En 1954, Ishiro Honda dirigió una cinta de terror sobre una criatura gigantesca originada con poderes atómicos que literalmente arrasó con Tokio, Godzilla, agregando los detalles que un monstruo gigante podría provocar: destrucción, muerte y la consabida reacción del ejército japonés para tratar de salvar lo poco que queda.

60 años después Godzilla vuelve, esta vez de la mano de Gareth Edwards, un director que se anota su segunda película en su carrera (la primera fue Monsters, sobre una pareja que intenta cruzar nuestro país atestado de monstruos) y que intenta por segunda vez reproducir en occidente el fenómeno del Rey de los Monstruos, tras el intento fallido de Ronald Emmerich en 1998 (Toho ha adoptado a ese engendro como un monstruo distinto a Godzilla por cierto). ¿Cómo nos pareció ésta cinta?

La cinta nos cuenta cómo una nueva amenaza se cierne sobre la humanidad, una que se resume en las palabras de Joe Brody (Bryan Cranston) «puede mandarnos de vuelta a la Edad de Piedra», dicha amenaza se relacionará mucho con Joe y su familia, especialmente con su hijo Ford (Aaron Taylor-Johnson), quienes intentarán hacer lo posible para evitar que dicha amenaza acabe con la humanidad. Algo que involucrará al ejército americano y monstruos gigantes, los ingredientes perfectos de la destrucción.

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Cuando Godzilla aparece en pantalla literalmente toma toda la película.

La cinta la podría dividir en tres partes, una donde domina muy bien el drama que liderean Ken Watanabe y Bryan Cranston y que construye desde el intro todo lo necesario para ponernos tensos con todo lo que viene en camino, una segunda parte que nos da unas probaditas de lo que traerá la tercera parte que es, en todo sentido, monstruosa.

Godzilla es sin duda monstruoso, majestuoso, es disfrutable el trabajo de los efectos especiales en la animación del monstruo en los momentos que aparece en batalla, realmente valen el boleto. También el uso de los efectos visuales y de sonido en todos los efectos colaterales y en los enemigos del Rey de los Monstruos son geniales. En todo momento se sentirá dicha tensión por el elemento que conduce la cinta, lo cual realmente se disfruta.

En lo que falla es en dos cosas, una es que los actores no son tan efectivos. Con la excepción de Ken Watanabe y Bryan Cranston, que lucen bien plantados en sus papeles, sobretodo en el primer acto. el resto de los personajes lucen un tanto de adorno, incluso el personaje conductor, el de Aaron Taylor-Johnson carece de solidez, pero no se le puede exigir mucho cuando es el hombre de acción.

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Bryan Cranston logra una actuación sólida en el filme.

El otro aspecto que sí me molestó fue lo que llamo «generar pausas», esos momentos en el que parece que ya se está armando algo muy bueno y de pronto pausa, un momento que mata un poco la intención de la cinta; Edwards intenta dar suspenso, pero mata de pronto la intención de la escena al querer hablar de otro ángulo del evento. Peca un poco la novatez ahí y hasta llego a pensar que su intención hace que la cinta peligre a asemejarse con una cinta de Michael Bay que involucra robots gigantes, pero cuando nos mete de lleno a la acción, rescata la cinta.

Para comparaciones, puedo decir que Godzilla supera muchísimo al chiste de Emmerich en 1998, aunque no supera lo logrado por Honda en 1954. La nueva cinta de Godzilla logra una gran aproximación al feeling de una película típica del género kaiju. Si ustedes son fans, identificarán rápido los elementos y aunque uno dirá «¿Tenía que estar tanto rato el ejército?», pónganse a pensar en su anime o cinta favorita de sentai o kaiju y se darán cuenta que es un episodio alargado de dicha serie, lo cual no es malo. Si les gustan estos géneros disfrutarán la acción y la forma en que se generó la historia.

Godzilla es un monstruoso contendiente para ser la mejor película de la temporada y es la mejor opción que tiene el cine que ya está empezando a estrenar sus mejores armas para atraer la atención de los cinéfilos en los próximos meses.

Calificación: 8