¿Hasta dónde será capaz un muchacho tímido por defender a la chica que está provocando un tremendo cambio de su vida aunque esté claro y demostrado que no es nada de este mundo?
Basado en un cuento corto de Neil Gailman, tenemos una cinta bastante inusual para colocar en la cartelera, Cómo Enamorar a una Chica Punk (How to Talk with Girls at Parties), la cual cuenta con la dirección de John Cameron Mitchell (Hedwig and the Angry Inch) y que tiene las actuaciones de Alex Sharp (To the Bone), Elle Fanning (Super 8), Nicole Kidman (Moulin Rouge) y Ruth Wilson (El Llanero Solitario) entre otros actores.
Tres jóvenes que gustan de escuchar música punk y de colarse a los conciertos y fiestas que se organizan en un peligroso barrio en Londres a finales de la década de los setenta, se cuelan en la fiesta equivocada que resulta ser en realidad una reunión de extraterrestres. Durante la fiesta Enn, uno de los chicos, conoce a Zan, una chica rebelde que pronto encuentra curiosidad en la actitud rebelde de los punks y se terminan enamorando para terminar provocando un caótico conflicto entre punks y extraterrestres.
Si hay algo que me gusta ver retratado en el cine es el perfil de los que siguieron el movimiento punk en la década de los setenta, con esa sensación anárquica que su música tiene, sus gustos extraños por la ropa, los adornos y los peinados. Del otro lado, era interesante ver a dónde llevaría el director la historia, considerando que su cinta Hedwig and the Angry Inch, una historia que igual canta al heavy metal y a la diversidad sexual, había sido una excelente pieza cinematográfica.
Y de pronto las comparaciones con otras piezas inspiradas en la época son inevitables, ahí tenemos la cinta sueca Somos lo Mejor o la irlandesa Sing Street: Vive el Momento, cada una contando una historia de esta loca época de la música popular en Europa. ¿Qué intenta entonces Mitchell en esta película?
Al incorporar los detalles del cuento de Gailman, vemos una historia que de pronto mezcla un poco de la estética fílmica del cine de ciencia ficción de los setenta, donde la imaginación pre-Star Wars de pronto toma el primer plano, con trajes extravagantes pegados a la piel, extraños comportamientos que realmente parecen fuera de este mundo y una historia que igual coquetea con las películas tipo B, con Romeo y Julieta y con una banda sonora explosiva y extraña al mismo tiempo.
Sin embargo, el problema que encuentro con la cinta es que el director intenta contar tantas cosas y tan poco a la vez, si bien trata de mantener el contexto de la relación extraña, pero romántica que hay entre Enn y Zan, el intento desesperado del director de mostrar qué era el Punk y el por qué no funcionaba, aunado a la extraña explicación del comportamiento de los extraterrestres hacen que la cinta sea sumamente confusa, casi al punto de querer pedirle al director y a los productores un poco de lo que se metieron al cuerpo para entender toda la trama.
Es una historia que pudo haberse contado de una manera más sencilla, con unos toques de ciencia ficción dignos de cinta de los ochenta y algunos detalles excéntricos que guiñan con El Show de Horror de Rocky y que a la postre si lo dejan a uno preguntándose qué rayos fue lo que había visto, al grado que incluso pueden ser usados para bromear un poco con otros que hayan visto el filme, si. Pese a ello tengo la sensación de que la cinta en su intento de ser bastante punk termina perdiendo poco a poco la sustancia punk en camino a un final predecible, quizá hasta absurdo.
Pese a eso hay actuaciones firmes como las de Alex Sharp y Elle Fanning quienes logran una química extraña, pero aferrada a lo que el guion les dicta, entre la extraterrestre que intenta probar todo lo que se pueda con su cuerpo y el joven punk que intenta entender lo que está pasando frente a sus ojos y dentro de su cabeza. De ahí tenemos a una Nicole Kidman que parece que viaja en el tiempo para robarle a David Bowie su ropa, película y maquillaje de la cinta Laberinto y quien se convierte en la contraparte de esa curiosidad por saber qué es el movimiento punk.
Quizá la cinta tenga algunos elementos que le ayudan a mantenerse en la curiosidad, el diseño de vestuario tan inspirado en las modas punk y en las cintas de ciencia ficción; su diseño de producción tan industrial de un lado y tan sideral del otro y lo que realmente pesa en la trama, una banda sonora donde la música punk y los experimentos musicales de los setenta contrastan en un combate musical que incluso se refleja en pantalla.
Si sienten curiosidad por lo que vieron en el tráiler, quizá la mejor introducción para ver hacia dónde va la cinta es escuchar su banda sonora donde tendrán la posibilidad de oír las canciones originales de bandas hechas para la cinta como The Dyschords, el extraño viajezote experimental de The Body Celestial o la banda Xiu Xiu quienes de pronto le «prestan» su voz a los actores principales de la cinta para la extraña canción de Eat me Alive, uno de los momentos más alucinantes que la película nos da.
Si superan la banda sonora, entonces estarán listos para ver una de las películas más extrañas del año y que seguramente si garantiza todo un viajezote fuera de los estrenos del verano, uno que los hará regresar a los setenta, tanto en historia como en la calidad de la trama y los efectos. Si, seguro será difícil entender lo que vieron en la pantalla al salir del cine.
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