Qué complicado es cuando la innovación se enfrenta a un lanzamiento apresurado. Splatoon es probablemente la experiencia third person shooter más divertida y diferente que hemos visto en los últimos años, pero se ve severamente afectada por una falta de contenido bastante grande. Veamos el resultado del primer TPS desarrollado directamente por Nintendo.

Comencemos hablando de lo que compone al juego, para así dejar al final todos los modos. Las mecánicas son como las de cualquier juego del género: te mueves con un stick, giras la cámara con otro, disparas con el gatillo. Lo que varía de otros juegos del estilo es que te puedes convertir en un calamar que nada en la pintura de tu color. Si lo vemos de cierta forma, la mecánica del calamar sirve como sistema de cobertura; no porque te proteja del daño, sino porque te esconde de tus enemigos. Es la única habilidad nativa que tienes para evitar a tus adversarios, lo que lo convierte en una mecánica indispensable para movilidad y para protección.

Splatoon no es un juego en el que gana quien tiene mejores armas, o quien apunta mejor al adversario; para ganar debes saber utilizar bien la pintura. Planear rutas de ataque y de escape es lo más importante al jugar en cualquiera de los modos. Esto le agrega una nueva dimensión al clásico estilo de disparos que ya conocemos, no solo es disparar sin sentido, sino anticipar y planear cada movimiento.

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No me acomodé en lo absoluto con el control predeterminado. Al principio intenté acostumbrarme al giroscopio, complementándolo con el uso del stick para movimientos más bruscos, pero después de un par de horas me rendí. Entiendo que para algunos puede ser de mucha utilidad tener la precisión de la mano completa en lugar de un solo dedo, pero en mi caso no funcionó.

El aspecto gráfico es de lo mejor del juego. Su colorida dirección de arte, su diseño gráfico, los personajes, la ropa y hasta las armas; todo está tan bien hecho como uno esperaría. Splatoon corre a 720p y 60 cuadros por segundo, salvo en Inkopolis y en el Battle Dojo, donde corre a 30; no noté bajones de framerate en ningún momento. Aunque ha habido quejas sobre problemas de conexión, yo no experimenté ningún problema técnico. El juego siempre me conectó sorprendentemente rápido, rara vez experimenté lag y nunca me sacó de una partida. Enhorabuena por Nintendo, que ha hecho un juego online que funciona igual de bien que Mario Kart 8.

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Tengo sentimientos encontrados con la música. En el multijugador, es bastante buena, pero llega a ser repetitiva; mientras que en el single player no es de lo mejor, pero tiene más variedad.

Inkopolis es el hub del juego, aquí puedes ir a cualquiera de los modos, ver a otros jugadores compartiendo sus creaciones en Miiverse, y comprar ropa y armas. La ropa no solo sirve para ganar partidas con estilo, sino también para tener algunas mejoras a tus habilidades. En cuanto a armas, hay una para cada estilo de juego: el arma balanceada, la que pinta mucho pero no tiene tanto alcance, la que hace mucho daño pero no pinta casi nada, etc. Lo que me parece bastante bueno es que hay variaciones del mismo tipo de arma, lo que te asegura que habrá una que se acerque más a tu forma de jugar.

Hasta el momento, hay muy pocos escenarios en los que puedes jugar. Todos están muy bien diseñados, cada uno demanda un acercamiento diferente, cada uno tiene tácticas específicas que debes seguir; pero, de lanzamiento, Splatoon tiene muy pocas opciones de dónde jugar.

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Algo que me agrada, pero que puede llegar a desesperar, es la forma de escoger los mapas. Dependiendo de la hora, tendrás cuatro mapas en los que puedes jugar, dos para Turf War y dos para Ranked Battles. Tú no tienes ningún poder de decisión en este aspecto, no puedes escoger ni entre los dos para cada modo. Lo aleatorio de la decisión es interesante, pero puede ser molesto cuando toca el mismo mapa demasiadas veces seguidas.

