Retratar a la violencia es algo que a Hollywood le sale fácil con efectos especiales y actores musculosos; pero la verdadera violencia, esa violencia regular que se ve en el humano común, sin patriotismos, sin orientaciones políticas… simplemente, la violencia que uno puede vivir día a día -entre enfados, venganzas, insultos y golpes-, no es tan fácil de reproducir (menos cuando queremos captarlos en buenas actuaciones y excelentes montajes que sepan capturar la violencia que encontramos en la mente y el alma).

Eso es lo que trae Relatos Salvajes, una de las cintas más exitosas que han salido de Argentina, un país que en los últimos años ha explotado muy bien sus recursos creativos para dar pelea seria por premios internacionales. La cinta escrita y dirigida por Damián Szifron, a quien le conocimos la creación de la serie de televisión Los Simuladores (aquella que se adaptó a la televisión mexicana hace tiempo), es una compilación de pequeñas historias que tienen algo en común: retratar el nivel de brutalidad a la que el hombre puede llegar de tantas maneras.

Son 6 relatos, que desde que pasan los primeros créditos se van relatando, entre un vuelo lleno de gente con algo bastante cruel en común (Pasternak), una mesera que tiene la venganza en la mesa (Las Ratas), un insulto en la carretera que toma niveles insospechados (El Más Fuerte), un experto en explosivos resentido por la ineficacia de la burocracia (Bombita), un padre de familia que tiene un serio dilema con la ley (La Propuesta) y una boda con un final inesperado (Hasta que la Muerte los Separe), con actuaciones de diferentes actores como Dario Grandinetti, Julieta Zylberberg, Leonardo Sbarbaglia, un genial Ricardo Darín y una explosiva Érica Rivas.

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Pasternak, un vuelo, una coincidencia…

Cada relato nos muestra una historia bien elaborada, algunas bastante cortas pero bien fundamentadas, y quizá de los seis relatos el más lento y débil es La Propuesta. Pero dos historias tan bien fundamentadas como Bombita y Hasta que la Muerte los Separe, por si solas son excelentes cortometrajes, con trabajos actorales formidables y, en el caso de la primera historia, efectos visuales que sorprenden al público (que son inconstantes, entre el impactante uso de ellos en Pasternak y su uso tan barato en El Más Fuerte).

Bombita cuenta con la impresionante actuación de Ricardo Darín que va en crescendo conforme la historia avanza, pero Erica Rivas en el protagónico de Hasta que la Muerte nos Separe logra un personaje con un tremendo abanico de actitudes que en menos de 30 minutos va de la felicidad, a la desgracia, locura y tristeza. Todo un montaje teatral que no puede perderse.

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La fiesta apenas comienza…

Los otros relatos no pierden tampoco la oportunidad de lucir a sus pequeños elencos y hacernos disfrutar de esos toques de violencia que, a decir de uno de los personajes «es algo que se vive cuando salimos de casa, que vemos en la televisión e incluso en el periódico». El trabajo técnico es formidable entre una fotografía que se explota muy bien en cada cinta (sobre todo en El Más Fuerte, dando grandes paisajes al ritmo de música ochentera), un soundtrack de Gustavo Santaloalla que termina dominando en varias escenas de la cinta, más que nada en Hasta que la Muerte los Separe e incluso las canciones que no son de él destacan al coronar bien las escenas.

En conclusión, Relatos Salvajes, nominada a la Palma de Oro de Cannes, con 20 nominaciones a los premios de la Academia Argentina, y justa representante de su país en los Premios Óscar y los Premios Goya, nos demuestran que Argentina sigue buscando mantener el nivel con el que nos sorprendió hace algunos años con El Secreto de sus Ojos. Relatos Salvajes, en mi opinión, hace languidecer a las cintas mexicanas que nos van a representar. No disfruté tanto Cantinflas o La Dictadura Perfecta como esta cinta sudamericana.

Definitivamente si quieren ver un crudo retrato de la violencia cotidiana, háganse un gran favor y vean esta cinta.

Calificación: 9