En medio de las películas del verano donde vemos una gran cantidad de acción, violencia, héroes y seres fantásticos, se atraviesa una película de arte, que causó mucha polémica en Cannes y, aun así, el jurado presidido por Steven Spieldberg decidió darle a Amat Escalante, la presea a Mejor Director.

Y la mención que hace que veamos con cierta reserva la cinta (con el dato de, que el año pasado otro mexicano, Carlos Reygadas, lo había ganado Post Tenebras Lux), también nos hizo verla con cierto interés por la polémica que causó.

Heli, el personaje principal, es un joven que trabaja en una ensambladora de coches. Vive con su padre, casado, con un hijo y además vive con ellos su hermana menor que está en secundaria. La historia de ellos toma un turno turbulento cuando la hermana comienza a relacionarse con un cadete que, urgido por la calentura y cansado de la vida militar, decide cometer un hurto.

 

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Las consecuencias de dicho hurto, se ven retratadas en una vorágine violenta que Escalante, narra con algunas pausas, recurriendo en ratos a una violencia extremada y satírica, de hecho, la escena más polémica es una muestra sarcástica de la violencia subjetiva que cargan otros medios como los video juegos. Observar como toda esta escena nos muestra una violencia que trata de aleccionar a unos a continuar la chamba en algún momento y a otros a sufrir lo indecible con solo pensar lo que les espera. Lo cierto es que, mientras en Europa esto causó mucho escándalo, tristemente nuestra sociedad puede afirmar que eso es poco, comparado a lo que vemos en sitios como El Blog del Narco o los periódicos de noticias policiacas del norte del país.

La mejor parte de la cinta es sin duda el retrato de las heridas psicológicas que quedan, más que el daño causado físicamente, el trauma de ver que dichos daños pueden no tener arreglo jamás; que todo el entorno puede quedar completamente destrozado; el no poder ver a las personas de la misma manera y ver cómo incluso aquellos que crees podrían ayudarte y protegerte son los que te causan más daño o terminan queriendo sacar provecho de uno.

Es una crítica a la estructura social de nuestro país, pero no solo de los participantes de esta guerra que ha matado a miles estos últimos años, sino también a las estructuras educativas; a la pobre calidad moral con la que crecen y se desarrollan las personas; a las pocas esperanzas que hay en la gente que regirá nuestro futuro. Aún así, hay un dejo de esperanza, uno leve, uno que nos permite, por lo menos, desquitar nuestras frustraciones y matar una que otra preocupación.

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«Oiga, ¿cómo llegó a Monterrey?…» «Baje ese cañoncito y le explico con detalle…»

Claro, la cinta no se va perfecta, como toda cinta de este estilo, las tomas pueden ser en ratos exhaustivas para el cinéfilo promedio y la interpretación de las escenas puede ser desesperante para alguien que busca una cinta con una historia más simple y llena de agilidad visual. Aquellos que no aguanten el estilo europeo de filmar películas que directores como Reygadas han traído al país, mejor no intenten ver ésta película. El casting de personajes es realista pero puede ser incómodo para muchos. Hay escenas que son desagradables a la vista del cinéfilo promedio y otras que pudieron haber sobrado (como la de la detective), pero que sirven para reflejar aún más ese estado de frustración y violencia que queda.

Si tienen la oportunidad de verla y desean ver una visión violenta, angustiosa y realista de la violencia en nuestro país, no pierdan la oportunidad. Eso sí, no esperen otro Infierno, esa ya es «harina de otro costal».

Calificación: 8.5