caer y perder el avance.

El combate es otro punto de mejora que fue bien abordado, las mejoras no consistieron en hacerlo más simple, todo lo contrario, es más difícil. En los juegos anteriores podías permanecer defendiéndote y contratacar hasta tener muchos enemigos tirados a tus pies, Unity te exige adaptarte al ataque de tu enemigo y aprender nuevas maneras de deshacerte de él.

Encontrarás distintas clases de enemigos, y con ello me refiero a que encontrarás los clásicos soldados que solo están esperando a que les cortes la garganta y los enemigos más pesados que pondrán a prueba tus habilidades, lo cual es el mismo principio básico de Assassin’s Creed III y de Black Flag, pero en estos juegos no sentías que estabas en desventaja ante tu rival, caso contrario en Unity donde en ocasiones tendrás que huir por lo abrumador que es tu oponente.

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Ajustarás tu estrategia de acuerdo al tipo de enemigos.

Los juegos de la franquicia han estado siempre bajo el debate de que hay poca acción donde te tengas que mezclar con tu entorno, algo que el primer juego realizó bien, al obligarte a estar en movimiento con la multitud a tu alrededor y trazar de esta manera un camino a tu objetivo, y en los juegos siguientes se abandonó este concepto enfocándose más a la acción.

Assassin’s Creed Unity, a diferencia de entregas pasadas, da un paso atrás en cuanto al enfoque de acción, la cual todavía existe en muy buena parte del juego, pero este nuevo acercamiento hace que retomes ese sentido de tener en cuenta lo que te rodea para ejecutar el asesinato perfecto.

En lugar de arrojarte de entre la multitud y apuñalar a tu objetivo, o tener la opción de atacarlo desde lejos con ataques de rango, ahora te invitan primero a estudiar el área. Localizar a los guardias, verificar los patrones de movimiento, tomar en cuenta si distraer a un guardia hará que el otro lo siga o si esto lo pondrá aun más alerta, son las opciones que tendrás que tener presentes y harán que vayas planeando y mejorando tu acercamiento a cada objetivo dentro del juego.

Claro que tendrás errores, pero créeme que cometerás aún más si no realizas una planeación de manera previa, lo cual solo hace que repitas la misión y tengas que acercarte a tu objetivo de manera diferente. Pero esa es la belleza del nuevo estilo de juego de Assassin’s Creed: Unity, ya no estás confinado a unos parámetros muy estrictos, en lugar de ello podrás tomar decisiones sobre cómo acercarte y el único culpable de fallar la misión serás tú.

Mucho se ha hablado de que Unity no está corriendo a 60 cuadros por segundo y en 1080p de resolución, pero, en mi opinión, esto importa muy poco. Una vez que estás en tu primer punto de sincronización y la cámara gira en torno a ti revelando la ciudad, te olvidarás de todo lo que se habló en las últimas semanas sobre la resolución y los gráficos, el juego es una belleza.

De acuerdo con Ubisoft, la ciudad de Paris fue construida en una escala de 1:1, no sabría decir de manera certera si esto es cierto, pero es evidente que la ciudad es enorme. El grado de detalle es fantástico, al caminar en las calles encontrarás varios NPC muy detallados, las calles se sienten llenas de vida, repletas de distintos personajes realizando diferentes tareas, ya sea vender, dar los buenos días, platicar con el personaje que está al lado de ellos, hablando consigo mismos, barriendo, etc. Acciones que estaban ya presentes en juegos anteriores pero que no lograban transmitir esa sensación de que la ciudad tenía vida propia.

Cada personaje está muy bien diseñado y se mueve con la gracia y suavidad de una persona real, en ocasiones parece que estás viendo un cuadro viviente de una persona real, aunque aún hace falta para llegar por completo a ese estado donde lo digital se mezcla de manera perfecta con la realidad.

El motor Anvil realmente hace gala de lo que es capaz esta generación de consolas y Ubisoft nos deja ver lo que realmente se tenía pensado para Assassin’s Creed III, dejando claro que Unity no es solo el mejor juego (visualmente hablando) de Assassin’s Creed a la fecha, sino que probablemente de lo que va de esta generación.

Assassin’s Creed: Unity es el título que debió salir como manera de introducción de la franquicia en la presente generación de consolas, es una bocanada de aire fresco a la franquicia, no solo en el aspecto gráfico, también en el estilo de juego y en la libertad de poder acercarte a tus objetivos. Ubisoft acaba de poner, de nueva cuenta, el listón alto para la saga de Assassin’s Creed y solo queda esperar lo que depara el futuro a una franquicia que comenzó muy pequeña y se convirtió en un fenómeno.