Han pasado 17 años desde que la primera película de la franquicia de Harry Potter fue lanzada y parece que J.K. Rowling sigue encontrando la manera de seguir exprimiendo hasta el último centavo a la historia que alguna vez cautivó a una generación, pero que poco a poco va cayendo de la gracia de muchos.

Después de volver a atraparnos con una historia tierna y divertida como lo fue Animales Fantásticos Y Donde Encontrarlos, David Yates nos introdujo a la historia de Newt Scamander con un Eddie Redmayne cuya actuación fue impecable, pero parece ser que olvidó todo lo planteado en la primera película para esta entrega.

Regresando a algo que podríamos llamar “el estilo Harry Potter”, David Yates nos presenta una historia más oscura, completamente contrario a lo que vimos en la entrega anterior, la cual busca enfocarse en el desarrollo de Credence, interpretado por Ezra Miller, y preparar para la siguiente película, lo cual es lo único que logra hacer la película, venderte una tercera parte.

Desde la historia, Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald comienza a dejarse ver como posiblemente la peor película de la franquicia de Harry Potter, y es que podemos comenzar con el simple hecho de que en ningún momento nos presentan quien es Gellert Grindelwald o que hizo para recibir una sentencia de por vida y convertirse en el mago más peligroso y temido. A partir de aquí es una espiral de historias y traiciones que bien podría ser un capítulo de la Rosa de Guadalupe, todo para que terminé con lo que es posiblemente el giro de la trama más ridículo posible.

Además de la estrafalaria trama, la edición y los cortes no le ayudan en nada al seguimiento de la historia, ya que en más de una ocasión podemos observar que las transiciones entre personajes ocurren a mitad de dialogo y acciones, cortando la continuidad de la película y provocando que los espectadores puedan perderse en la historia.

Pareciera que lo único que quería J.K. Rowling al escribir el guion de la película era encontrar una justificación para todos los cambios que ha estado haciendo a la historia de Harry Potter y con esto volvernos de alguna manera canon en la historia, algo así como cuando George Lucas decidió que Han Solo no había disparado primero.

Y aun cuando pudiéramos pensar que los actores podrían salvar la historia sosa que nos presenta J.K. Rowling, realmente el único que logra destacar, como siempre en todas sus películas, es Johnny Depp en el papel de Grindelwald.

Desde un inicio, Eddie Redmayne y compañía se ven apagados y pasan a ser meros personajes secundarios en la trama, teniendo tan solo un par de momentos destacables, y ni hablar de Ezra Miller, cuyo talento se ve totalmente desperdiciado en un papel carente de carisma y personalidad.

Lo único que podríamos llegar a destacar del filme es la fotografía, donde Philippe Rousselot es una eminencia que hemos visto en películas como Una Entrevista con el Vampiro y El Gran Pez, entre otras. A pesar de los malos cortes y continuación deplorable que tiene la película, el trabajo de Rousselot logra destacar con las hermosas vistas de Londres y el buen trabajo en efectos especiales con los que cuenta Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald.

También es rescatable la banda sonora de la película, pero por alguna razón ni el trabajo de James Newton Howard logra que los espectadores se mantengan despiertos ante una historia tan ridícula y actuaciones deplorables.

Honestamente, a menos que seas un fan a morir de las historias de J.K. Rowling y conozcas al derecho y al revés cada rincón del mundo mágico de Rowling, es mejor que te abstengas de ver la película, tan solo los últimos 30 seg de este filme son los que realmente valen la pena y encajan de alguna manera directa con lo que la mayoría conoce del mundo de Harry Potter. Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald solo sirve para venderte la siguiente película de la serie y que J.K. Rowling siga haciendo dinero de la franquicia.

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