Marguerite es una comedia francesa de 2015, dirigida por Xavier Giannoli, (Crónica de una mentira o Superstar).  Anuncia ser una historia basada en la vida real, pero realmente es una adaptación libre de la vida de Florence Foster Jenkins, de quien hablaré más adelante. En esta producción conocemos a Marguerite Dumont (interpretada por Catherine Frot), una mujer adinerada, amante de la música y la ópera. Cada año, la aristócrata hace una fiesta en su mansión que reúne a un gran número de invitados que tienen en común su gusto por la música.

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Allí, la adinerada dama aprovecha para cantar ante su círculo de amigos más íntimo. El problema es que, aunque ella cree que lo hace de manera suprema, la realidad es que canta fatal y fuera de tono. Pese a no tener ningún talento musical, ni su marido Georges (André Marcon) ni sus amigos se atreven a contarle la verdad. Le han permitido vivir siempre en su mundo de fantasía. Es como ver un largometraje al estilo del cuento “El traje nuevo del Emperador” de Hans Christian Andersen, pero en el mundo de las notas del arte de la ópera.

La historia está desarrollada en París, en los años 20. La ambientación, vestuario y escenografías son bien ejecutados. De la misma manera lo es la música del filme, el cual, aunque no es un musical, su narrativa está intrínsecamente ligada a las partituras de obras clásicas. La fotografía corre a cargo de Glynn Speeckaert, y la música de Ronan Maillard.

La cinta está contada en capítulos, el primero sirve para conocer a Marguerite, su marido, su círculo de amigos y a tres figuras jóvenes que le dan un giro a la vida de la baronesa. Hazel (Christa Théret), una joven con melodiosa voz que participa en uno de los recitales, Kyrill Von Priest (Aubert Fenoy), un alocado poeta y artista radical y el joven Lucien Beaumont (Sylvain Dieuaide), reportero y columnista del periódico.

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Lo que inicia como un acto oportunista de estos tres chicos, se convierte en la oportunidad de conocer más las aspiraciones de esta concertista imaginaria. La cual, ahora está pensando en prepararse para tener un concierto frente al público en un imponente teatro.

Hay dos piezas claves también dentro de esta historia, Madelbos (Denis Mpunga) mayordomo, confidente y mayor alentador de la carrera de Marguerite, y Atos Pezzini (Michel Fau), que se vuelve el maestro vocal en los preparativos de tan gran concierto en la vida de la protagonista.

La historia es buena y en momentos muy divertida. Ver tanta elegancia, opulencia, sumergirse a esta vida aristócrata, llevada de una muy buena manera y contrastarla con los berridos de Marguerite es muy disfrutable. Más aún cuando el shock es tan imponente y las caras de desconcierto de todos los escuchas se mezcla entre el miedo, desesperación, y un ataque contenido de risa hilarante.

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Marquerite ha recibido varios premios. Cuatro Premios César a Mejor Actriz, Mejor Sonido, Mejor Vestuario y Mejor Diseño de Producción, así como otro de mejor actriz para Catherine Frot en los Premios Lumière. Hay que destacar que ella se lleva toda la película, con su mezcla de inocencia, calidez, tenacidad, pero con una ligera tendencia a la locura por su ceguera o, más bien dicho, sordera a la realidad.

Desafortunadamente el último capítulo de la pieza, al igual que la falta de lucidez de nuestro personaje, raya en un intento de final rebuscado, donde a todos se les quiere dar un cierre casi victoriano, y donde a este personaje que empezamos a tomarle cariño fluctúa entre tenerle miedo, compasión, odio, cariño, y nos deja con las ganas de haber podido disfrutar un final ligero, como lo fue el resto de la película. La cual, con estas historias añadidas, se siente bastante larga con sus 127 minutos.

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Y regresando a Florence Foster Jenkins, de quien se adapta esta historia, pero en la que encontramos muchas libertades, como el lugar de origen: Florence es estadunidense. Además, limitan a Marguerite a presentaciones de eventos de caridad, etcétera. Una enorme desventaja es que en este 2016 se estrenará una película basada en la biografía de Florence Foster Jenkins, de título homónimo, dirigida por Stephen Frears y con Meryl Streep y Hugh Grant como Florence Foster y St. Clair Bayfield, respectivamente.

Un golpe fuerte y bajo a la producción de Xavier Giannoli, quien probablemente se tomó muchas libertades creativas intentando apartarse lo más posible de esta producción que ya estaba corriendo, y que dejará entonces la enorme duda de quien llega más al corazón, si la francesa Catherine Frot o la ganadora del Óscar Meryl Streep, en un Armagedon vs Impacto Profundo de la ópera.

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