Alan Rickman nos trae una historia de Jeremy Brock y Alison Deegan, basada en la época de Luis XIV, el llamado Rey Sol. Aunque en su mayoría es ficticia, nos deja ver la interpretación del director, así como del staff de arte y creación escenográfica, de cómo pudo haber sido una historia típica en la vida de la naciente aristocracia centralizada y la construcción de los jardines del Palacio de Versalles. Como cápsula cultural, hay que mencionar que en dicha etapa Luis XIV logró centralizar el poder en su figura (absolutismo), al llamar a todos los altos nobles a su corte para eliminar las trazas que quedaban de la Francia feudal, y evitar así cual tipo de insurrección. Aquellos que se mostraban atentos y le seguían en todos los actos públicos, obtenían su favor y conservaban sus privilegios, necesarios para la costosa vida al lado del rey.
La película nos cuenta la relación que surge entre un famoso paisajista y diseñador de jardines, André Le Notre (Matthias Schoenaerts), y Sabine De Barra (Kate Winslet), una viuda que tiene algunos conocimientos de jardinería y cuyas ideas causan repercusión en el constructor oficial del rey Luis XIV (Alan Rickman). Le Notre tiene serios problemas maritales, ya que su esposa -una aristócrata, en parte responsable de su fama como constructor-, intrepretada por Helen McCrory, tiene una vida excesivamente licenciosa. Esto y un largo proyecto para diseñar un jardín fuera de lo común, los acercará más que nunca, y a ella, le ofrecerá la oportunidad de crear algo digno de Su Majestad.
La película, como todas las interpretaciones gringas de la historia francesa, cae en algunos errores que ya han sido numerados por incontables críticos, como el hecho de que es sumamente cuestionable que las formas de trato en el Palacio de Versalles -es decir, en la corte del rey-, fueran tan abiertamente licenciosas. Por otra parte, por la época se puede cuestionar el papel de la mujer, y por lo tanto, el personaje interpretado por Kate Winslet, que se acerca bastante al personaje feminista de la Revolución Francesa, solo que aquello habría de ocurrir al menos un siglo después.
Sin embargo, la misma película nos advierte al inicio que si bien la mayoría de los personajes son reales, se toman muchos permisos creativos para generar una historia alterna. Así que, sabiendo que lo que veremos no es una fotografía de la realidad, un retrato bien montado de lo histórico, no queda nada más que disfrutar de las buenas actuaciones -sí, todas buenas- y la genial reconstrucción de escenarios. Se trata pues de una fantasía basada en hechos y personajes reales, y algunos ficticios, que son justamente nuestros protagonistas.
Concluyendo, En los Jardines del Rey es una apuesta segura, si eres de las personas que están cansadas de las películas de acción, infantiles y comedia de la temporada, y para algunos curiosos, seguro los llevará a investigar un poco sobre las bases reales en que se fincó esta hermosa historia, un tanto anacrónica para la época en que quisieron ubicar a los protagonistas, pero interesante a fin de cuentas, y una de las mejores películas de la temporada. Le doy un 7.5.
