Hay que aclarar algo antes de empezar, los traductores estuvieron mal en poner el título de Un Viaje de Diez Metros, por más atractivo que se oiga, cuando el título original A One Hundred Foot Journey implica que el viaje es de 100 pies (poco más de 30 metros). Pero no podemos juzgar esta mala traducción como un mal comienzo, de hecho cuando oyes un título así es cuando tienes curiosidad por saber más de esta cinta, que sí, es un viaje muy interesante entre la migración, el amor y la comida.

Bajo la dirección de Lasse Hallström (Chocolate y Siempre a tu Lado), el director sueco intenta retomar lo que lo hizo tan famoso con Chocolate con una historia donde vemos, al igual que en la cinta del 2000, un pequeño pueblo, una comunidad que se sorprende ante la presencia de alguien nuevo que de pronto revoluciona todo alrededor y, sobre todo, la delicia de la comida.

Solo que aquí ese alguien nuevo, mejor dicho, estas personas nuevas, es una familia que emigra de la India tras una tragedia personal y tras un inesperado accidente deciden instalar un nuevo restaurante en el pueblo, aun a sabiendas que enfrente (técnicamente 30 metros de puerta a puerta) está un restaurante suntuoso con una estrella Michelin que dirige Madame Mallory (Helen Mirren), una chef en jefe que al ver la presencia de los extranjeros intentará jugar una guerra sucia contra la familia liderada por el igual de belicoso Papa Kadam (Om Puri), quien está dispuesto a competir por la atención de la gente del pueblo.

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Una actuación de Helen Mirren quien, junto con la comida, son lo mejor de la película.

Por otro lado, el hijo de Kadam, Hassam (Manish Dayal), el cocinero de la familia, no solo muestra talento para conquistar con su comida por igual a funcionarios como a los propios comensales, sino que está inquieto por aprender nuevas técnicas, para lo cual recibe ayuda de Marguerite (Charlotte LeBon), una cocinera del restaurant de Mallory, sin saber que también conocerá el amor y un deseo por mejorar sus habilidades culinarias.

Esta cinta la platicaré como si me sirvieran una comida a tres tiempos, la primera parte, que es básicamente un entremés con la introducción de los personajes y la llegada de la familia hindi al pueblo, está bien elaborada, como un buen entremés francés que de tener un tono triste y algo violento, toma una fuerte esperanza, guiado por las actuaciones de Om Puri y Manish Daval y reforzado con la presencia de Helen Mirren.

Esta actriz toma fuerza en lo que llamaría el plato principal, que es la segunda parte de la cinta y donde vemos esta guerra que tienen los dos restaurantes, que es hilarante y tensa, y que mezcla momentos divertidos con situaciones tensas. Hallström, como lo haría Hassam, logra dar una buena mezcla de sabores a este plato, logrando mantener un gran equilibrio en el nivel de producción de la cinta y las actuaciones de sus actores quienes no destacan sobre los otros, salvo el caso de una Helen Mirren que está casi segura de ser considerada para nominaciones al Óscar. Queda uno convencido de que hasta ahora el director había llenado bien los ojos del cinéfilo al punto de casi convertirlo en un comensal más del banquete que estaba proponiendo.

Sin embargo, la tercera parte de la cinta resulta ser algo difícil, algo precipitado, como si al chef se le hubiera olvidado que también hay postre, y si tiene un sabor dulzón al final, en momentos el sabor de este segmento es insípido al caer en un trago lento y difícil de digerir. De hecho el giro final es conmovedor, pero algo precipitado, como si no hubiera tenido tiempo suficiente para plantearlo correctamente. Uno de esos platos experimentales que, finalmente, no quedó bien.

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Charlotte LeBon nos comparte su belleza en este filme como Marguerite.

Pero sí hay varias cosas formidables de la cinta, el trabajo en fotografía es bastante hermoso, asi como la comida que vemos durante el filme que nos deja con el estómago gruñendo ante la delicia de las cocinas de Francia y la India, además de los extraños platos de la comida de fusión. El cuerpo actoral hace bien su trabajo y el peso de la cinta se distribuye bien entre los dos protagónicos de la familia hindú y Helen Mirren, quien hace un papel divertido pero poco explorado, donde nunca entendemos bien el interés por mantener un restaurant por tantos años, un poco más de fundamento y su personaje caería en la perfección. Menos explorado quedó el rol de Marguerite, que pierde mucho peso en la trama, sobretodo en la tercera parte.

Otro factor negativo es el hecho de que los que subtitularon la cinta no se esforzaron mucho en ayudar con algunos diálogos que dicen los personajes en hindi, si bien algunos sí valían para el misterio (como los diálogos de Papa, que luego se interpretan), no podemos esquivar la necesidad de saber qué realmente decían. Y claro, el título, no puede ser que por darle atractivo a una cinta, se olviden de las matemáticas.

Un Viaje de Diez Metros es una cinta que les abrirá el apetito y el interés, una buena opción para el cine (sobre todo antes de la cena) pues tendrán una historia bien elaborada entre comida, amor y paisajes europeos que garantizan una buena experiencia fílmica. Sí, aquí tendremos el glamour de la comida francesa como vimos en Ratatouille y el amor, cariño e intensidad que imprime la comida hindú como en Amor a la Carta, aunados en una buena fusión que combina bien en el cine.

Calificación: 7.5