“Los ojos son la ventana del alma”. En una cinta donde el director es Tim Burton, solo podríamos esperar escenas extravagantes y obscuras, pero en esta ocasión tenemos en pantalla a la encantadora Amy Adams interpretando de manera perfecta a Margaret Keane, una artista “frustrada” que pudo haber permanecido solo como una ama de casa infeliz en la década de los cincuenta si no se hubiera armado de coraje ante la mentira de su esposo Walter (Christoph Waltz). Fue Margaret quien pintó esos retratos de niños abandonados, tristes, de ojos grandes que dejaron los críticos de arte helados. Fue Walter quien comercializa estas pinturas asumiendo el papel de artista y llamando suyo el arte  de su esposa, con el argumento de que “La gente no compra arte hecho por mujeres”.

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Ojos Grandes podría haber sido una simple película sobre la explotación de las mujeres, pero no es así. La cinta va mas allá, se convierte en algo más profundo, memorablemente cómico y conmovedor, todo esto debido a la radiante Adams, quien nunca se convierte en una patrocinadora de Margaret Keane; al director Tim Burton, quien logra darle a la película el brillo de una fábula; pero sobre todo al magistral Christoph Waltz, quien gracias al carisma desbordante que maneja, se convierte en el hilo conductor y a la vez en el hombre más odiado de la sala de cine.

Todo se detona cuando el ex-esposo de Margaret amenaza con quitarle la custodia de su hija, por esta razón y de una manera impulsiva ella se casa con Walter, el cual siendo amante del arte y principalmente del talento de su nueva esposa, persuade al propietario de una discoteca de la época, Enrico Banducci (Jon Polito) para mostrar las pinturas de Margaret en su establecimiento. La obra de Margaret realmente despega cuando Walter golpea al encargado y por medio de un chisme se comienza a hacer popular.

El conflicto se activa cuando Walter se vuelve cada vez más abusivo y Margaret lo permite, envueltos en una relación de amor real, pero llevada a la dependencia, esto podría llevarnos a otra simple cinta de injusticias, pero al estar envuelta de todo tipo de tonalidades logramos disfrutar de risas incontrolables, tensión sorprendentemente atractiva y una sensación de alivio que por alguna extraña razón es lo único que el espectador busca.

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Está claro que Burton simpatiza con ferviente creencia con Margaret. Un crítico llamó a su trabajo como «los grandes caramelos rancios» que plasma en el óleo, gracias una muestra reciente de la obra de Burton que fue expuesta en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, la cual atrajo largas filas y pedradas inmensas de los críticos. Tal vez por eso Ojos Grandes, con todos sus cambios de tonalidades y el ritmo errático, parece la película más personal y sincera de Burton en años, un homenaje al anhelo que impulsa incluso al artista más marginado. Por esta razón, este director californiano le brinda a Margaret, de 87 años en la actualidad, la mayor recompensa en una cinta, la última sonrisa.

Título originalBig Eyes

Director:  Tim Burton

Duración: 1 hr. 46 min.

Fecha de estreno: 5 de marzo de 2015