Desde el lanzamiento de la novela Tarzán De los Monos en 1912 por Edgar Rice Burroughs, hemos visto una gran cantidad de adaptaciones del Hombre Mono al cine, siempre intentando resaltar varias cosas, por un lado el amor a la naturaleza de un personaje que busca proteger a su entorno de cualquier tipo de enemigo, y por otro el amor incondicional a Jane y a su familia de simios. Lo hemos visto desde las cintas de Elmo Lincoln y Johnny Weismuller hasta la animación que hizo Disney en 1999.

El año pasado se estrenó una cinta americana-alemana que llega por fin a las salas mexicanas. Con la dirección de Reinhard Kloss, la cinta de Tarzán decide buscar un tono moderno a la vieja historia del Hombre Mono ya que los eventos ocurren en el siglo XXI.

Tarzán es el hijo de John Greystoke, quien tras un funesto accidente queda bajo el cuidado de una gorila que ha perdido a su hijo, éste pronto olvida todo lo relacionado con su vida civilizada para convertirse en el Hombre Mono. Pronto conocerá a una chica llamada Jane y se dará cuenta que la organización de su padre está en búsqueda de una poderosa piedra que puede dar mucha energía y dinero al mundo civilizado.

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Tarzán tiene sus amigos simios, por fortuna todos hablan idioma simio.

Si ustedes esperaban algo novedoso en la cinta, quizá sea el toque moderno de la historia, olvidándonos del estilo victoriano que vimos en otras historias y poniendo un toque moderno donde todos los personajes vienen de Nueva York (y no de Londres como en la historia original), donde la misteriosa piedra extraterrestre nos hace recordar mucho a Avatar y el personaje de Tarzán en sí parece un retoque moderno y oscuro del personaje que vimos en la cinta de Disney de 1999.

Esa mezcolanza, aunada a muchos huecos en el guión, hacen que la cinta sea tan sólo entretenida por ver un buen trabajo de animación que, si bien no la hace digna de verse en 3D, sí da toques de realismo en la animación de gorilas, murciélagos e incluso las tomas de lejos de los personajes que en momentos lucen muy reales. Si no fuera porque el diseño tan caricaturesco de algunos personajes echan a perder en momentos el trabajo de animación.

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Jane parece sacada de una figura de Barbie, lo único bueno es que no fue doblada por Lucero, lo que la hace mas creíble que a su versión de 1999.

Los personajes tampoco dan tanto peso en la historia, con un villano realmente débil y el hecho de que los animales animados son mejores personajes sin decir una sola palabra que los personajes humanos, nos hacen ver que Tarzán no es más que un buen intento en darle frescura a una historia que hemos visto ya muchas veces y si sumamos a esto que de cuatro partes de la cinta, la segunda es semilenta y la parte final es precipitada, no quedará otra más que decirles que Tarzán es tan sólo una alternativa para llevar a los niños si ya vieron las otras cintas animadas del cine.

Calificación: 6