Encontrar al día de hoy una película que ya no hable de super héroes o de terror barato es un reto, las salas están inundadas de mallas de colores robots y explosiones y monjas sin chiste, pero, cada cierto tiempo algún aventurero de la ciencia ficción se siente lo suficientemente osado para lanzar algo un tanto diferente a lo que vende el día de hoy, y ese es el caso de Maquinas mortales.

El origen de las ciudades rodantes

Después de la guerra de los sesenta minutos, nada en la tierra volvió a ser lo mismo, terremotos inundaciones, desastres naturales acechaban lo que quedaba de la sociedad, es por esta razón que las ciudades que lograron sobrevivir se transformaron, adaptaron o “evolucionaron» a lo que en ese futuro postapocalíptico conocemos como Maquinas Mortales. Unos vehículos inmensos que asechan a otras ciudades más pequeñas para tomar a la fuerza sus recursos.

Londres, una de las entidades predadoras más importantes, pone sus ojos en un gran botín, la última ciudad en pie del mundo que no tiene ruedas. Esta ciudad es protegida por una muralla infranqueable, por lo que Thaddeus Valentine (Hugo Weaving), una de las figuras políticas más importantes de Londres, pone en su mira este sitio y para lograr conquistarla tendrá que reconstruir una de las armas mortales que construyeron las civilizaciones antiguas.

Pero esto no será fácil, ya que Hester Shaw (Hera Hilmar), una joven con hambre de venganza, buscará a Thaddeus para matarlo y vengar la muerte de su madre; aunque su plan no sale como lo esperaba por culpa de Tom Natsworthy (Robert Sheehan), provocando que Hester y Tom tengan que salir corriendo para aliarse y sobrevivir mientras intentan salvar al mundo de las maquinas mortales.

El contexto en general suena similar a algunas historias que nos han contado, sin embargo, lo que hace especial a Maquinas Mortales es esto mismo, estas gigantescas maquinarias con ruedas que usan el Darwinismo Municipal como su forma de subsistir.

Los efectos especiales son un deleite, el ver como estos armatostes gigantes se mueven en proporciones monumentales es increíble, y no solo ello, las ciudades y naves que vemos en el cielo son geniales, la imaginativa que llevo a lograr esto es brillante y eso se debe reconocer.

Pero donde el filme únicamente flaquea es que el guion le pesa un poco, ya que se siente en momentos muy lento o fuera de ritmo, la cinta dura más de dos horas y aunque el desarrollo de la historia es ágil, la trama tarda en tomar sentido. Otro punto que no defiendo son los protagonistas, Sheehan y Hilmar no hacen tan buena química y les hace falta más fuerza en las escenas de acción, lo cual a final de cuentas no es bueno para la cinta.

Maquinas mortales es la adaptación de una novela con el mismo nombre en donde la imaginación de su autor Philip Reeve, nos da mucho material para continuar esta historia. Por ahora sabes que tendrá al menos dos cintas más, eso quiere decir que se convertirá en una trilogía, que augura un universo bastante nutrido y entretenido, si logran afinar los puntos que mencionamos será una increíble propuesta, de eso se los aseguro.