Uno de los juegos más influyentes en las primeras generaciones de los videojuegos fue Pac-Man, el cual consiste en tomar todas las fichas de la pantalla sin recibir daño de tus enemigos. Se tornó rápidamente en un clásico de los videojuegos, rápidamente imitado por muchos desarrolladores en el afán de lograr algo similar. Y pese a que ya tiene casi cuarenta años de haberse desarrollado sigue habiendo intentos de generar un juego que suene a Pac-Man y este es el caso de Pix the Cat, desarrollado por Pastagames y que después de aparecer en las consolas de Sony (primero en la Playstation Vita y después en la Playstation 4), por fin llega a la consola Xbox One.

¡CORRE PIX, CORRE!

Pix the Cat nos pone en los zapatos (¿o seran ojos?) de un gato llamado Pix que está jugando su propio videojuego, que consiste, básicamente en rescatar patitos y ponerlos en un lugar seguro antes de pasar a la siguiente pantalla, que se accede al tocar un punto específico de la pared en la pantalla.

¡COMBO!

Al estilo de Pac-Man tendremos que Pix tendrá que cumplir los dos objetivos de manera consecutiva y, tomando elementos de Snake (o el juego del gusanito de un móvil Nokia 5100) debes evitar posibles accidentes, consistentes en quedar atorado contra una orilla o tocar a los patitos que van detrás de ti, si se cumple una de estas dos condiciones, perderás a los patitos. Puedes tomar unos y ponerlos en los refugios ,pero el reto interesante es tomar a todos los patitos y guardarlos con el menor número de movimientos posibles para lograr una puntuación perfecta y hacer más puntos. El generar más puntos llenará una barra que aumenta tu velocidad y los puntos que hagas, al llegar al nivel más alto podrás desatar el modo Fiebre que cambia la pantalla a un modo monocromático, similar al viejo Gameboy pero con mayor posibilidad de ganar puntos.

El modo Arena te pondrá a tratar de atropellar a los otros gatos controlados por tus amigos

No hay muertes, pero deberás evitar romper el combo lo más posible para hacer más puntos, hazlo en menos movimientos y ganarás aún más puntos. El modo fiebre también te permitirá romper algunos obstáculos que se plantan frente a ti como unos cráneos fantasma.

Además, tendremos otros tres modos de juego, uno llamado Laboratorio donde solo podrás mover a una célula cuando topa con una pared y estrictamente deberás tomar las células primero y guardarlas después. En el modo Nostalgia verás a Pix y otros personajes en un estilo caricatura de blanco y negro y deberás colectar a todos los patitos sin atorarte con ellos mientras salvas a una flor de ser comida por un chivo como bonus por acabarlo rápido.

Tenemos finalmente el modo Arena donde deberás tratar de atropellar a tus rivales para destruirlos antes de que lo hagan contigo, este, por cierto, es el único modo que te permite jugar con otros jugadores, aunque solo de manera local.

El modo Nostalgia toma elementos de caricaturas de los treinta.

SENCILLO, ECONÓMICO Y ADICTIVO

Como buen rompecabezas, Pix the Cat no tiene una trama a seguir, pero eso no tiene mucha importancia ante la gran variedad de cosas que podemos desbloquear, tan solo por mejorar nuestra forma de jugar conforme avanza el juego.

De hecho, cada modo de juego tiene diferentes retos. Entre niveles que se superen con el menor número de movimientos, de mantener la Fiebre por cierto tiempo o de destruir cráneos fantasma, todos esos detalles te permitirán tener imágenes del arte del juego, nuevos narradores en los diferentes modos de juego, logros o hasta desbloquear retos diarios que te permiten acceder incluso a subir tus récords y presumirlos a tus amigos.

El control no es gran ciencia, pues solo tendrás que mover una palanca, tal y como pasaba con Pac-Man o Snake, a veces deberás creer más en predecir los movimientos que en tus propios reflejos, de hecho el control a veces reacciona tarde, pero anticipándose un poco siempre funciona.

¿Cómo que se rompió mi combo? ¿CÓMO?

Otro detalle interesante es la forma tan inteligente de mantener al jugador con un nivel de reto que se torna en ratos muy alocado, como el hecho de que hay pantallas que no incrementan su tamaño al acceder a ellas y deberás superarlas desde el mismo punto de vista que la anterior o alucinar con personajes enormes alrededor de un escenario que no tomó toda la pantalla.

La animación en el juego es bastante fluida y se torna más admirable en los modos Laboratorio y Nostalgia. La banda sonora varía mucho, de música techno en el modo Arcade, se alenta a ritmo de swing en el modo Nostalgia, para tornarse a un veloz heavy metal en el modo Arena.

En el papel parece un juego corto y con poco chiste, pero lo divertido de este juego es poder sacar las mejores puntuaciones posibles en niveles que se tornan cada vez más difíciles de superar, no solo por el tiempo sino por los obstáculos planteados. Además, será interesante calar los diferentes cambios que puedes hacer en el juego como cambiar la voz del narrador a diferentes tonos, como una chica sexy, un viejito o un niño o probar los retos diarios.

De hecho los retos diarios es un buen agregado a este juego, haciendo notar el esfuerzo de los desarrolladores de ofrecer algo a los jugadores para jugar unos diez o quince minutos, abandonar el juego y repetir la experiencia otro día.

Así, pese a lo poquito que parece ofrecer, Pix the Cat te permite retomar el juego cuando gustes para intentar superar tus propios récords o desbloquear cosas nuevas, incluso puedo afirmar que vale la pena jugarlo aún después de desbloquear todos los logros.

Pix the Cat es un juego de vieja escuela que sabe tomar elementos actuales y darnos una grata experiencia de juego casual.

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