Cuando se anunció en 2016, junto con una oleada de sorpresas como God of War, Marvel’s Spider-Man y otros third parties como Resident Evil VII y el retorno de Crash Bandicoot, el anuncio de Days Gone pareció algo ajeno a todo lo que estábamos presenciando. A primera vista, parecía una extensión de lo que Naughty Dog había implementado con The Last of Us pero llevado a una escala mayor. Con cientos de comparaciones con el juego conforme se liberaba información se podría llegar a cuestionar de su propia identidad dentro de este mismo género, y que pudiese hacer algo que no hayamos visto en ocasiones anteriores. En parte, Days Gone no es eso.

Deacon es uno de los contados sobreviviente a un  brote de un virus que crea conductas agresivas en las personas y que afecta de igual manera a los animales. La vida de este motociclista no parece tener ningún rumbo, y su única alternativa es viajar al norte y seguir luchando. Sin embargo, un recuerdo vivo del pasado da el indicio de que su esposa, a quien creyó perder durante el holocausto, podría estar viva. Con esa última esperanza, Deacon hará hasta lo imposible para averiguar y encontrar a su esposa, pero sin olvidar que este mundo viene por él.

Por un momento el juego parece que quiere mostrarnos una nueva perspectiva de lo que puede producir un apocalipsis. Me recuerda bastante a esa escena del comienzo de The Last of Us cuando todo parecía una noche normal como cualquier otra para pasar al momento de la desgracia. Desde un principio te intentan explicar que un personaje se preocupa por su familiar, y funciona, pues te ponen en su papel. En el caso de este nuevo apocalipsis las cosas suceden tan rápido al comienzo que no entiendes si de verdad es valioso el contexto de que todo se ha perdido. Queda la incertidumbre, y conforme avances construirán la historia que unió a Deacon con su esposa, y el cómo terminó con el hermano de ella. Esta historia pocas veces llega a ser relevante en un mundo donde parece que nadie sufre. Todos te cuentan su perspectiva del mundo y que es bastante complicado sobrevivir. Pero a pesar de todo logran producir lo suficiente para que puedan otorgarte ciertos beneficios que irás adquiriendo mientras hagas favores. No hay un crecimiento en los demás salvo el respeto que ganas entre cada facción. De igual manera, las relaciones que hagas con los demás personajes será tan evidente que descubrirás muy pronto con quien podrás confiar y a quien vas a traicionar o erradicar en un futuro. A eso le añadimos que siempre quieren contar bastante contexto con escenas de video que siempre poseen una pantalla de carga, antes y después de que sucedan. Con la cantidad de juegos que tenemos en esta generación, sobre todo de los first party de Sony que se encuentran en tiempo real, pasando de una escena de juego a una cinemática al instante, que Days Gone pause constantemente sus segmentos de juego a veces hará que pierdas la atención en lo que sucede. En The Last of Us también poseía una pausa de ese estilo, sin embargo, ellos sabían cómo y en qué momento pausar lo que estuvieras jugando para dar el contexto necesario para entender lo que estaba pasando.

Sería un poco injusto desprestigiar el trabajo de Bend Studio y dedicarme a comparar el trabajo que hicieron en 2013 en Naughty Dog, pero hay muchos elementos que siempre me llevan a lo mismo. Si posee su propia esencia, que de hecho también es un aprendizaje de otros juegos con mecánica de mundo abierto. Vayamos por partes. Un mundo abierto, una cámara en tercera persona que se alterna con la cámara al hombro cuando disparas las diversas armas que consigas es la mecánica de juego principal. Es necesario recolectar objetos para que puedas armar algún apoyo para enfrentarte a alguna facción humana o de Freakers y sus derivados infectados. Objetos arrojadizos, armas blancas y de fuego como, escopetas y fusiles de asalto; todo esto puede ser seleccionado al presionar L1 y surge una rueda donde podrás crear tanto estos como otros recursos: Objetos curativos y de distracción. Esto recuerda bastante a Horizon: Zero Dawn, en la que Aloy podría seleccionar distintas flechas y otras armas dependiendo de la situación en la que se encontrara.

