“¡Síganme y serán libres!” 2014 ha marcado el resurgimiento del Antiguo Testamento en el cine. Después de que Darren Aronofsky fuera al Génesis para darle rienda suelta a Noé, Ridley Scott se mueve hacia el libro del Éxodo para revisitar la historia de Moisés. Éxodo intenta ser la respuesta de este siglo para Cecil B. DeMille con Los Diez Mandamientos, y aunque intenta ser un poco más controvertido, no alcanza para lograr un peldaño en la historia del cine. Una cinta que luce espectacularmente filmada e intermitentemente bien actuada, es lo que nos ofrece Scott, con tintes de haber querido ir más lejos, pero no lo pudo lograr.
El director Ridley Scott no quiere contar el inicio de la vida del liberador del pueblo hebreo con sumo detalle, es por esto que nos sumerge directamente en la historia con Moisés (Christian Bale) ya como un adulto en la corte real. Así como lo pudimos ver en Gladiador (la más exitosa de la cintas de Ridley Scott), que comenzó esbozando la rivalidad entre el hijo del emperador y su guerrero favorito. Aquí el Faraón, interpretado por John Turturro, prefiere a su hijo adoptivo Moisés que a su propio hijo Ramsés. Este torturante drama familiar se realizó de una manera mucho más cuidada en Gladiador con Russell Crowe, Joaquin Phoenix y Richard Harris. Aquí, a pesar de un exceso de rímel, Turturro no impacta como el máximo dirigente en el antiguo Egipto.
Gracias a una escena temprana de batalla contra los hititas, que sugiere de inmediato que Moisés es el guerrero superior y que Ramsés se sentirá intimidado por esto y tendrá que tomar cartas en el asunto en el momento que tome el trono de Egipto, la película empieza a mostrar sus desaciertos en el guión. El problema inicia al no fortalecer el vínculo entre Moises y Ramses desde las primeras escenas, por lo que la película tropieza de inmediato. El guión no es capaz de crear una elegante narrativa a partir del texto bíblico. En ocasiones se torna simplón y sin sentido, un verdadero problema para una historia tan épica.
Moisés, al ser revelada su verdadera identidad, es desterrado y de una manera muy sencilla y sin complicaciones aparentes encuentra una bella esposa y una casa bastante cómoda en un pueblo remoto, donde tiene descendencia. Pero su destino lo llama, después de un accidente, se encuentra casualmente con la famosa zarza en llamas y es abordado por Dios para dirigir a su pueblo esclavizado. Es aquí donde la cinta quiere verse sumamente controvertida, mostrando un Dios iracundo, vengativo y berrinchudo; a lo que se podría argumentar que esto es el reflejo del Dios del Antiguo Testamento. Aunque esto puede ofender a algunos espectadores, en realidad es mucho más interesante que encontrar a la figura bondadosa y reflexiva que estamos acostumbrados.
La película llega a su punto máximo en la secuencia del recuento de las 10 plagas. Los cocodrilos salvajes no estaban en el Antiguo Testamento, pero a medida que atacan a los humanos, así como a los peces, hacen que se recubra de sangre el Nilo, que al menos es una explicación ingeniosa de cómo el río podría haberse convertido en sangre, pero al final son explicaciones que nadie necesita y que en un instante, al llegar el resto de las plagas, deja de tener importancia.
La persecución final hasta el Mar Rojo es espectacular. Para esto, la explicación que plantea Scott es sumamente más atractiva. Con una interpretación algo más creíble de cómo el pueblo hebreo cruza el mar antes de una tormenta monumental que es visualmente emocionante. La película desde mi punto de vista debería haber terminado ahí, pero Scott y los escritores parecen haberse sentido con la obligación de incluir algunas de las partes posteriores de la historia; algo que rompe completamente con lo que veníamos disfrutando, un abrupto cambio de tiempo y de ritmo hace que al final no te sientas conforme con lo que acabaste de visualizar.
Después de tener dos grandes producciones bíblicas en el año, nos damos cuenta que hacer estas historias no es algo sencillo, las interpretaciones y explicaciones pueden ser demasiado burdas o tan lógicas que rompen con las historias, el darle tu propio estilo y conservar el tono épico es una tarea de proporciones bíblicas, y en este aspecto Éxodo: Dioses y Reyes es una cinta entretenida y con grandes despliegues visuales, pero que no quedará en corazón de los amantes de este género.
Título original: Exodus: Gods and Kings
Director: Ridley Scott
Duración: 2 hr. 22 min.
Fecha de estreno: 4 de diciembre de 2014