Cuando en el año 2013, Disney anunció que registraría la frase «Día de los Muertos» como el posible título de la cinta que Pixar haría sobre el Día de Muertos, las comunidades latinas en Estados Unidos protestaron en las redes sociales, al grado que Disney abandonaría la idea en unos cuantos días, especialmente después de una caricatura hecha por Lalo Alcaraz en la cual ponía a Mickey Mouse en forma de esqueleto y con el tamaño de Godzilla.

Y suena interesante ver como el propio Alcaraz, dos años después sería llamado para dar asesorías de cultura mexicana sobre la producción ahora llamada Coco, la cual, a esas alturas ya venía con muchas más dudas que respuestas pues había pocas imágenes promocionales pero mantenía su temática sobre el Día de Muertos, temática que hizo triunfar a El Libro de la Vida el año anterior, al grado de quedar nominada al Oscar.

 

Miguel y Dante emprenderán un viaje mágico al Mundo de los Muertos

Finalmente tenemos Coco en nuestras salas de cine, incluso un mes antes que el estreno de la cinta en Estados Unidos (donde se estrenará en Día de Gracias), bajo la dirección de Lee Unkrich (ToyStory 3) y que cuenta con las voces en español de Gael García Bernal, el novel Luis Ángel Gómez Jaramillo, Marco Antonio Solís, Angélica María, Angélica Vale, Elena Poniatowska, César Costa, Xavier López «Chabelo», Ana de la Reguera, Trino, Ofelia Medina, «Chabelo«, Alex Lora, Andrés Bustamante y Víctor Trujillo entre otros muchos nombres importantes de la cultura popular mexicanas.

Miguel Rivera es un niño de 12 años, descendiente de una familia de zapateros que tiene una fuerte prohibición por la música. Sin embargo Miguel no solo quiere ser músico sino que idolatra a la estrella del pasado Ernesto de la Cruz. Tras tocar la guitarra de su estrella en la tumba, Miguel termina en la Tierra de los Muertos, donde tendrá la oportunidad de conocer a su estrella con la ayuda de Héctor, un ladrón que desea que pongan su imagen en un Altar de Muertos en el futuro.

Cuando tenemos que analizar Coco es inevitable hacer las comparaciones con El Libro de la Vida, pero está claro que las intenciones de la cinta dirigida por Jorge Gutiérrez fue un intento de hacer más fácil para la audiencia de Estados Unidos todo lo relacionado con el Día de Muertos, pero sin fijarse en las quejas que vendrían de las audiencias mexicanas como el hecho de escuchar canciones pop en inglés con mariachi o de hacer parecer a los personajes más españoles que mexicanos.

 

La familia de Miguel, especialmente la Abuelita, sostienen una fuerte prohibición a la música.

Estaba claro que Coco, al perseguir las mismas ideas que El Libro de la Vida, tenía que abordar la temática por otro lado y es entonces cuando, al comenzar la película ya estamos atrapados con una introducción que, adicional al hecho de escuchar el tema de Disney con mariachis y otros conjuntos de música típica mexicana, que es contada animando dibujos en papel picado, lo cual ya prácticamente comienza a someter al público y, antes de que empiece la animación de CGI, ya tiene al público mexicano a la mano.

La historia, más situada en nuestros días, nos permite ver muchos de los estereotipos mexicanos de ayer y ahora, donde no cae en ningún momento en el afán de ofender o hacer ver mal a los personajes, como el hermano mayor con su jersey de la selección nacional o la abuela adorable que mostrará su molestia si el nieto no acepta más tamales, y si, apenas estoy hablando del mundo de los vivos.

Cuando llegamos al excelentemente animado mundo de los muertos, sin meternos tanto en los aspectos religiosos, nos metemos en un México que combina la tradición con elementos modernos, donde se escuchan diferentes estilos musicales (desde el mariachi, hasta un DJ, seguramente cortesía del Instituto Mexicano del Sonido), donde vemos el gran reto de los animadores de animar a las almas residentes en el mundo de los muertos, porque estamos hablando de animar calaveras y hacerlas caminar, bailar, cantar…, con decir que hasta una figura recurrente del arte mexicano es atropellada frecuentemente en el nombre de la diversión.

 

Mamá Imelda, la matriarca de la familia y sobre quien se sostiene la prohibición de la música.

