Expandir el universo de una película exitosa es difícil, y ya lo han demostrado diversas franquicias, como el caso de X-Men que tuvo que generar todo un universo alterno para sostenerse o el intento fallido de Warner Bros. de aumentarnos nuestras experiencias en la Tierra Media con El Hobbit, que no llegó ni a la mitad de lo buenas que fueron las cintas del Señor de los Anillos.
Es entonces cuando va uno con cierto recelo a ver Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, cinta que expande el universo creado en los libros y películas de Harry Potter, es claro el temor de que la primera de cinco películas que estarán dirigidas por David Yates y con guiones escritos por la propia autora de los libros de Harry Potter, J.K. Rowling, nos pueda dejar con un mal sabor de boca, y es entonces que debemos ver la primera cinta para resolver nuestras dudas, y, para aumentar la dificultad, sin un libro de por medio.
Eddie Redmayne interpreta a Newt Scamander, un hechicero que viaja a Nueva York con una maleta repleta de criaturas mágicas, en medio de una multitud Newt se cruza con Jacob Kowalski (Dan Fogler), un «nomaj» (muggle para los hechiceros británicos), quien se queda con su maleta y desata un serio problema de seguridad entre los hechiceros pues los nomajs han sido testigos de extraños incidentes que los han puesto a la defensiva contra ellos, y eso es apenas la punta del iceberg.
Es interesante ver la forma en que esta película nos abre una nueva área donde tenemos muchas posibilidades de explorar, pues ahora la historia se ambienta en Estados Unidos, donde los hechiceros tienen otra estructura de organización e incluso se puede decir que son más radicales que los hechiceros británicos y la ambientación es distinta, en plena década de los veinte, con esos edificios art déco, música tipo charlestón y todo el glamour de la era de la prohibición, nada que ver con castillos mágicos o bosques prohibidos, lo cual le da un toque adulto y un tanto seco a la ambientación de la trama.
Con Estados Unidos en mente, aun así, tenemos un Nuevo Mundo por delante y esperamos que Rowling tenga la posibilidad de seguir metiéndose más y más en la forma de ver como los americanos manejan la magia y no se limite a repetir las fórmulas que fueron tan exitosas en los libros de Harry Potter como ocurre en esta cinta, y, por favor, que tome otra ciudad o área.
Pero no solo debemos apreciar esa expansión territorial de la historia, sino en la cantidad de criaturas mágicas que veremos en el filme, seres que logran salirse de lo que establecido en los primeros libros, y podemos afirmar que muchas de estas criaturas son completamente nuevas y es sin duda uno de los mejores momentos del filme, ese momento en que son mostradas ante los ojos de Kowalski, quien nos ayuda a atestiguar las maravillas escritas por Rowling y maravillosamente dibujadas en los efectos visuales de la cinta. Sí, corre el riesgo de saturarnos la mente con tantas criaturas, algunas tan bonitas como temibles y de las cuales solo vemos una media docena afectando la trama (pero muy bien aplicadas al contexto).
En cuanto a la trama, podemos apreciar que logran entremezclar bien una historia de conspiraciones con una divertida forma de contar lo que pasaría cuando un nomágico se termina involucrando en el mundo de los hechiceros, con todas las consecuencias buenas y malas que debe tener.
El ritmo que David Yates imprime a la narrativa de la cinta ayuda a que esta pueda sostenerse sin pensar en que haya secuelas más adelante, aunque todavía se notan esos detallitos que hicieron que las últimas cintas de Harry Potter no fueran tan apreciadas, como esos cambios de ritmo que a veces frenan un poco la trama y que podrían haberse brincado sin problema. Además, debemos afirmar que algunos detalles en el mundo nomaj quedan un tanto desperdiciados y cuando se vinculan con la trama principal pueden dejar un tanto confundidos a los cinéfilos. En cuanto a la velocidad de la trama, tenemos un inicio ágil, una parte media que describe mucho y avanza poco, un clímax que dejará atónitos a muchos de nosotros y un epílogo casi obligado.
Está claro que el guion creado por Rowling es bastante ambicioso, pero también se siente repetitivo. Para un fan de Harry Potter no es tan malo -aclaro, finalmente estamos en su universo y tienen que estar bien definida la narrativa, con esos toques de fan service que mantendrán enganchados a los que lo admiran-. Pero se necesita más que referencias a la serie original para atraer a los muggles (cómo definiría a los que no son tan fanáticos del serial) a las salas de cine, pues no se siente tan novedoso como para mantenerse en él.
En cuanto a las actuaciones, podemos afirmar que Eddie Redmayne logra su cometido de tomar el protagonismo y mostrarnos un personaje tímido y extraño que divierte por momentos, y en ratos es un tanto insoportable y desesperado, mostrando tintes de las actuaciones que le han dado a Redmayne tanto reconocimiento (especialmente el que le dio el Oscar en La Teoría del Todo). No es el héroe que esperamos, pero si un personaje apasionado con lo que le gusta hacer y que se torna divertido verlo haciendo lo que le gusta, aunque nos desagrade su interacción con los demás personajes.
De ahí se sostiene bien con un elenco donde Dan Fogler, Katherine Waterston y Alison Sudol, se tornan sus principales soportes. Fogler como un divertido nomaj que nos propina los momentos más graciosos y más humanos de la trama, Waterston como la investigadora que trata de poner las cosas en orden y que muestra buena química con Redmayne y Sudol como una adorable adivina que nos deja literalmente encantados con su hermosura y su personalidad tan ingenua (y sí, me terminó antojando… su strudel).
También debemos apreciar las actuaciones de Colin Farrell, Ezra Miller, un irreconocible Ron Perlman y hasta un breve y desperdiciado Jon Voight. Esto sin contar que les dejo de tarea alguna sorpresa que el guion tiene preparados y que seguro les dejará con ganas de ver más de este universo.
En cuanto a la música, olviden los tonos de John Williams, la banda sonora de James Newton Howard sabe inspirarse en lo hecho por Williams, pero creando música original que realmente sabe mantenernos dentro de las escenas, ya sea en las vertiginosas persecuciones mágicas o adentro del maletín de Scamander, dándonos la atmósfera perfecta para disfrutar de cada escena. No le dará un Oscar de seguro, pero si desearía escuchar más de Newton Howard en las siguientes cintas.
Volviendo a la duda, Animales Fantásticos no comete el error que tuvo El Hobbit de tratar de sostener tres cintas en un solo libro y por si sola la cinta logra hacer una gran apertura para la expansión del mundo mágico para alegría de los fans de Harry Potter, incluso si cancelaran las secuelas.
Los fans estarán felices y seguro varios muggles estarán dispuestos a seguir las siguientes cuatro películas. Quizá no sea para todos, ya sea por ver algo que suena repetitivo y poco nuevo para el que no es fan, o por los problemas de continuidad que de pronto Yates comete en sus cintas, pero si vale la visita al cine para salir un rato de la realidad que vive el mundo ahora.
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