Este fin de semana llegó a los cines mexicanos una cinta de Rumania que salió el año pasado, Poziţia Copilului, cuyo título comercial es La Postura del Hijo, cinta que representó a su país camino al Óscar a Mejor Película en Lengua Extranjera sin tener éxito. No obstante, tuvo el reconocimiento del Oso de Oro en el Festival de Berlín. ¿Qué nos pareció esta cinta? Sigan leyendo.

Dirigida por Călin Peter Netzer, la cinta nos cuenta la dura experiencia de una señora llamada Cornelia Keneres (Luminița Gheorghiu, La Muerte del Señor Lazarezcu), una arquitecto con muchas conexiones en la sociedad de Bucarest que se ha enterado que su hijo Barbu atropelló mortalmente a un niño con su auto. Cornelia estará haciendo todo lo que tiene a su alcance para evitar que su hijo termine en la cárcel, aunque su hijo no acepte su ayuda debido a la actitud sobreprotectora de la señora.

Como buena cinta europea, no esperen ver un guión que les dé toda la información. De hecho, todavía no empieza y ya la historia está en desarrollo sin más presentación que ver a Cornelia quejarse de la actitud de Barbu, de ahí se desenvolverá el perfil de los personajes lentamente mientras vemos el andar de Cornelia por todos lados intentando arreglar las cosas y buscando consentir a Barbu, quien pasa del estrés post-traumático del accidente a una actitud que poco a poco nos hace darnos cuenta que la apuesta por un hijo único cuando hay todos los medios materiales puede ser un riesgo grande.

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Cornelia es una arquitecta con fuertes conexiones que le podrían ayudar a sobrellevar el problema de su hijo.

El desarollo de personajes fuera de Cornelia y Barbu es incidental pero efectivo: el inepto padre de Barbu, los policías que intentan seguir la investigación al pie de los reglamentos, la hermana que intenta ayudar cuanto puede, la esposa de Barbu que tiene una sorpresa bien escondida y la familia de la víctima que tiene poca presencia pero tiene una aparición efectiva en la narrativa. El director rumano sabe usar sus elementos alrededor de la impresionante actuación de Luminita Gheorghiu, quien logra una gama colorida de actitudes que van desde la actitud neurótica hasta la de una verdadera intención de súplica, buscando la redención de ella y su hijo.

Realmente esa actuación nos hace olvidarnos de que la cinta, así como comenzó sin más presentación, termina cuando menos lo esperamos. Nos hace notar que no estamos ante una historia con inicio y final definido, sino que estamos explorando un momento difícil en la vida de la familia de Cornelia, la cual deja a la imaginación lo que puede ocurrir después e incluso lo que ocurrió antes de los eventos de la cinta. El trabajo fotográfico es un tanto deficiente, con una cámara que se mueve mucho y tiembla en las tomas fijas, algo que puede ser desconcertante, pero que también le da naturalidad y cierta humanidad a la cinta. No hay una banda sonora definida, tan sólo algunas canciones incidentales que aparecen en escenas clave en centros comerciales o fiestas.

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Barbu, por otro lado, solo quiere hacerse responsable de la acción, pero, ¿podrá con la actitud sobreprotectora de Cornelia?

La cinta invita a reflexionar sobre la actitud de una madre sobreprotectora y el terrible resultado que puede traer tratar de mantener esa forma de ser cuando el hijo ya es un adulto que busca tomar sus propias responsabilidades. No es una cinta que nos haga divertirnos, solo invita a buscar la comprensión con los personajes y eventos en pantalla, algo que las cintas taquilleras a veces descuidan en el afán de entretener y vender. Una buena opción si quieren salir del cine convencional que circula en estos días.

Calificación: 8