De las películas nominadas a los Premios Oscar este año, una de las producciones que se ha visto opacada por la presencia de La La Land o por el simple hecho de que la han reducido dado el escándalo del «Oscar So White» que ha impulsado a varias cintas afroamericanas a pelear los premios más importantes, es Manchester Junto Al Mar, una cinta que, de haberse estrenado en el año correcto, sería una gran candidata a llevarse varios premios.

Impulsada por el estilo independiente de filmar películas que tanto agrado a la Academia a inicios de esta década, tenemos este drama que fue escrito y dirigido por Kenneth Lonergan (Margaret) y que cuenta con las actuaciones de Casey Affleck (Gone Baby Gone), Michelle Williams (Secreto en la Montaña), Lucas Hedge (Moonrise Kingdom) y Kyle Chandler (Argo).

La cinta nos cuenta la historia de Lee Chandler, un hombre que hace de «milusos» en un edificio de departamentos en Boston que se entera de que su hermano esta grave. Cuando llega a la región del pueblo de Manchester By The Sea, Massachussets, se entera de su muerte, pero, para su horror también se entera que tendrá que ser el tutor de su sobrino, Patrick.

Un hombre solitario se verá obligado a tomar decisiones sobre el futuro de su sobrino.

Es entonces que Lee deberá tomar una serie de decisiones, de un lado tendrá que enfrentar los conflictos que lo alejaron de su familia y del pueblo, del otro, enfrentar la idea de que su sobrino no quiere abandonar el pueblo de ninguna manera pues si vida esta ahí.

Tenemos una película con una historia complicada, que Lonergan intenta narrar lentamente al espectador, en la que al principio, parece hacernos entender que nuestro personaje principal debería ser alguien apático, odioso. Es entonces que, a través de los flashbacks (donde destaca mucho las actuaciones de Kyle Chandler y de Michelle Williams), de una banda sonora desgarradora compuesta por Lesley Barber y un excelente trabajo con la edición del filme, nos vamos dando cuenta que Lonergan va quitando las duras capas que cubren a nuestro personaje principal.

Un personaje que en el exterior se ve duro, complicado, sobretodo intratable, pero que tiene una cantidad enorme de detalles y secretos que nos hacen sentir otros sentimientos más adelante. Casey Affleck sabe aprovechar bien las cualidades histriónicas que si le cayeron a él y que nunca ha tenido su hermano Ben para demostrar cómo se debe mostrar a un personaje frío pero lleno de resentimientos, de tristezas y de arrepentimiento. De un personaje que también tiene sus chispazos de buen humor e incluso de momentos penosos.

A través de flashbacks conoceremos más a nuestro personaje y su relación con su hermano.

Lee es alguien a quien nos cuesta trabajo seguir, pero cuando llega uno de los momentos clave de la película es entonces cuando realmente lo aceptamos o lo odiamos aún más, y cuando llegamos a este punto nos damos cuenta que la actuación de Affleck es auténtica, soberbia, que no se cierra a unos cuantos gestos, se mezcla perfectamente a saber manejar tartamudeos, expresiones y tonos de voz. Con toda sinceridad Affleck se torna un fuerte candidato al Oscar a Mejor Actor.

Aunque el guión no esta exento de tener momentos que pudieron haberse tomado con menos detalle, como una escena clave que involucra a la madre de Patrick que pudo haberse tomado más a nivel de una conversación o la detallada forma de contar las actividades que el sobrino de Lee hace como para justificar que Patrick no merece irse de Manchester, alargando innecesariamente la película a más de las dos horas que dura.

Esto demerita un poco la actuación del joven Lucas Hedge quien realmente se pone al tú por tú con Affleck, mostrando de pronto varios momentos intensos cuando interactuan ambos personajes, desde un simple incidente al arrancar la camioneta en la que van hasta un momento de trauma que ocurre en la cocina. Hedge, pese a su corta edad, sabe sostener a su personaje sin exagerarlo y nos da buenas razones por qué la Academia lo nominó a Mejor Actor de Reparto.

Es difícil poder hacer frente a los fantasmas del pasado.

Ahí tenemos también a Michelle Williams, quien pese a no tener una participación tan abundante, nos da varios pincelazos del talento que le ha dado varias nominaciones al Oscar como la autenticidad de su nariz tapada por un catarro en una escena de flashback, hasta una escena casi al final de la cinta, donde, pese a que el guión no le favorece mucho en la calidad de sus diálogos, logra una excelente química con Affleck para realmente mostrar ese momento de frustración, tristeza e impotencia que los eventos del pasado marcaron a ambos. Una escena que vale un Oscar, aunque es difícil que la Academia premie por tan poco.

Manchester Junto al Mar tuvo un presupuesto bajo y se reflejó rápido en una fotografía que no destaca mucho, aunque sabe trabajar bien con la iluminación y ambientación, tanto del gris y monótono ambiente de Boston como la sensación de paz y tranquilidad que hay en el pueblito de Manchester. Otro factor fuerte es la banda sonora que, si bien, toma de pronto algunas piezas prestadas de Haendel, hacen gran peso en varios momentos emocionales de la cinta.

En conclusión, Manchester Junto Al Mar es una cinta con un guión honesto que sabe mostrar la fuerza actoral de su elenco, una cinta que, pese a no tener el nivel de producción de las otras ocho cintas que compiten por Mejor Película mantiene la libertad que una cinta independiente debe tener y que, en base a eso, coloque talentos como el de Lonergan en más consideración para el futuro, por lo menos en la cuestión directorial.

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