Basado en un cuento escrito por Munro Leaf en 1936, que se consideró en su momento un clásico comparable a Winnie The Pooh, Blue SkyStudios, los creadores de La Era de Hielo y Rio nos trae la historia de ¡Olé! El Viaje de Ferdinand, cinta con la cual ya están confirmados que competirá el estudio por el Globo de Oro a Mejor Animación contra cintas formidables como Coco y Cartas a Van Gogh.

No obstante, Carlos Saldanha tiene el reto de dirigir una cinta basada en un cuento corto que fue adaptado a un cortometraje por Disney años después de que fue publicado el libro. ¿Podrá acaso el guión de Robert L. Baird, Tim Federle y Brad Copeland salvar la narrativa por 107 minutos?

Si bien tengo curiosidad de ver la película en inglés pues tiene las voces de John Cena, David Tennant, Kate McKinnon, Bobby Cannavale, Juanes y hasta PeytonManning (si, el Colt, el Bronco… haciéndola de toro) nos encontramos con un equipo de doblaje encabezado por Idzi Dutkiewicz (voz recurrente en las cintas de Iron Man), Mariana Treviño (Club de Cuervos), Alondra Hidalgo, Daniel Sosa y Humberto Vélez. 

 

Haznos paro para salvar la temporada de los Texans, ¿no?

Ferdinand no es el toro de lidia que uno creería ver, es un toro de buen corazón que prefiere oler las flores a embestir toreros, su forma de pensar y vivir le permiten vivir con una niña, alejado del ruedo hasta que un accidente lo regresa a su lugar de origen y pronto se podría ver considerado para terminar en la plaza de toros enfrentándose a muerte al mejor torero de España. En todo caso, Ferdinand hará lo posible por demostrar que todos somos dueños de nuestro propio destino y evitar la fatalidad, ya sea la de los ruedos o la de la fábrica de carne.

Si hay algo que me agradó de la película es que los detalles que dan peso a la historia se cuentan de manera rápida, la vida de Ferdinand como un novillo, su relación afectiva con su padre y la relación antagonista con el Valiente, un toro que enfoca su vida a ser el mejor toro en el ruedo. De ahí su huida y su relación con una niña para después volver a la granja donde entrenan los toros, eventos que prácticamente se cuentan en cuarenta minutos sin que sintamos que se nos haya perdido un detalle.

De ahí la narrativa se torna algo lenta, pero que da pie al buen uso de los personajes secundarios como Lupe, una cabra loca que realmente se presta a los mejores chistes de pastelazo que haya tenido el cine este año; a una banda de erizos ladrones que se alocan al escuchar «La Macarena» de una flor de juguete o de Angus, el alocado toro que no puede ver nada debido a su pelaje y que, en cierto modo, parece la caricatura de algún político que hemos visto mucho en las noticias y que, al ser modificada su imagen, termina pareciéndose a otro de nuestro país, eso sí siempre con la efectiva voz de Homer… perdón Humberto Vélez quien parece regalarnos en este toro al hombre amarillo que no hemos escuchado del actor desde hace años.

 

Ese dia en que te pones a pensar por qué no lavaste la ropa interior la noche anterior.

Sí, hay momentos en que el drama asoma y es entonces cuando la historia si pide frenar un poco, para poder sentir algunos momentos conmovedores que saben hacer bien la pausa en medio de frenéticas escenas de persecución, intentos de escape, duelos de baile y hasta una coreografía de una canción de Pitbull. Debemos decir que el agregar tantos eventos y personajes a la historia si le ayudan a complementar bien el tiempo y alargar la historia lo suficiente, quizá hasta se excedieron un poco en esa cuestión.

De ahí resalto mucho el trabajo que se hizo para mostrarnos muchos detalles de España, de pronto  tenemos la clásica aldea española con sus callejones y su plaza principal, tenemos las carreteras bien organizadas de ese país, los molinos, tanto antiguos como modernos y hasta impresionantes rendiciones de algunos puntos claves de Madrid como la Puerta de Alcalá o la Estación de Atocha. No hay momento en que haya  una sensación de que se quiera molestar en algún aspecto a la cultura española.