En cuanto al guión podemos notar que es una historia que parece sencilla, pero sabe manejar muy bien diferentes elementos emotivos que Pixar ha sabido tomar bien, algunos que me hicieron pensar un poco en Up!, otros en ToyStory 3 y hasta elementos de Wall-E. Una historia donde vemos que, salvo algunos detallitos culturales como los bien dibujados alebrijes, los creadores se dieron a la tarea de poder hacer una mitología más masticable del Día de Muertos para el público americano y que los mexicanos pudiéramos aceptar sin tanto problema.

De ahí tenemos el trabajo de doblaje, sin duda uno de los mayores retos que el director debió tener, pues el trabajo conjunto de Ricardo Tejedo y Raul Aldana en la dirección es un reto pues no solo debieron lidiar con un actor completamente nuevo en el trabajo, Luis Ángel Gómez Jaramillo, un guanajuatense que toma el personaje principal, sino también con una gran cantidad de star-talents, que por sí solos presumen fuertes credenciales en la cultura popular.

Y debo afirmar que, con el perdón de los actores de doblaje, Coco resulta ser un excelente trabajo en donde termina preocupándome más como va a quedar la película con las voces en inglés, con toda sinceridad. Luis Ángel Gómez sabe realizar muy bien su personaje de Miguel Rivera y logra darnos las emociones que pide su personaje, Gael García se oye divertido interpretando a Héctor, el segundo personaje importante en la historia y logra buena química con Miguel.

 

Ernesto de la Cruz, el ídolo de Miguel y su inspiración musical.

De ahí nos pasamos a un Marco Antonio Solís, que logra hacer de Ernesto de la Cruz, una extraña fusión entre Pedro Infante y Jorge Negrete, de quien logra no solo sostener su voz en forma hablada sino en forma cantada, su rendición de Recuérdame lo hace irreconocible y ahí es donde vemos un dueto formidable con Angélica Vale interpretando a Mamá Imelda cantando La Llorona.

Angélica Vale también sabe robarse las escenas cada vez que se pone en los huesitos (literalmente) de la autoritaria Mamá Imelda y que logra una gran cohesión con lo que su madre, Angélica María, logra interpretando a la severa pero tierna Abuelita (#LadyChancla).

De ahí cada uno de los actores que hacen sus cameos, breves o algo alargados son formidables, un Héctor Bonilla que hace a un par de gemelos que dan risa, Andrés Bustamante en una oficina de Encuentros Familiares, Víctor Trujillo haciendo a uno de los personajes más tristes de la cinta o incluso a Ofelia Medina interpretando a una parodia de uno de sus mejores personajes de su carrera.

Y el otro punto que resalta de esta película es la banda sonora, la cual combina un excelente trabajo de Michael Giachinno (el mejor compositor que ha pasado por Pixar), las canciones compuestas por Robert Lopez y Kristen Anderson-Lopez y una formidable adaptación de la canción principal, Recuérdame, al español, una tonada sencilla pero que se oye en diferentes entornos, la cual puede llevarnos de la alegría, a la nostalgia o a hacernos soltar las de cocodrilo. Cuando vemos que una canción así logra diferentes sentimientos, creo que tenemos una gran candidata a Mejor Canción Original. ¿Dudas? Busquen la banda sonora en Spotify y si no han visto la cinta oigan las diferentes versiones de Recuérdame y se darán cuenta de su versatilidad.

 

¿Logrará Miguel sobrevivir al viaje mágico al Mundo de los Muertos?

Curiosamente, la gran competencia de Coco por esta categoría, la escucharán en el corto previo, La Aventura Congelada de Olaf, la cual tiene canciones nuevas en el cancionero de Frozen y de las cuales podrían colarse una o dos en la pelea por el Oscar. Sin embargo, de este corto navideño, vemos muchas debilidades, por un lado el hecho de que, por cada acción que hacen en la cinta hay una canción, y que en lo que avanza la historia ya estás agotado de las canciones. Esperemos que la audiencia de Coco haya visto Frozen antes, de otro modo, si conviene llegar un poco tarde al cine.

Pero el plato principal, Coco, es una de las mejores películas mexicanas que no hayan sido hechas en México, un excelente acercamiento de los Estados Unidos a la cultura mexicana, tan bien hecha que hasta me temo que tendrá más éxito en Latinoamérica que en los Estados Unidos. Aún así es una cinta a la que perdono el apropiamiento cultural, si esto significa que acerque a más niños de nuestro tiempo a las tradiciones de nuestro país.

 

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