El joven Krystian Ferrer, actor mexicano, nos sorprende nuevamente con un personaje que le queda al dedillo. Interpreta a Ramón en la película Guten Tag Ramón, dirigida y escrita por Jorge Ramírez Suárez (Conejo en la luna, 2014), en una co-producción entre Alemania y México.

Ramón, a sus 18 años y después de ser deportado en cinco ocasiones de Estados Unidos, opta por cambiar de miras y cruzar el océano. Buscará a la tía de un amigo que vive en Alemania, pero al no encontrarla, las frías calles se convierten en su hogar. Sin papeles, sin dinero e ignorante del idioma, Ramón lo lleva mal. Esto, hasta que conoce a Ruth (Ingeborg Schöner), una anciana que le ofrece un lugar para dormir y un trabajo, partiendo de la solidaridad. De a poco, Ramón se va acoplando a su realidad sin perder su identidad.

A diferencia de otras películas que han abordado el fenómeno de la migración hacia EEUU, Guten Tag Ramón abunda en los aspectos humanos y emocionales de sus personajes. Las mismas condiciones que privarían entre cada caso, porque hablamos de sociedades distintas, hacen que nos percatemos de que los estereotipos nos dañan, de que el ser humano es tan variopinto que no puede ser categorizado sin arriesgarnos a caer en el error. Uno podría pensar que los alemanes, por sus antecedentes históricos, son todos ultra-derechistas y fascistas; pero las cosas no son así, ni allá, ni en EEUU, ni en ninguna parte. Habrán grupos de personas que se manifiesten abiertamente en contra de la migración, como pasa principalmente en España y en EEUU, pero también están los que entienden el fenómeno y las razones por las cuales se da. Finalmente, el ser humano tiene derecho a la felicidad, y a buscar los medios para hacerse de una vida digna; y es justamente de lo que va esta película: de un migrante mexicano que después de hacer el viaje arreglándolo todo, debe encontrar una forma de sobrevivir, y de esa gente bondadosa que sin obligación alguna y de todo corazón, decide ayudar, porque lo que ve no es un «ilegal», un indocumentado, un sin papeles: ven a un ser humano.

Guten Tag Ramón es una opción muy refrescante y genuina. Utiliza un lenguaje natural, auténtico. La historia está muy bien contada y avanza con constancia. Desde lo audiovisual, integra hermosas tomas del desierto mexicano y del paisaje urbano alemán, y es acompañada, diestramente, por la música.

Guten Tag Ramón, aunque predecible, es encantadora. Te atrapa y no deja escapar, todo gracias a sus destacables actuaciones. Kristyan Ferrer nos demuestra que se encuentra a la altura de los grandes actores, y la protagonista femenina, Ingeborg Schöner, nos roba el corazón. Juntos logran crear algo que, sobre todo en el cine, vale la pena atesorar: magia. Esa magia que ha estado ausente en las producciones mexicanas, no porque no exista, sino porque los recursos terminan siendo presupuesto de refritos absolutamente innecesarios. Es una muestra de que México tiene talento, y que bien incentivado, pueden lograrse grandes cosas. También demuestra de que una buena historia no necesita de una gran producción.

Si hubiera que ofrecerle una calificación a esta película, sería un 8, debido a evidentes fallas en el guión y alguno que otro cliché que parece completamente gratuito. ¿Será que acaso los alemanes no saben que los mexicanos comemos chile y tomamos tequila? Y si lo saben ¿para qué incluirlo? ¿Será que la juventud de Ramón lo hace actuar de forma inconsciente? Posiblemente.