Ahora sí, pasemos al tema de los modos disponibles. Empecemos con lo peor del juego: el Hero Mode. Este modo es una especie de campaña para un solo jugador que no te tomará más de cinco horas superar. Su estructura es parecida a la de un juego de Mario, donde tienes un overworld dividido en cinco mundos/áreas con todos los niveles a los que puedes entrar. Lo interesante es que para jugar un nivel, primero tienes que encontrarlo y dispararle con tu Splattershot. Hablando de esta arma, es la única que puedes usar en este modo, pero puedes mejorarla con los puntos que obtengas en los niveles.

Este modo es una combinación de algunos elementos geniales y otros mediocres. Algunos niveles están genialmente diseñados con mecánicas interesantes como caminos invisibles que descubres con pintura, mientras que otros son bastante sosos o llegan al extremo de reciclar escenarios de los otros modos; algunas tonadas del soundtrack son buenas, otras son tediosas; su dificultad es muy baja, la trama no tiene importancia, etc. Lo único cuya cualidad es constante son las batallas con los jefes, que funcionan parecido a una boss battle de un juego de Zelda. Son épicas y requieren que encuentres la debilidad del enemigo y la explotes varias veces. La batalla final (sin dar spoilers) es todo lo que la campaña debió ser: bien diseñada de principio a fin, con un soundtrack increíble y buen reto.

Nintendo evita la criticada decisión de hacer un juego completamente multijugador con una campaña mediocre. Es aceptable, pero nada más. Aun así, vale la pena para desbloquear armas, incluyendo la gloriosa Aerospray RG, mi favorita.

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Donde Splatoon brilla es en el multijugador. No solo el online es bueno, también contamos con un gran modo local llamado Battle Dojo. Aquí podrás enfrentarte con otro jugador (uno en el GamePad, y otro en la pantalla con un Pro Controller o Wii Classic Controller) en una batalla por tronar globos. Cada globo te suma un punto, pero perderás cinco puntos si tu enemigo te derriba. Este modo puede volverse muy intenso dependiendo del nivel de tu rival. Con el Battle Dojo, Splatoon se suma a la lista de juegos que pueden tornar una sana amistad en una competencia desleal.

Finalmente tenemos el multijugador en línea. El modo «clásico» es Turf War, donde dos equipos de cuatro integrantes deberán pintar con su color la mayor parte del escenario. Es muy fácil de entender, pero el factor adictivo está en encontrar nuevas formas para pintar el escenario, ubicando los mejores caminos y los lugares más privilegiados.

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Al llegar a nivel 10, desbloquearás las Ranked Battles, el mejor modo competitivo desde mi punto de vista. Estas batallas son mucho más demandantes, por lo que tendrás que dominar todos los aspectos que componen las mecánicas. Además, este modo tiene una jerarquía diferente a los clásicos niveles: aquí tienes rangos que se dividen en calificaciones por letras (C-, C, C+, B-, etc.). Si tu equipo gana, te harás de un botín de puntos de experiencia y monedas, además de sumar puntos para el siguiente rango; pero si pierdes, no solo no sumarás ni experiencia ni monedas (o si acaso una cantidad diminuta), sino que además perderás 10 puntos de rango. El resultado es una lucha constante e intensa por la victoria, ya que hay mucho más en juego.

Al momento de redactar esta reseña, hay solo un modo disponible en las Ranked Battles, llamado Splat Zones. Aquí deberás dominar un área, como un clásico King of the Hill. Las batallas son complicadas y sin descanso, porque la pelea se concentra en una sola área del mapa. Si quieres demostrar tus habilidades con las armas y planeación de rutas, aquí es donde.

Próximamente llegarán Tower Control, donde obviamente el objetivo es controlar una torre, y Rainmaker, del cual no sabemos nada.

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Me cuesta mucho trabajo llegar a un veredicto sobre Splatoon. Casi todo lo que hace, lo hace magistralmente -incluso el Hero Mode tiene propuestas interesantes-, pero quiero más. El futuro de este título es brillante, pero me molesta que tengamos que esperar contenidos descargables para tener una experiencia más completa. Aun así, el mérito de darle frescura a un género reciclado nadie se lo quita. Splatoon es tan bueno, que su mayor problema es que tenemos que esperar para obtener más.

Calificación: 8.5