Las Tortugas Mutantes Ninjas Adolecentes son un producto sumamente anecdótico para toda una generación, de mediados de los ochenta hasta mediados de los noventa, marcaron la infancia de una generación que creció con el auge de las patinetas, la pizza, el rap y los ninjas, todo esto lo tienen estos sumamente divertidos reptiles, ¿pero será suficiente para las nuevas generaciones?
Las tortugas se originaron en un pequeño cómic en blanco y negro de Kevin Eastman y Peter Laird titulado «Eastman and Laird’s Teenage Mutant Ninja Turtles.» Fue lanzado en 1984. El origen de la historieta es una parodia y un homenaje al trabajo de Frank Miller. La cubierta de la primera edición es muy similar a Rōnin de Frank Miller, y el origen la historia de las tortugas implica el mismo origen que el de Daredevil. Los enemigos de las tortugas, el Clan del Pie, pudieron también haber sido inspirados por otra creación de Miller, The Hand (La Mano), un grupo de asesinos ninja.
Hasta el momento tenemos seis películas de las tortugas, tres consideradas canónicas, un remake, una más haciendo homenaje a los 25 años de las Tortugas Ninja y por ultimo un reboot, la más reciente película del director Michael Bay y sumamente controversial entre los fans.
Las tortugas ninja de Bay, estuvieron llenas de controversia desde el día de su anuncio, partiendo de que podrían no ser mutantes y donde todos los fans pusieron el grito en el cielo, sin embargo “al cliente lo que pida” y el director termino haciendo lo que se le pidió, un poco forzado y eso se nota en el transcurso de la cinta.
Esta cinta protagonizada por Megan Fox y un cuarteto de tortugas creadas por captura de movimiento centra su historia en la cuidad de New York, en donde una organización maligna llamada el Clan del Pie aterroriza a la ciudad, y donde un super héroe marcaría la diferencia para todos los citadinos de esta peligrosa ciudad.
Es claramente una cinta de la manufactura de Michael Bay, acción, explosiones, Megan Fox y más explosiones. Su estructura como cinta de súper héroes es aceptable, aunque el argumento es bastante ilógico, dentro de una ciudad que podría pasar por cualquier otra, con habitantes que podrían ser de cualquier otro lugar; no hay un sentido de pertenencia dentro de la cinta. Las locaciones son ilógicas, brincando de las alcantarillas de la ciudad, el metro, directo a una increíble mansión nevada y de regreso a los tejados de algunos edificios, no tiene un solo sentido del porqué cambian de esa manera de locaciones, pero al parecer para los directivos luce impresionante.
La actuación de la estrella de este film, Megan Fox, cambia drásticamente de lo visto en las anteriores cintas de Bay. El personaje de April O’Neil, interpretado por ella, es incoherente. Parece como si hubieran intentado hacer una mezcla de dos de las versiones que aparecen en anteriores películas. Pese a los vanos intentos de hacer simpática a la señorita O’Neil, no lo logra en un solo momento.
En todas sus encarnaciones anteriores, y especialmente en la serie de TV, las tortugas ninja tienen un innegable y tonto encanto. Tanto ellas como su maestro rata Splinter (que en esta cinta llega hasta ser un poco fastidioso) son personajes que al final resultan entrañables, ese es el sentido de las pizzas, las frases pegajosas y todo lo demás. En esta nueva versión, las tortugas ninja se han vaciado por completo de personalidad y hasta resultan intimidantes. La tecnología de captura de movimientos es quizá demasiado perfecta y los personajes han cruzado el límite de lo extraño para entrar de lleno en lo inquietante. Sus caras son demasiado humanas como para que el espectador se sienta cómodo.
Solo hay una escena de Teenage Mutant Ninja Turtles que tiene alma. No es de extrañar que los productores la eligieran para promocionar el film. Se trata de la escena en la que las tortugas hacen beatbox en el ascensor. El resto es una de las películas con menos alma del verano.
Liebesman utilizó mucho el recurso de agitar la cámara en Battle Los Ángeles, pero aquí no tiene ese lujo porque hay demasiados elementos generados por ordenador. Parece que el director no tuviera ni idea de cómo gestionar los 45 minutos de acción que forman la parte final de la película. Hay muchos momentos en los que es muy difícil saber dónde está cada personaje en relación al resto y a los enemigos. El combate principal trata de aprovechar un par de trucos de cámara, pero el resultado general es un lío infumable. Clara herencia de los Transformers de Michael Bay.
La película pulsa todos los botones necesarios: pizza, ninjutsu, chistes de caparazones… pero se queda en la superficie y no ahonda en el núcleo de lo que hacía a las tortugas ninja originales tan entrañables, ese halo de rareza divertida. Para rematar, las tortugas parecen especialmente avergonzadas de gritar «Cowabunga» y se disculpan continuamente antes de hacerlo, algo que a mi parecer es muy triste.
No es que sea una mala cinta, o la peor que hayamos visto en toda la era del cine, no rompe infancias y mucho menos es la peor película de las tortugas ninja en la historia, pero simplemente es tan plana que cae en el olvido prácticamente en cuanto sales de la sala. No puedo evitar ver una oportunidad de entretenimiento terriblemente desaprovechada por una película que, al mismo tiempo, se esfuerza demasiado y no se esfuerza lo suficiente.
