Raffikyx. Saludos, banda. En esta ocasión voy a escribirles un poco sobre el último sistema operativo de Microsoft: Windows 8.

Antes que nada, quiero aclarar que utilicé Windows 8, en su versión Windows 8 pro, es decir: la versión para ordenadores de escritorio con arquitectura X86/64; y no de la versión Windows 8 RT para dispositivos portátiles con arquitectura ARM.

Este es el Windows más diferente que Microsoft ha creado y lo podemos ver desde que iniciamos el equipo por primera vez.

Lo primero con lo que nos vamos a encontrar es con que tenemos que ligar nuestra cuenta de Microsoft (Hotmail. live, etc) al equipo, para poder confiar en ese equipo,  para iniciar sesión en el mismo, con la contraseña de dicha cuenta. Aunque no es necesario, ya que también contamos con inicio de sesión por PIN de 4 dígitos o por gestos en la pantalla.

Notaremos también que tenemos dos interfaces: la Metro y la tradicional de Windows.  Ésta es igual a la de Windows vista o 7, con la única diferencia de que no tiene «botón de Windows». Dicha funcionalidad fue sustituida por la interfaz metro, la cual se compone de «titles» o recuadros para cada una de nuestras aplicaciones.

Además de todo esto, contamos con la barra «Charm», que nos  muestra un recuadro con la hora, además de diferentes opciones dependiendo de la aplicación en uso y  acceso a configuraciones, volumen y apagado del equipo.

Esta versión de Windows 8 es totalmente compatible con cualquier programa que corra en Windows 7;  consume menos recursos que este y es más rápido y fluido. Aunque desgraciadamente tiene problemas de compatibilidad con algunos tipos de hardware; como fue el caso de mi tarjeta gráfica, lo cual afectó en el rendimiento de video en juegos o aplicaciones que demandan características instaladas junto con los controladores.