Hace un par de años una comedia llena de estereotipos clasistas pegó con tubo en los cines mexicanos, una comedia sobre una familia de gente de clase alta que se quedan de pronto sin dinero y se ven obligados a trabajar. De esa cinta destacaron dos actores, Luis Gerardo Méndez y Karla Souza. De Karla podemos afirmar que su carrera ha ido en crecimiento al conseguir un papel muy importante en la serie de televisión How to Get Away With Murder? que ha tenido mucho éxito en los Estados Unidos y quien tiene televisión sabe bien que su sonrisa es inevitable verla en los comerciales de la pasta dental mas vendida del mundo. Es entonces cuando llega una nueva comedia que intenta emular el éxito de Nosotros los Nobles, ¿Qué Culpa Tiene el Niño?, donde Souza alterna con Ricardo Abarca (Cumbia Ninja), Jesús Ochoa (Asesino en Serio) y Mara Escalante (María de Todos los Ángeles), entre otros actores con la dirección de Gustavo Loza (Atlético San Pancho).  ¿A qué tanto llegará acercarse esta cinta?

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Cuando la fiesta queda fuera de control, esperen cualquier cosa. Cualquier cosa.

Tras una fiesta de proporciones desenfrenadas, Maru (Souza) queda embarazada, pronto todo apunta a que un muchacho de 21 años, desempleado y sin estudios llamado Renato (Abarca) que decide tomar responsabilidad, entre lo guapa que está Maru y los malos consejos de su mejor amigo. Aunque Maru no desea al niño, pronto las presiones sociales empezarán a causar enredos que marcarán todo el embarazo. Aunque no toma el concepto completamente, la historia la hemos visto en muchas telenovelas y películas, especialmente El Inocente, cinta que protagonizaron Pedro Infante y Silvia Pinal en los cincuenta y Alberto Vázquez y Angélica María. Claro, en las dos versiones y en esta cinta exploramos lo mismo: una aventura sexual que orilla a que la pareja, quiera o no, afronte las consecuencias y, encima de eso, la pareja es de clases sociales diferentes.

Pero estamos en el siglo XXI, y aquí vemos ese tono «millennial» en el que la historia tiene dando buenos giros en este enredo, como el personaje de Maru que luce mas independiente y decidida que las chicas de las dos películas anteriores, incluso con un trabajo exitoso y una vida bien elaborada, nada que ver con su contra parte quien, pese a todo, también aprende su lección. En todo caso, van al mismo final. Total, es una comedia romántica de enredos, ¿no?

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…de un lado tenemos a la familia rica y conservadora de Maru…

Otro detalle es ese clasismo del que tanto nos gusta reír -y llorar, a veces- que tan bien se usó en Nosotros los Nobles, es inevitable ver los estereotipos comunes de ricos y pobres en nuestro país. Del senador prepotente, corrupto, pero consciente de que las redes sociales lo pueden acabar bien retratado por Jesús Ochoa, hasta la clásica habitante de la Ciudad de México de edad madura, que viste de manera extravagante y que, en pocas palabras, es Mara Escalante siendo Mara Escalante.

Al grado de que una frase resume todo…

«… de este lado sirves champán… de este otro lado tepache…»

Y veremos todos los personajes típicos, la madre rica persignada y dramática, las insoportables amiguitas de Maru, el pacheco amigo de Renato, el guarura con corazón de oro, las turistas cachondas y hasta El Diablito de Telehit. ¿Qué mas pueden pedir de la sociedad mexicana en esta comedia?

La historia, en todo caso, sabe manipular muy bien a su audiencia, con momentos cómicos que no se agotan, ni siquiera cuando pensamos que la película se acabó, hasta esos momentos románticos y conmovedores con los que se sabe amarrar bien una comedia, de esas que invitan a abrazar la almohada, sacar la lágrima y comer helado.

Las actuaciones son buenas, robándose Jesús Ochoa sus escenas, sobretodo cuando trata inútilmente de aplacar el escándalo resultante y ya no se diga de Mara Escalante, quien disfruta sus actuaciones como Doña Lucha. Sabe lo que va a ver, si no la soportan, es seguro que querrán que pase rápido la cinta. Tampoco descarten las escenas que Biassini Segura, como «El Cadáver«, nos da en la película, generando las escenas más disparatadas de la cinta.

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Del otro lado a la Teso… perdón la mamá de Renato.

De Karla Souza puedo afirmar que, variantes o no, es su personaje más complicado que la chica bien que hizo en Nosotros los Nobles, un personaje del que nos divertimos de sus defectos, pero que tiene más los pies en la tierra, lo que nos permite disfrutar de ver como intenta meter seriedad a una situación tan difícil como es un embarazo no deseado. Además, refleja buena química con Ricardo Abarca quien sabe manejar bien a su personaje, uno que se parte literalmente en dos en una escena y que sabe llevar a buen puerto su trama.

De los aspectos técnicos, subrayo una fotografía aceptable, sobretodo cuando el director decide jugar con una de esas cámaras caseras antiguas para filmar un vídeo casero que funciona muy bien, una banda sonora que combina igual música moderna (el tema electrónico que subraya la fiesta y los créditos es muy bueno), con canciones más viejitas (vaya, hasta El Chiquitere se oye), además de un hilarante fondo musical en varias escenas que sabe resaltar bien los tonos cómicos de algunas escenas.

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Lleno de estereotipos que te harán reír o… estar un rato serio.

Otro detalle que me encantó fue la parte de los créditos, una animación que va retratando los mejores momentos de la película, un tanto similar a lo visto en Nosotros los Nobles.

Es probable que muchos vean esta cinta como una simple opción a las cintas americanas taquilleras, pero creo que es una excelente opción de lo que poco que hemos visto del cine mexicano este año. Una opción divertida y donde disfrutaremos mucho ver de nuevo a Karla Souza en «enredos clasistas». Sí, de estas cintas de las que hasta «Nosotros los pobres» sabemos reír. No es de las cintas que recibirán premios pero que vale la pena dar la vuelta al cine.

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