The Last Tinker: City of Colors de Mimimi Productions es un juego con muchas mecánicas que han tenido éxito en otros juegos del género plataformas y que en dichos juegos han tenido mayor éxito y aceptación. De entrada vemos que The Last Tinker está tratando de imitar a los mejores juegos de plataforma de los noventa y de principios de siglo. Podemos ver a personajes altamente expresivos y que se ven un poco acartonados para los estándares “tan exigentes” de estos días, sin embargo, podemos ver muchos detalles en cuanto a la forma y texturización de los mismos, además de que el ambiente que los rodea te hará recordar que los juegos son más que sombras y tonalidades de negro o que deben de ser fotorrealistas, aquí tenemos un festival de colores que se asemeja mucho al colorido presentado en Viva Piñata.
The Last Tinker te pone en el rol de Koru, un mono un tanto extraño que tiene la afición de construir cosas y no saber combinar su ropa. Vives en Tinkerworld, un lugar que alguna vez fue pacifico donde todo está hecho de colores, papel y pegamento, esta armonía en la ciudad se fue desvaneciendo poco a poco por las tensiones generadas entre los colores mismos. Cada segmento de color en la población de Tinkerworld se ha separado y ha formado su propio distrito haciendo que la ciudad se fracture y pareciera no tener reparación alguna. En tu aventura conocerás a The Bleakness, una especie de gota blanca que comienza a caer en forma de lluvia sobre la ciudad y que comenzará a destruir el bello colorido de Tinkerworld. Es aquí donde te encomendarán la misión de restaurar el color a tu mundo y unir a todas sus criaturas para encontrar a los espíritus de los colores y pues obviamente salvar el día.
La historia es simple, pero se siente como una película CGI para niños que tiene sus respectivos encantos. Es de llamar la atención que cada habitante de Tinkerworld tiene sus propias formas de moverse y un trato único, cuando se dirigen a ti verás un globo de texto plasmado sobre un cartón flotando sobre sus cabezas, muy al estilo de LittleBigPlanet y que además evoca a juegos como Banjo-Kazooie.
Para salvar a Tinkerworld, Koru tendrá que viajar por cada distrito y encontrar al Espíritu representativo de cada color y usar sus poderes para combatir a numerosos enemigos que se pongan en su camino. El combate está en el formato 3D estándar de un juego de plataforma similar a lo que encontrarás en un Prince of Persia. Una vez que estés rodeado de enemigos necesitarás defenderte y pelear con tus puños antes de regresar a explorar el mundo. Muchos de los combates son tediosos y aburridos. Durante gran parte del juego solo contarás con un solo poder, lo cual reduce tu estrategia de manera considerable a solo presionar y presionar el botón de golpeo cuando estás con varios enemigos. Además de golpear, esquivar y contraatacar, nuestro héroe puede hacer que los enemigos huyan despavoridos de miedo, así como también aturdirlos por un corto periodo de tiempo para que puedas comenzar en atacar a otros enemigos o bien acabar la pelea en ese instante.
Podrás encadenar tus ataques al desplazarte por varios blancos y seguramente te divertirás al hacer esto, pero de nueva cuenta la mala relación del framerate hará que pierdas mucha de la diversión. El juego, sin duda, lucha para entregar una estabilidad constante aun en sus momentos más quietos, con solo caminar en una de las calles vacías podrás ver cómo el juego comienza a tener fallas. Si bien podrás vivir con esta falla, sí es de recalcar que en los momentos más intensos del juego esto juega mucho en contra del mismo.
Afortunadamente la acción monótona se ve interrumpida por las más interesantes secciones de plataformas. Abrirte paso en los distintos ambientes puede ser muy sencillo como mantener presionado el R2 y desplazarte por los bordes de algunas plataformas, lo cual nos lleva a creer que el juego es fácil, pero, ¿qué sería de un juego del genero sin poder saltar? Sin duda, es una habilidad que siempre estará presente, pero en The Last Tinker se siente un poco torpe, no sé si es a propósito o de plano no se pulió bien, pero de lo que sí estoy seguro es que esto hace que tengas más atención en el timing que debes de tener que en tu habilidad de salto. Encontrarás secciones con tentáculos que sucumbirán a tu peso, lo cual te forzará a encontrar la ruta más efectiva y rápida antes de ahogarte.
El juego también cuenta con puzzles muy ligeros. La mayoría de ellos requieren llevar a un personaje que tiene forma de un hongo de un lado a otro a través de varios obstáculos, tendrás que dirigirlo a las plataformas con las cuales él podrá interactuar, además de que contará con algunos poderes como encogerse o hacerse más grande y romper paredes. A pesar de su simpleza, encajan de una manera perfecta en el mundo bizarro de TInkerworld.
El juego presenta problemas en cuanto al port realizado para el PS4, originalmente fue lanzado para PC el año pasado y muchos aspectos se mantienen fieles al original, bueno, la mayoría. Los colores están en una resolución de 1080p se ven arruinados por las constantes diferencias de fps que están presentes en todo el juego. A menos que estés en un área cerrada podrás ver como el framerate cae muy por debajo de lo que debería en el PS4, y si esto lo combinas con el esquema de colores, bien podría ser suficiente para hacerte saltarte una comida o dos.
Por el grado tan alto de colores es muy probable que en una de esas te encuentres preguntándote si necesitas calibrar tu televisión, además de que es muy constante que quieras tirar cajas para encontrar gemas que funcionan como monedas en el juego.
De entre las 6 ó 7 horas que pasá jugando The Last Tinker, se siente como un festival visual multicolor muy grande; sí, seguro hay peleas por acá, algunos personajes un poco sosos, tendrás que saltar, derribar algunas cajas y eso es todo. No es una experiencia mala, definitivamente no, pero se siente que es juego demasiado promedio que no hay en sí algo que sobresalga y, basado en lo que quiere replicar el juego, creo que la frase “para el olvido” es lo último que esto debería de ser.
La historia y los elementos visuales que la rodean tienen, sin duda, su encanto, pero el combate no llega a gustar del todo, además de que encontrarás una falta de complejidad en los puzzles y hará que pierdas el interés, además de los severos problemas de framerate que afectan seriamente a este juego que pudo ser mucho más.