Si bien una de las franquicias más aclamadas de estas últimas generaciones ha sido Call of Duty, desarrollada actualmente por dos (o hasta tres estudios) y publicada por Activision. Esta gran popularidad hizo que nos emocionáramos con el anuncio de un nuevo juego creado por el nuevo estudio de Jason West y Vince Zampella ex miembros fundadores de Infity Ward. Llegó el 2013 y Titanfall fue un éxito moderado, y no fue el gran rival para Call of Duty que creíamos sería. Sin embargo, el juego en sí proponía y fue el comienzo en la industria de varios juegos multiplayer sin campaña.

Ahora, tres años después, Respawn regresa con su saga estrella -su única saga- a refrendar la calidad que todo título debe desplegar si se quiere hacerse una constante en la industria del videojuego, que tan efímera puede llegar a ser. Varias son las innovaciones de este nuevo juego entre ellas la adición del modo campaña, que tanto le fue criticado en su momento por su ausencia.

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Verás una relación más marcada entre tu personaje y tu titán

El modo historia (campaña para un solo jugador) viene a completar el juego y corrige las cinemáticas aisladas del primer título, que más que entretenernos nos confundía respecto a lo que hacíamos o de qué trataba este universo, que si bien es cierto poco importaba, ya que estaba por entendido que si conseguías Titanfall era por su propuesta multiplayer.

Esta ocasión, conocerás la historia de Jack Cooper, un soldado de la milicia que consigue ascender a piloto de titán. La historia trata de ser profunda, por momentos un poco densa, indagando los lazos entre el humano y la máquina. Aunque cuenta con grandes escenarios abiertos y alguna que otra decisión en nuestras respuestas, la campaña se siente lineal, a veces inconsistente en el ritmo y decae hasta el punto de preguntarte de si en verdad era necesaria.

Es raro que Respawn al no incluir modo campaña en el primer título intento hacer algo súper interesante, diferente y denso en la secuela, haciendo uso de camuflaje para secuencias que pretendían ser stealth, o colocando acertijos a resolverse con el Wall Runing. Y como todo, al ser la primera vez se queda corto con ideas prometedoras. Uno de estos aspectos, por ejemplo, es la relación que se trata de plasmar entre tu personaje y tu titán, aunque desafortunadamente cuando comienzas a sentir cierta empatía con la máquina, el juego termina. Siguiendo con este punto, la duración de la campaña podríamos clasificarla como “estándar” al durar entre 5 a 8 horas, dependiendo de la dificultad y la experiencia del usuario, aunque la Inteligencia Artificial es algo en lo que Respawn debe ponerse a trabajar, ya que aún en dificultades altas queda a deber.

Entrando al tema que de verdad corresponde al valor del juego y por el que nació su concepto original, el multijugador contiene varios elementos que llamarán tu atención.

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Gráficamente el juego cumple con entornos detallados

Comenzando por lo más obvio, ahora contarás con 6 titanes disponibles -en vez de tres- y, por su parte, los pilotos cuentan con nuevas clases que te darán diferentes habilidades, como gancho retráctil -mi favorito-, invisibilidad, señuelos holográficos, etc. Los titanes también cuentan con varios añadidos, no solo de armamento, sino también de personalización en cuanto a color, logos, diseño, patrones de camuflaje y demás.

La mecánica central permanece intacta, teniendo combates frenéticos con gran movilidad, rapidez y balance entre la combinación de solados y titanes que fue algo que sorprendió en el primer título. Y es que no importa que parezca que los titanes son omnipotentes, una buena movilidad y agilidad en los personajes humanos hace que seas capaz de derribar a uno de estos colosos de hierro. Los mapas son idóneos para los combates y si hay algo que reconocerle a Respawn Entertainment es el logro de tener un juego FPS donde tanto las armas a distancia como el combate cuerpo a cuerpo se combinan a la perfección, no solo en los humanos, sino también se traslada a los titanes. Varias veces te verás en la necesidad (o comodidad) de eliminar a tus contrincantes de cerca de un solo golpe mortal, al igual que los titanes que cuentan con una espada de gran poder y con unas aniquilaciones bastantes vistosas.

Pocos son los juegos donde he podido sentir tal desenfreno y adrenalina. Ir corriendo a toda velocidad, trepar por los muros, utilizar tu gancho retráctil para alcanzar un punto alto y lanzarte sobre un titán para desarmarlo te da una satisfacción enorme, no importa cuántas veces puedas hacerlo. De igual forma, librar combates a distancia con tus armas de fuego contra algún jugador enemigo, mientras de fondo observas la pelea de dos titanes, es algo sin igual y le brinda mucha personalidad al juego.

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Existen varios modos de juego, pero el uso de los titanes siempre te da una ventaja táctica y los combates son frenéticos

Un cambio importante del juego es que para invocar a tu titán tienes que llenar una barra que se incrementa con los puntos que vas realizando, a diferencia del juego original que lo hacía mediante cronómetros sincronizados para ambos equipos. Esto hasta cierto punto es negativo, ya que el titán se vuelve un scorestreak indirectamente, lo que provoca que, si un equipo va ganando o es más hábil, el equipo perdedor se encontrará cuesta arriba para provocar algún tipo de remontada. En algunos otros títulos (como el MOBA) se le denomina “efecto bola de nieve” y es que si tu equipo tiene un inicio malo lo único que provocará es que los jugadores enemigos consigan más pronto a sus titanes.

La forma de derribarlos también cambió, y es que ahora dispones de más equipo a distancia o en diferentes acercamientos. Lo más idóneo y efectivo será acercarte a ellos desde su punto ciego y montárteles para arrebatarles una batería que disminuye en gran medida su energía y duración. Una vez hecho esto y logrando montarte por segunda vez, podrás dejar una granada dentro del agujero que dejaste con la batería removida lo que provocará que destruyas al titán o lo dejes gravemente dañado.

En cuestión de contenido el juego cumple, al tener 8 mapas y modos suficientes para mantenerte entretenido, algunos muy originales como Coliseo, donde tal cual te enfrentarás contra un jugador contrincante en una arena circular con la misma arma.

Titanfall 2 es, sin lugar a dudas, lo que toda secuela debería de ser. Mejora y refina los elementos vistos en la primera entrega, y añade mejoras sustanciales sin modificar el núcleo del juego. El modo de campaña para un jugador es un gran añadido, pero carece de puntos para calificarse como esencial. Por su parte el multijugador es de lo mejor que podemos encontrar en esta generación y lo pone como uno de los esenciales del género que nada le pide a Call of Duty que ahora también cuenta con una temática SciFi.

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Los mapas son variados y algunos explotan muy bien la agilidad y el movimiento

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