Excepto, claro, en la cuestión de la tauromaquia, que es inevitable tocarla durante todo el filme, de mostrar la forma en que se les convence a los toros de su destino final, de hacernos ver los diferentes aspectos de este espectáculo que ha inspirado a artistas y a activistas por igual, tanto por la estética que imprime como por la violencia y maltrato que genera. No se les va un detalle que hará que tanto los que están a favor como en contra salgan en cierto modo satisfechos y sin deseos de que la cinta pudo haber ofendido a uno u otro bando como ocurrió con el cuento originalmente durante la era de la Guerra Civil Española, cuando se censuró la historia por ser Pacifista y contraria a las políticas de los partidarios del General Franco. 

 

Un toro enfocado en su futuro, un robot, un flaco y un escocés, más no se puede pedir.

No obstante, se agregaron elementos a esta historia para alargarla y esto nos hace pensar que hay una extraña relación entre La Era de Hielo y Ferdinand, hay paralelos entre el tigre Diego y el toro Valiente; muchos paralelos entre el alocado Sid y la no menos alocada Lupe e incluso entre las zarigüeyas y los erizos. Vamos, hasta Scrat y un tierno conejito de corazón frágil tienen sus coincidencias. Si, aligeran mucho la historia pero también la alargan un poco más de lo necesario, si, por una vez funciona bien el gag del conejito infartándose pero tres veces o mas… En todo caso, hay buenos chistes, pero no todos están para entenderlos y créanme, varios niños comenzaron a bostezar en pleno filme infantil.

La animación es buena y se complementa bien con los diseños de los personajes, especialmente el de la cabra Lupe que, gracias a su fealdad, lo hace un auténtico reto para poder lograr un excelente diseño. También resalta el diseño de Angus que divierte verlo con su pelaje cubriéndole los ojos. Quizá hay algunos errores en la animación, especialmente en la segunda mitad del filme que golpean un poco la continuidad de la trama, pero nada que pueda hacer dudar del buen trabajo del estudio.

Del doblaje, debemos decir que hace un buen trabajo el equipo de animación y es una completa pena que no los pongan en los créditos finales, destacando el trabajo de la actriz Mariana Treviño, la protagonista de Club de Cuervos, que funciona perfectamente como una hilarante Lupe y de ahí podemos agregar el trabajo de Humberto Vélez, con un Angus tan divertido que nomás le falto su rosquilla para hacernos ver que extrañamos aHomer Simpson.  IdziDutkiewicz cumple con su personaje y realmente se sale de lo que ya ha hecho como Batman o IronMan, aunque si se opaca frente a los dos actores mencionados. El resto del elenco complementa bien al elenco y gusta lo que escuchamos de ellos.

 

¿Será Ferdinand capaz de cambiar su destino?

De la banda sonora tenemos una buena canción de Nick Jonas que, para fortuna de todos, no fue traducida al español llamada Home, que realmente sabe ayudar a construir bien la escena donde Ferdinand crece en paz con su nueva amiga y que tiene potencial para competir por premios grandes, incluso el Oscar. No es tan emotiva como Remember Me de Coco, pero si es bastante manipuladora a nuestros oídos. El resto de la banda sonora funciona bien y si, se vuelve un gag constante que aparezcan sonidos de flamenco en diferentes momentos de la historia y, claro la canción más conocida de la cultura popular española, La Macarena y como referencia a los erizos, una canción de Pitbull que se acomoda bien a una escena de la película.

En resumen, El Viaje de Ferdinand es una linda historia sobre pacifismo y el poder romper el status quo que la vida propone, quizá una buena razón para odiar la tauromaquia o abandonar el consumo de carne, pero le cuesta trabajo aterrizar en el público infantil con su trama un tanto orientada a audiencias un poco más grandes. Una animación decente con un buen doblaje que en México si encontrará un mercado que se le ha negado en Estados Unidos.

 

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