“Yo soy como ellos, no puedo dejarlos morir”

La fórmula está hecha, no hay más que inventar, la solución podría ser reinventarte, sin embargo, el lograr un éxito en taquilla y mostrar algo completamente novedoso es un riesgo que pocos directores están dispuestos a tomar. Con base en esto ¿Qué es Jurassic World: Fallen Kingdom? 

Al estar disfrutando de una película que viene encaminada de una saga de mi eterno amor, me surgió una pregunta que retumba en la cabeza de cada crítico, entusiasta, podcaster, youtuber y amante del cine que exista en nuestro universo ¿Es suficiente para un éxito de taquilla tener trucos generados por computadora y dejar que la audiencia coma palomitas de maíz mientras las bestias muerden a los humanos? Probablemente la respuesta cambie dependiendo a quien le preguntes. Jurassic World: Fallen Kingdom está prácticamente garantizado como un verdadero monstruo de taquilla, sin embargo esto no evita que en partes la cinta se sienta un tanto vacía, como si careciera de esa alma que caracteriza a los mejores dinosaurios de la pantalla grande. Hace tres años, la reactivación de la franquicia con Jurassic World renovó de cierta manera nuestro afecto por las maravillas que Steven Spielberg logró con el Parque Jurásico de 1993. Pero esta secuela tiene la vibra superficial que proviene de los cineastas simplones que cínicamente creen que el público comprará cualquier cosa relacionada con un T. Rex, sin importar que tan mala sea la mercancía o sobrecalentada sea la trama. 

 

Hablando de eso, el guion de Derek Connolly y Colin Trevorrow (quien dirigió Jurassic World) le da al nuevo director J.A. Bayona (Lo Imposible) poco contenido valioso con el cual poder trabajar. La exposición pesa una tonelada, comenzando con Jeff Goldblum como el Dr. (Maestro y guru de los súper dinos) Malcolm advirtiendo al Congreso que es peligroso meterse con la Madre Naturaleza (Básicamente diciéndonos “no le jueguen al V”).  Los portentos continúan mientras todos tratan de lidiar con lo que sucede después de que los dinos se volvieron locos la última vez (2015) y los sobrevivientes cambiaban su estatus al modo de demandantes. En medio de este barullo sin sentido, un volcán entra en erupción en Isla Nublar, el sitio del parque frente a Costa Rica, el problema parece estar resuelto: freír en lava a todas las criaturas vivas de la isla. Y continuamos con las súper sorpresas, ya que algunos corazones benévolos quieren salvar a la especie. Incluyendo a la ex gerente del parque, Claire Dearing (Bryce Dallas Howard), que se cambia los tacones por un calzado más sensato para demostrar que habla en serio. Ella convence a su amor platónico, el conductista animal y encantador de dinosaurios Owen Grady (Chris Pratt), para que se una a la causa tocando a su verdadero amor Blue. 

Pero esto apenas comienza, ya que en un “giro inesperado”, Claire encuentra financiamiento para su odisea con Benjamin Lockwood (James Cromwell), el multimillonario que se asoció originalmente con John Hammond, con la idea es mover las criaturas restantes a otro santuario donde estarán a salvo. Pero no todo puede ser miel sobre hojuelas, ya que el asociado de Lockwood, Eli Mills (Rafe Spall) tiene planes de convertir a las bestias en armas y venderlas a traficantes en una subasta. 

Si ese ángulo de la historia parece intrigante en concepto, la realidad es que la ejecución es agotadora y un tanto frustrante. 

Después de una imagen conmovedora y un tanto inquietante de un dinosaurio varado en la isla aullando por quemarse en el muelle con la lava que va pisándole los talones, el Reino Caído se precipita de cabeza en un argumento barato de estereotipos prehistóricos encerrados en una mansión mordiendo, pegando, gruñendo y demás cosas comunes. 

La cinta va y viene entre un éxtasis de criaturas muy bien elaboradas y un argumento pobre que intenta dejar un mensaje pero que nunca es 100% claro, además debemos agregar escenas tal vez innecesarias de Claire y Owen intentando rescatar a Maisie (Isabella Sermon) nieta de Benjamin Lockwood del villano de la película. 

 

Una pregunta surge de todo esto ¿Por qué lanzar Pratt? Una rara estrella de cine con el sentido y carisma de travesura de un cómic reducirlo a un peón que corre por delante o por detrás de los dientes de cuanta criatura se le ponga enfrente. Posiblemente la respuesta se encuentra en la relación en pantalla entre él y Bryce, que definitivamente es de lo mejor del film, es encantadora y divertida, pero que no llena el vacío provocado por la superficialidad de la película. 

En resumidas cuentas, la cinta es un básica, sencilla y con grandiosos efectos especiales, los dinosaurios lucen fascinantes y las secuencias de acción son las necesarias, agregando la relación entre Pratt y Dallas, suman para tener una película que va a romper las taquillas, sin embargo, ya no tiene el encanto y el alma para provocarte el cambiar de profesión a paleontólogo, triste pero cierto. Lo seguro es… tenemos secuela asegurada y muchísimo dinero para los estudios, pero será que ¿se tiene que sacrificar el alma de una película para triunfar en Hollywood? 

 

Título original: Jurassic Worl: Fallen Kingdom

Director: J.A. Bayona

Fecha de estreno:  22 de junio 2018

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