Llega a la cartelera la secuela de la película Siniestro, aquella dirigida por Scott Derrickson, que nos relataba la historia de un escritor de novelas de crimen, Ellison Oswalt, entonces interpretado por Ethan Hawke. Recordarán, si vieron la película, que el autor llega a una casa -con su esposa y sus dos hijos- en donde se había cometido el asesinato de toda una familia. En el ático encuentra varios carretes de 8mm junto con un proyector DeJur 1000 (creo, no estoy muy seguro del modelo). Como su labor es investigar lo que realmente ocurrió, ve las cintas, iniciando por aquella en donde se observa el asesinato cometido hacía ya tantos años. Lo más curioso de todo, es que parece las otras cintas -filmaciones de otras ejecuciones de las mismas características- demuestran que hay un patrón y, al parecer, en ellas se observa la imagen del autor de las mismas. En aquella película llegamos a un desenlace del todo inesperado, pues se nos revela quienes fueron los autores (sí, varios) de los asesinatos. Probablemente este giro fue lo que salvo a Siniestro de convertirse en una película mediocre, y alcanzó estándares aceptables para una cinta de ese tipo. Después de todo, nadie esperaba nada especial.

Como dije en el principio, llega Siniestro II, y ahora tenemos un montón de información ya revelada que no nos puede tomar por sorpresa. Una vez que conociste en persona al Boogieman, es más difícil que te espante ¿estamos de acuerdo? Así que no era precisamente algo que esperásemos, una secuela de una cinta que había salido medianamente bien. En esta ocasión, nos llega con la dirección de Ciarán Foy, aunque Scott Derrickson siguió participando, ahora como guionista. Contamos con un elenco interesante: James Ransone, Shannyn Sossamon, Robert Daniel Sloan, Dartanian Sloan y Lea Coco, como los participantes centrales de esta nueva historia.

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Al igual que en la primera cinta, los niños se convierten en los sicarios del demonio Bagul.

El ex-ayudante del sheriff (James Ransone), que había apoyado a obtener información a Ellison Oswalt en la cinta anterior, ahora se encuentra en una cruzada propia en contra de Bagul, el demonio que habría causado los asesinatos de tantas y tantas personas por medio de la infestación de las casas donde ocurrieron las masacres, así que su tarea ahora es destruirlas, para que nunca vuelva a ocurrirle lo mismo a otra familia. Lamentablemente, cuando llega a una casa en la cual ocurrió algo similar, se da cuenta que está habitada. Esta familia está compuesta por Courtney Collins (Shannyn Sossamon) y sus dos hijos gemelos, Dylan (Robert Daniel Sloan) y Zach (Dartanian Sloan), de quienes consiguió la custodia por abusos de su padre, Clint (Lea Coco). Dylan y Zach son asediados por los fantasmas de los niños, y solo uno de ellos será el elegido para filmar su propia película para agradar a Bagul.

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El infante, víctima de Bagul, antes de llevar a cabo el cruel asesinato de su familia. ¿Se dan cuenta que el campo parece una calavera?

Contrario a lo acontecido en la película anterior, queda realmente muy poco por revelar dentro de toda la trama. Vemos, por una parte, los mismos efectos de la anterior pero sin el impacto que nos causaron las imágenes de los asesinatos. En esta ocasión, me parece que redujeron la carga de horror en toda la película, no solo en esas escenas. El ver a los fantasmas como personas relativamente normales, solo que más pálidas de lo normal, nos aproxima más a la apariencia caduca de los fantasmas clásicos. Solo muestran un cambio al final de la película, cuando la intervención del ex-ayudante del sheriff le da un giro distinto, para convertirse en una suerte de slasher.

Existe, sin embargo, cierta falta de verosimilitud en algunos personajes. Courtney debe ser una mujer muy fuerte para haber afrontado la batalla por la custodia legal de sus hijos. No me queda claro como es que permite que su padre los presione a regresar a casa, si ya cuenta con la orden de un juez, y solo le bastaría solicitar una orden de restricción para que no se acerque al domicilio. Por otra parte, Dylan está muy afectado por los abusos que recibió de parte de su padre, al grado en que se puede mear en los pantalones estando en su presencia, pero no reacciona de la misma forma cuando ve a Bogul ni cuando observa todas esas horrorosas cintas para alejar las pesadillas. Y bueno, James Ransone es un tipo lindo… el típico héroe que expone la vida -y seguramente su sanidad mental- para evitar que esta familia termine como las demás, pero la realidad nos dice que ante entes de este tipo, los héroes son poco verosímiles a menos de que cuenten con un as bajo la manga (un exorcista, por ejemplo). Y las peleas entre los gemelos son tan cliché…

Siniestro II queda como una secuela innecesaria y mal orquestada. No se genera el mismo ambiente que en la anterior y termina siendo un simple thriller carente de alma propia. Bogul es solo una sombra, comparado con su presencia anterior, y aunque nos ofrecen una explicación de cómo se da este fenómeno, siento que no importa. La verdad, creo que no era necesaria, que se puede caer en el error de tratar al público como retrasado o débil mental, y creo que ese no puede ser el objetivo de ninguna obra. Si tan solo no hubiera sido todo tan evidente… pero lo fue. Le doy un seis.

Bueno, chicos, de momento me despido y recuerden seguir mis contenidos a través de ResetMX, y síganme por medio de Twitter @elabuelokraken. Este fue El abuelo Kraken, ¡hasta la próxima!