Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne son considerados los directores más importantes de Bélgica, ese pequeño país europeo ubicado al norte de Francia y con la que comparten el idioma. Esta relación cultural le ha permitido a los Dardenne mostrar sus proyectos en el Festival de Cannes, uno de los más importantes del mundo y son de los pocos directores que han logrado la hazaña de ganar la Palma de Oro dos veces, una por Rosetta (1999) y la más reciente por El Hijo (2005).

La cinta más reciente que vimos de los Dardenne fue la cinta Dos Días, Una Noche que le dio a Marion Cotillard su segunda nominación al Óscar, al representar a una mujer desesperada por salvar su trabajo convenciendo a sus compañeros a que renuncien a una bonificación.

 

Buscar pistas de una joven desconocida podría ser fatal para una doctora de Bélgica.

Ahora tenemos la cinta más reciente de los Dardenne, La Chica Desconocida, la cual vuelve a colocar a los Dardenne en su país de origen dirigiendo a Adéle Haenel, Olivier Bonnaud, Jéremie Renier y Olivier Gourmet, entre otros actores.

Haenel interpreta a una doctora llamada Jenny Davin, la cual atiende un pequeño consultorio en un pueblo de Bélgica, un día oye el timbre de su consultorio y le pide a su asistente que no atienda el llamado, ya que el lugar está cerrado. Al día siguiente, su asistente renuncia y la policía reporta que la persona que tocó el timbre apareció muerta cerca del lugar. Davin siente pesar por no haber ayudado a la víctima y decide investigar la identidad de la mujer para reportarlo a su familia, sin saber que dicha búsqueda se tornará en una obsesión.

En un país donde tenemos aún la sombra del gran escritor de historias de detectives que fue Georges Simenon, está clara la influencia que los Dardenne obtienen de él para tratar de hacer una historia con un tono detectivesco, pero tomando en cuenta que nuestra investigadora no es una detective como tal, sino una simple doctora que busca satisfacer una obsesión personal, de alguien que decide renunciar a un futuro más promisorio y arriesgar el pellejo y su carrera por algo que, a la vista de otros, es algo bastante banal.

 

Armada con sus conocimientos médicos y su voluntad, la doctora buscará la identidad de la chica asesinada.

Y es aquí donde vemos la primera falla en la película, si bien la única responsabilidad de la doctora en este misterio fue el hecho de no abrir la puerta por reglamento, nunca se fundamenta bien por qué ella decide entrar a resolver este misterio y de ahí vemos que la ejecución de la investigación termina convirtiéndose en un camino aburrido donde intentará encontrar, entre sus pacientes, alguna pista para saber quién es la chica y el por qué la mataron.

La ejecución es bastante aburrida en el proceso, tampoco es de que se le pueda exigir que imprima algo más que un sentimiento a la señorita Haenel, salvo por un interrogatorio inicial con la policía, realmente la doctora Davin se comporta de una manera fría en la mayor parte de la historia, donde parece importar más seguir el juramento de Hipócrates que dar un poquito más de actuación. Pese a que trata de mostrar momentos de ternura y humanidad con sus pacientes, parece que Davin demuestra que su personaje podría anunciarte una muerte futura mientras toma su café a 100 grados sin mostrar ninguna expresión facial.

En medio de esta búsqueda vemos varias sub-tramas que se van contando en medio de la investigación, la historia del residente que decide abandonar el consultorio sin dar explicaciones, el niño que hace cosas a escondidas de su familia, el hombre que renta una furgoneta móvil y que oculta un secreto muy oscuro y otros pacientes que, en medio de su atención, realmente no merecían tanto tiempo al aire como el marroquí con la quemadura en la pierna o la señora que es atendida de un problema respiratorio.

 

«…tengo poderes… ¿sabes?…»

Es prácticamente en la tercera parte de esta producción de casi dos horas, cuando por fin vemos que resalta una pista importante, una que imprime los mejores momentos de actuación, especialmente de Jéremie Renier, en la que vemos algunas escenas emotivas, algunos momentos de tensión, pero que por fin logran encontrar el hilo negro en el problema y ayudan a encontrar una resolución, una que, igual que el resto de la historia se termina contando con la misma lentitud con la que ocurrió toda la investigación.

El trabajo fotográfico es admirable, donde resalta bien en las escenas nocturnas el uso de la oscuridad para dar esa sensación de soledad y obsesión que la doctora tiene en la soledad de su consultorio, de una chica poco interesada en buscar que se haga justicia, solo en cumplir con un trámite y que no descansará hasta lograrlo. No podemos platicar de la banda sonora simplemente porque no hay, aunque el trabajo de sonido es aceptable y no tiene grandes problemas.

La Chica Desconocida es un intento fallido por emular una historia de detectives, donde el personaje sabe todo menos investigar, donde no hay muchas emociones ni misterios que resolver, solo la vida de una doctora que decide cumplir su objetivo, a pesar de las circunstancias adversas, y sin meter mucha emoción al respecto. Mejor esperen a que salga en cable.

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