The Maze Runner: Correr o Morir (originalmente The Maze Runner) es una película de ciencia ficción, suspenso, drama y misterio, del estudio 20th Century Fox, basada en el universo distópico de la trilogía literaria homónima del novelista James Dashner (conformada por The Maze Runner, The Scorch Trials y The Death Cure, y con una precuela denominada The Kill Order). Fue dirigida por el joven Wes Ball, quien ya había hecho sus pininos como director en tres cortometrajes. Cabe mencionar que ha tenido una carrera exitosa como director de arte y efectos visuales en varios cortometrajes y documentales.

El personaje principal de The Maze Runner: Correr o Morir es Thomas (Dylan O’Brien), un chico amnésico que entra de una forma misteriosa a una comunidad de personas semejantes a él, ubicada en un espacio circular rodeado de titánicos muros conocido como el Área. Nadie parece saber quién los ha llevado allí. Ni Alby (Aml Ameen), el carismático líder, ni Gally (Will Poulter), el bully del grupo, mucho menos el simpático Chuck (Blake Cooper). Lo único que saben es que cada mes llega uno nuevo a través de la caja, incluyendo provisiones. Lo único que logra recordar cada nuevo integrante, al paso de los días, es su nombre.

Con el tiempo, Thomas se comienza a interesar en una abertura que se encuentra en el muro. Observa que, a pesar de las advertencias de nunca aventurarse en su interior, de ella vuelven un par de chicos que conocería por el nombre de corredores. Su curiosidad intenta quebrantar la norma de la comunidad, pero es detenido apenas a tiempo por Gally. Después de una breve discusión con el grupo, se da cuenta de la razón por la que no le permitieron entrar: la abertura se cierra al anochecer, dejando a quienes no logren llegar al Área a expensas de unas criaturas conocidas como penitentes que habitan un laberinto cambiante.

No cabe duda que el personaje más carismático de toda esta historia es Thomas. Su sagacidad despierta el interés de varios de sus compañeros. Pero es sólo hasta que llega Teresa (Kaya Scodelario), la única mujer del grupo, que se desencadenan una serie de acontecimientos inusuales. De por sí, Thomas y ella comparten características ajenas al resto. Gally, por otra parte, se convertirá en el antagonista. Desde el principio mostrará un extraño resentimiento en contra de Thomas, tanto así que Newt (Thomas Brodie-Sangster) deberá intervenir en algunas ocasiones.

La trama de la película es interesante de principio a fin. Lo primero que nos preguntamos es quién pudo meter a estos chicos en semejante embrollo. Identificamos claramente a los personajes primordiales, un puñado de entre los veinticinco o treinta actores que se congregan en el Área. Conocemos, más o menos, cuál es el carácter de cada uno (exceptuando, tal vez, a Teresa). Sabemos que todos sobreviven en ese espacio mientras algunos intentan hallar la salida, y que el protagonista, desde su arribo, toma un papel activo en la historia.

El misterio se profundiza con la llegada de la única mujer en el grupo, pero también con la coincidencias que guardan ella y el protagonista. Algunos objetos que llevaba él consigo, si bien no resuelven el dilema —CRUEL es bueno—, por lo menos ajustan el nudo. Los hace darse cuenta de que no son prisioneros, sino sujetos de prueba. Es decir, en la trama subsiste un cambio en la realidad. Hay un punto de giro que hará que se marquen aún más dos facciones: aquellos que están con el protagonista y los que se ponen del lado del antagonista. Por si eso fuera poco, las condiciones del entorno se vuelven mucho más agrestes, haciendo evidente para Thomas que sólo existe una opción: hallar la salida tan pronto como sea posible.

Es lamentable, sin embargo, que no se profundice más en los personajes secundarios. Como ya he señalado, en el caso de Teresa, que parece tener un papel importante, no muestra claramente su carácter. Su aparición sólo da claves al protagonista, por lo que la han dejado un tanto en la oscuridad. Sirve de apoyo, si lo queremos ver así, en alguna que otra escena, pero no va más allá. Personalmente esperaría que tenga una mayor participación en Maze Runner: Prueba de Fuego, secuela que sin duda llegará de manos del mismo director, Wes Ball.

Concluyendo, The Maze Runner: Correr o Morir es una película que nos presenta personajes que, a pesar de su estado amnésico, muestran un conjunto de caracteres interesantes. Desde aquellos que se han acostumbrado a permanecer en su zona de confort, hasta aquellos que intentan encontrar una salida aunque ello signifique arriesgarlo todo. Nos muestran una agrupación diversa, que refleja en parte a la sociedad actual. Es elegir entre vivir en la seguridad —en este caso, en el Área—, sacrificando la libertad y el conocimiento, o el arriesgarse a vivir bajo nuestras propias reglas, actuando como un grupo para salir avante de los retos —el laberinto y sus peligros— y obtener las respuestas a todas nuestras dudas.

Me ha recordado a otras obras como El señor de las moscas, de William Golding, y la serie de televisión Lost. Quienes hayan disfrutado de esta última, seguramente encontrarán en The Maze Runner algo digno a sus exigentes paladares. Si hubiera que calificarla, le daría un 8.