El director Nuri Bilge Ceylan ha rodado, con Sueño de invierno, su visión particular de Secretos de un matrimonio. A lo largo de toda la película se siente la influencia de Ingmar Bergman -guionista y director de teatro y cine sueco-. Lo más destacable es que a diferencia de otras obras de Ceylan, Sueño de invierno fue construida principalmente en el diálogo de sus personajes.

En Sueño de invierno, se nos presenta a un hombre de difícil carácter, Aydin (Haluk Bilginer), un ex actor que maneja un hotel rústico en una zona de Anatolia, que se siente fuera de sitio y que se enfrenta diariamente con las personas que le rodean. Actuando generalmente de forma paternalista, se pasa la vida mirando por encima del hombro a todos, incluida a su hermana, Necla (Demet Akbag), y a su joven esposa, Nihal (Melisa Sözen), mientras ve como poco a poco su pequeño mundo se desmorona, dándose cuenta al final del autoengaño en el que vive.

Sus personajes son robustos, cargados de un realismo tal vez hiriente, que podría ser tan factible como la historia de cualquier hijo de vecina. Sueño de invierno no es una película sencilla de digerir, pues demanda cierta complicidad por parte del espectador.

Si nos vamos hacia el análisis de sus personajes, nos daremos cuenta rápidamente de los antagonismos de unos y las afinidades de otros. El protagonista aquí, funge como antagonista. Casi podemos sentir el protagonismo de los personajes antagónicos, de forma que durante la película estaremos cambiando de posición continuamente. Sobre todo Nihal convoca cierto nivel de magnetismo en la audiencia, al principio se nos presenta como una mujer lejana y misteriosa, que mantiene tensiones con ambos hermanos, alejándose de esa imagen conforme avanza la trama.

Por su parte, Necla es una mujer divorciada que vive al lado de su hermano, dependiente de su apoyo, y que a ratos se convierte en su más acérrima crítica. Además, Sueño de invierno está llena de analogías, como el caballo salvaje que compra Aydin -una representación de cómo trata de imponerse en la realidad-, o en su relación con sus amigos, Suavi (Tamer Levent) e Ilyas (Emirhan Doruktutan), y finalmente con Levent (Nadir Saribacak), un hombre maljuzgado por Aydin debido a su cercana relación con Nihal.

Concluyendo… si hubiera que seleccionar una película para este invierno, sólo una, que fuera la mejor en cartelera (además de la última parte de la trilogía de El Hobbit, que es una delicia audiovisual), personalmente me quedaría con Sueño de invierno.  Vale la pena mencionar que es una película larga, de tres horas y cuarto, por lo que debe verse en un día tranquilo, en el que nada nos apure a hacer otra cosa más que disfrutar del cine. A pesar de su extensión, no le sobra ni un minuto. Le doy un 9.