Para Deacon estas herramientas son igual de útiles al momento de luchar, y conforme avances podrás generar puntos de experiencia mara mejorar una de tres ramas de habilidades que mejoran elementos en supervivencia, recurso y combate. Bend Studio es especialista en materia de disparos, pues muchos de sus juegos en el PSP se basaban en ello. Justo por eso el combate directo se siente poco natural, presionando el gatillo derecho para lanzar cada golpe, y como es de esperarse, tienen un tiempo de duración limitado. El comportamiento de los enemigos varía: los freakers siempre buscarán aproximarse a Deacon y atacarlo en manada. Siempre tendrás la opción de correr o luchar, pues la decisión recae en el jugador a menos que sea un evento obligatorio. Por el contrario, si los humanos tienen armas de fuego no dudarán en usarlas, forzando el combate a distancia y, gracias a su destreza, colocar trampas en las que también podremos caer. Justo como se vio en las diversas demostraciones, puedes guiar el camino de los freakers a los humanos para que se encarguen de todo el trabajo por ti, aunque es muy probable que, al tratar de replicarlo, ambos te descubran y comiences a recibir ataques mixtos. Debido a esto se deriva uno de los problemas del juego: la inteligencia inconsistente con sus movimientos erráticos y comportamiento extraño. Al final, todos estos enemigos que normalmente tendrían un papel protagónico en un juego de supervivencia termina siendo sólo un recurso adicional para darle un ambiente que desafortunadamente no funciona. No negamos que es impresionante ver a la distancia las hordas de freakers que vimos en aquella primera demostración, pero salvo unas cuantas ocasiones que la historia lo demanda o que por error te llegas a cruzar, no habrá necesidad de hacer un verdadero contacto con ellos.

Para explorar todo este mundo, contamos con nuestra motocicleta. El espíritu de Deacon de viajar por la carretera o por donde sus llantas puedan atravesar el camino. Nuevamente regresamos a juegos como God of War en donde tienes desde lo mejor al comienzo del juego, y una situación hará que tengas que comenzar desde cero a forjar una nueva identidad. Salvo la cantidad de gasolina que la motocicleta requiera o la resistencia que le debes implementar a cada una de sus partes, los elementos de modificación no llegan a ser más que estéticos. El modificar las ventas de la moto difícilmente llega a apreciarse al menos las primeras horas. Avanzar unos cuantos kilómetros hará que se consuma una fuerte cantidad de gasolina y tendrás que buscar en algún sitio como talleres y camionetas abandonadas el combustible necesario, y aún así los recipientes, como los objetos de supervivencia, no escasean, encontrando bidones de gasolina frecuentemente. Por el lado de la resistencia también hay una gran inconsistencia, pues el daño por un lado puede ser menor como en una caída libre por una saliente o rampa; y bastante elevado al apenas chocar contra una pared.

¿Además de esto el juego cuenta con errores? Si. Bastantes. Al momento de realizar esta reseña, se encontraban disponibles varias actualizaciones con las que se reportaban mejoras en los clásicos bugs que un juego como este pueda presentar: Enemigos flotantes, voces y audios desfasados o ausentes, subtítulos que aparecen antes de tiempo a una cinemática, y en momentos frecuentes, la muerte de un compañero cuando la motocicleta, por alguna extraña razón, terminó en el suelo. Estos Bugs, desafortunadamente, siguen presentes. A esto se le añade la caída de cuadros al momento de cambiar de zonas abiertas y cerradas, así como la aparición de las hordas freakers que afectaban por momentos el juego.

A pesar de todos estos datos, el desempeño gráfico del juego si es admirable. Está a la altura de los juegos de la generación actual, aunque no sobresale del resto de títulos. La iluminación y diversos efectos se encuentran bien trabajados, y cuando pausas el juego para aprovechar el modo fotografía, cada captura que puedas hacer es bastante admirable. Puedes ver el detalle perfectamente trabajado en las expresiones de Deacon, los enemigos, aliados, y demás objetos a tu alrededor. Lo mismo va para el apartado auditivo, con una atractiva expresión en sus detalles como los sonidos de las armas, explosiones, y actuaciones de voces. Para disfrutar el juego de una manera bastante recomendable es tener unos audífonos para admirar cada uno de estos detalles de manera balanceada. Por último, el juego tiene doblaje en español latino y textos y subtítulos en el mismo idioma, y podrás elegirlos de la manera que desees.

En definitiva, Days Gone no es el máximo juego que esperábamos tener a estas alturas de la generación actual. Con tantas promesas a futuro, además de una generación de consolas bastante próximas, es sin duda un momento transitorio en el que nos encontramos con una promesa que deja bastante que desear. Su verdadero valor de diversión lo encuentras cuando no estás jugando la historia como tal.